Campaña del Desierto

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La Conquista del Desierto según Blanes,[1] óleo en el Museo Histórico Nacional.

Campaña del Desierto o Conquista del Desierto es el nombre que se dio a la campaña militar encabezada por el general Julio Argentino Roca contra los indígenas de la Patagonia entre 1876 y 1879.


Apropiación de las tierras indígenas

En Historia de la Crueldad Argentina, compilación de artículos sobre Julio Argentino Roca y su ideario, se afirma:

La llamada «Conquista del Desierto» sirvió para que entre 1876 y 1903, es decir en 27 años, el Estado regalase o vendiese por moneditas 41.787.023 hectáreas a 1843 terratenientes vinculados estrechamente por lazos económicos y/o familiares a los diferentes gobiernos que se sucedieron en aquel período. Sesenta y siete propietarios pasaron a ser dueños de 6.062.000 hectáreas. Entre ellos se destacaban 24 familias patricias que recibieron parcelas que oscilaban entre las 200.000 hectáreas de los Luro a las 2.500.000 obtenidas por Martínez de Hoz... la concentración de la propiedad se fue acentuando y hacia la década de 1920, concluido ya el proceso de formación de la propiedad rural, solamente 50 familias eran propietarias de más de 4 millones de hectáreas en la provincia de Buenos Aires... Los ganadores se quedaron con las tierras. El general Roca mismo recibió 65 mil hectáreas como botín de guerra. Hubo campos para los otros generales y oficiales y para los estancieros y comerciantes que habían financiado la matanza.

Contexto internacional

Campaña chilena de ocupación de la Araucanía.

Rol de los científicos

Francisco Pascasio Moreno, uno de los pocos científicos argentinos de la época que conocía bien tanto las tierras como los habitantes patagónicos, escribió:

Estas predisposiciones amistosas de los indios me hacían deducir lo fácil que hubiera sido formar una comisión de aborígenes buenos, bien relacionados en las tolderías andinas, con cuyos consejos estos se hubieran sometido a la autoridad nacional. Se prefirió a ese temperamento, que no dejé de aconsejar desde 1875, el argumento del Remington, y de ahí la destrucción de muchos miles de vidas útiles.

Muy distintas fueron, en cambio, las opiniones de los tecnólogos militares que acompañaron la expedición de Roca. Los siguientes son párrafos de la Introducción al tomo I del Informe Oficial de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor General de la Expedición al Río Negro (Patagonia), escritos por D. A. Ebelot, que ilustran acabadamente los valores, premisas y objetivos de la Campaña del Desierto.

