Políticas del Banco Mundial en Argentina

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En este artículo sobre las políticas del Banco Mundial en Argentina se describen las principales etapas por las que pasaron. En 1961 el Banco Mundial (BM) otorgó el primer préstamo al gobierno argentino. Durante los años subsiguientes el contacto del BM con el país será esporádico.


Introducción

A través de los medios de comunicación social se fue inculcando la idea de que la única manera de superar la crisis económica era la toma de créditos de los organismos financieros internacionales. Tuvo un rol importante en esta tarea un grupo de jóvenes economistas formados en Estados Unidos bajo la impronta ideológica del neoliberalismo, los que ocuparían sucesivamente cargos importantes en el Ministerio de Economía de la Nación. Sus nombres se dan en el período donde tuvieron su mayor actividad.

Entre 1961 y 1994 el Banco Mundial le prestó a la Argentina 8.741 millones, de los cuales 3600 fueron otorgados desde 1989. Es decir, que de los 33 años analizados, el 41% de los créditos fueron otorgados en los últimos 5 años (Informe Anual del Banco Mundial sobre Argentina, 1994).

1976-1983

Disuadir la sustitución de importaciones mediante el desmantelamiento del aparato productivo industrial y la reprimarización de las actividades productivas.

1983-1989

El primer ministro de Economía del gobierno democráticamente electo de Raúl Ricardo Alfonsín (1983), el keynesiano Bernardo Grinspun, resistió las presiones del FMI, a lo que se atribuye su renuncia luego de poco más de un año de gestión (del 10 de diciembre de 1983 al 18 de febrero de 1985). La asunción de Juan Vital Sourrouille, un reconocido experto en cuentas públicas, como nuevo Ministro de Economía señala el comienzo de relaciones estrechas con los organismos internacionales de crédito. A fines de 1984 comienzan los primeros análisis del BM para diagnosticar las necesidades del país y en 1986 se terminan de definir las prioridades, la principal de las cuales fue la Reforma del Estado. El organismo planteaba el saneamiento fiscal del sector público mediante el mejoramiento y control de las aduanas, los programas de inversión del Ministerio de Obras y Servicios Públicos y la gestión de las empresas públicas.

A fines de 1987 la Argentina solicitó varios préstamos, muchos de los cuales no fueron otorgados por falta de acuerdo con el BM. La decisión del banco se fundamentó en el incumplimiento del control fiscal y de las reformas estructurales comprometidas por el gobierno argentino, como las de “desregulación” y “desmonopolización” de los servicios públicos. Las negociaciones para la venta parcial de las compañías estatales de teléfonos y aviación, que recién se concretaron durante el gobierno de Menem, eran requisito ineludible para el otorgamiento de préstamos. El FMI anunció la suspensión del préstamo stand-by y los bancos privados suspendieron préstamos que ya tenían otorgados.

La política del BM de fines de la década de 1980 expresa la profundización de los intereses de Estados Unidos en el tercer mundo a partir del triunfo de Ronald Reagan en 1981 y el cambio de su política exterior en favor de la captura de recursos estratégicos y los intereses de sus transnacionales. Son elocuentes en este sentido las palabras del secretario adjunto del Tesoro de los Estados Unidos (1977-80) y miembro importante de la Comisión Trilateral, cuando afirmaba que el Banco Mundial debía orientar sus esfuerzos hacia el alivio de la deuda y abandonar los proyectos de infraestructura a los que contribuyó durante sus 40 años de vida. Preocupaba que los países subdesarrollados disminuyeran sus importaciones, lo que hubiera sido perjudicial para Estados Unidos. Ante esta situación, sugiere un cambio de rumbo en las políticas del Banco Mundial para:

  1. Aumentar sus préstamos a los gobiernos nacionales debilitados.
  2. Administrar sus activos de forma más creativa para financiar esos mayores préstamos.
  3. Conseguir que las naciones con superávit, en particular Japón y Alemania Federal, aportaran una parte mayor del aumento de capital solicitado.

El secretario del Tesoro de EEUU durante la gestión Reagan sostenía en esa misma época que el Banco Mundial era un aliado estratégico de su país, con la ventaja adicional de que los dólares allí depositados rendían mucho más que los gastos en ayuda bilateral. El objetivo era condicionar y forzar políticas de ajuste estructural, previo desmantelamiento del aparato productivo y de la burocracia capaz de pensarlo y desarrollarlo, para que las empresas estadounidenses pudieran controlar los recursos estratégicos de los países de interés.

1990-1996

Carlos Fernández, Viceministro de Economía del Gobierno de Menem, egresó de la Universidad de Chicago y fue fundador del Centro de Estudios Macroeconómicos (CEMA), centro neoliberal de referencia en el estudio de la economía argentina. Roque Fernández, Ministro de Economía de Menem, egresó de la Universidad de Chicago, y fue también fundador del CEMA. Ricardo López Murphy, que obtuvo una Maestría en Chicago,fue funcionario del gobierno militar encabezado por el General Videla y fundador de FIEL, otro de los grandes centros neoliberales de referencia en Argentina, gran formador y aportante de cuadros al gobierno menemista. Domingo Cavallo, Ministro de Economía de Menem, era egresado de Harvard y fundador de la Fundación Mediterránea, quizás la usina más importante del pensamiento neoliberal de la época. Los mencionados, de una lista mucho más extensa, son sólo los representantes emblemáticos del pensamiento “académico” neoliberal formados en el exterior que tuvieron una fuerte infl uencia en la toma de decisiones y, sobre todo, en la formación de lo que por aquel entonces representaban los futuros funcionarios.

Menem impuso programas de Reforma del Estado según el espíritu del Consenso de Washington, tendientes a:

  • privatizar todas las actividades de producción de bienes y de prestación de servicios —incluyendo la educación y la salud—,
  • reemplazo de mano de obra por capital,
  • permitir la libre extracción del territorio de recursos estratégicos.

1997-2010

A la Reforma del Estado se agregan obras de infraestructura, especialmente en el norte argentino, para

  • Promover las actividades agroexportadoras mediante construcción de carreteras, financiamiento de obras de riego y canales de drenajes para mejorar lel rendimiento de los cultivos,
  • brindar créditos para aumentar la competitividad de los pequeños y medianos productores y comunidades indígenas.

En este marco, el BM otorgó, a lo largo de los años 90, cuatro tipos de préstamos a través del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), destinados a

  1. programas sociales;
  2. infraestructura;
  3. ajuste estructural y
  4. asistencia técnica.

Todos ellos fueron concedidos en los primeros años (1991-1996) con obligaciones de pago que superaban la década de los 90. Durante ese primer período se otorgaron 24 créditos y a partir de 1996 se autorizaron veintiséis nuevos préstamos, de los cuales la mitad estuvieron destinados a sellar las reformas estructurales encaradas en la primera etapa y que no habían sido incluidos hasta ese entonces, como es el proyecto de reforma de las obras sociales sindicales, que suponía traspasarlas a manos privadas, así como también extender la privatización de otros sectores como la de los aeropuertos y el transporte público de la ciudad de Buenos Aires (subterráneos y ferrocarriles metropolitanos). La implicancia de cada uno de estos proyectos fue diferente, en tanto impulsaron el proceso de desmantelamiento del aparato productivo, y, con ello, la desnacionalización de los recursos estratégicos de la Nación, así como la propia capacidad de reproducción de la fuerza de trabajo.

Fuentes

Véase también