supresión de los indios ladrones que ocupaban el Sur de nuestro territorio y asolaban sus distritos fronterizos. Los tehuelches y araucanos (origen de los mapuches del lado oriental de los Andes) ocupaban esos territorios más de 10.000 años antes que los conquistadores españoles.
una nación vigorosa (...) cruelmente herida en su desarrollo y su fortuna, por un puñado de malvados. Se considera lo económico como valor central, y como malvados a los que obstaculizan la adquisición de fortuna. Se reconoce después, sin embargo, que tal vez no sea mala disposición sino malos hábitos culturales.
Para hacerse sentir con facilidad y provecho a tanta distancia, la acción del Gobierno central debe ejercerse sobre aglomeraciones compactas cuya índole y cuyas ocupaciones ordinarias sean exactamente lo contrario de las costumbres vagabundas de los nómades que vendrán a reemplazar.
No se ha hecho nunca una estadística exacta de las depredaciones de los salvajes, de los valiosos intereses destruidos anualmente por ellos, sin contar las vidas sacrificadas.
No solamente atacaban en sus fuentes la principal industria del país y el más rico elemento de su prosperidad, la ganadería; no solamente contribuían a disminuir a la entrada o, después de entrada, a estancar inútilmente en las ciudades la corriente de la inmigración extranjera; comprometían el crédito exterior del Gobierno Nacional. La ganadería era en esa época la principal exportadora de productos. Se realza nuevamente el valor económico. La radicación de los inmigrantes en las grandes ciudades no se debía a los malones indígenas sino a la estructura de tenencia de la tierra en esa época. En cuanto al crédito, no hay evidencias de que estos últimos influyeran en la obtención de créditos externos, siempre escasos en monto y altos en interés para todos los países no industrializados de la época.
En cuanto a Chile, (...) cierto gremio de sus comerciantes mantenía con los indios de este lado de los Andes relaciones de entrañable amistad. La captura de ganados sueltos por los malones araucanos era fomentada por la existencia del nercado chileno. El tema estaba también estrechamente vinculado a la no resuelta cuestión de límites con Chile y la existencia de pasos fáciles de la cordillera en la región patagónica, extremedamente peligrosos en caso de guerra. Esto se expresa claramente en el fragmento siguiente.
La ocupación del río Negro y del Neuquén ha tenido como consecuencia inmediata el cambio completo de las situaciones estratégicas de ambos pueblos. Las facilidades que presenta el valle del río Negro para la marcha de un ejército no es ya un peligro para la República Argentina, y sería todo lo contrario para Chile que presentaría un flanco abierto, si la cuestión de límites tuviera que ventilarse a cañonazos.
elevados intereses de progreso interior y de influencia exterior que se encontraban ligados con las cabalgatas de unos cuantos nómades resueltos a no pedir sino al robo sus medios de subsistencia. El concepto de progreso, indisolublemente ligado al de rentabilidad, ha servido frecuentemente para la legitimación de conquistas. Tal vez era aplicable el concepto de robo al arreo de los ganados cimarrones no marcados, seguramente al de los ganados en corral, pero la tradición cultural de los aborígenes pampeanos los consideraba a todos legítimas presas de caza, no apropiables por particulares.
la campaña se ha realizado en completa conformidad con las instrucciones distribuidas, y más bien con la tranquila regularidad de un experimento de física organizado en un laboratorio. Se enfatiza aquí, como en muchos otros párrafos del texto no transcriptos, la superioridad intelectual de los militares argentinos, en especial del Gral. Roca.
Era necesario conquistar real y eficazmente esas 15.000 leguas (cuadradas) , limpiarlas de indios de un modo tan absoluto, tan incuestionable, que la más asustadiza de las asustadizas cosas del mundo, el capital destinado a vivificar las empresas de ganadería y agricultura, tuviera él mismo que tributar homenaje a la evidencia, que no experimentase recelo en lanzarse sobre las huellas del ejército expedicionario y sellar la toma de posesión por el hombre civilizado de tan dilatadas comarcas. Se refirma una vez más el interés principal, el económico; se explicita además el modelo a seguir para su usufructo: el capitalista.
el resultado ha probado que era hacedero, y aun fácil, el extirpar los indios, hasta el último, de la zona que se quería agregar a las posesiones de la República. Entre las estrategias militares de Roca se incluía la eliminación de todos los refugios y lugares de abastecimiento de agua de las tribus de la zona, para obligarlos a rendirse o emigrar.
Del análisis geológico que acabamos de hacer, se deduce toda la economía del plan militar adoptado y se hacen palpables los motivos del éxito que ha coronado las operaciones de guerra. Este análisis, ¿fue anterior o posterior a la campaña?
la superioridad intelectual, la actividad y la ilustración, que ensanchan los horizontes del porvenir y hacen brotar nuevas fuentes de producción para la humanidad, son los mejores títulos para el dominio de las tierras nuevas. Precisamente al amparo de estos principios, se han quitado éstas a la raza estéril que las ocupaba. La legitimación de las conquistas pasa, como es habitual, por ensalzar a los conquistadores. En este caso, tampoco más novedoso en la era del positivismo, se suma a las tecnologías superiores el saber científico.

En la última parte del texto, donde se plantean los desafíos de hacer producir las tierras conquistadas, se plantean necesidades que todavía hoy, más de 130 años después, todavìa no han sido satisfechas, como la transformación del río Negro en una vía principal de transporte y el buen aprovechamiento del puerto de ultramar de San Antonio. Lo mismo sucede con la comunicación ferroviaria con el Pacífico, cuando se afirma:

Si los americanos del Sur deben dar algún día al universo el grandioso espectáculo que le han dado los Estados Unidos, ligando el Pacífico con el Atlántico por medio de un ferrocarril, es indiscutible que, sino la única, a lo menos la más corta y menos costosa vía férrea que realizará el pensamiento arrancará del Puerto San Antonio y se alejará poco en su trayecto del valle del río Negro, cuyos elementos de prosperidad aprovechará decuplándolos.

Fuentes

Fuentes generales