Ciencia

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Revisión del 15:42 25 mar 2013 de Csoliverez (discusión | contribuciones) (origen histórico de las ciencias según Zilsel)

Una ciencia es un saber racional, un conjunto de conceptos y relaciones entre conceptos que tienden a representar lo más fielmente posible un sector bien delimitado de la realidad o de las ideas mediante afirmaciones sobre aspectos explícitamente bien acotados de ellas. Una ciencia incluye definiciones de sus conceptos básicos listados en su terminología, operaciones que es lícito aplicarles (relaciones y transformaciones muy variadas según el campo) y métodos de convalidación y refutación de sus afirmaciones por la comunidad de sus estudiosos. A veces, caso de la Física, tienen leyes de evolución temporal expresables de modo matemático, pero es la excepción, no la regla. Las ciencias son actividades específicamente humanas cuya finalidad no es encontrar verdades absolutas y eternas en su campo, sino disminuir los errores y evitar su perpetuación, mediante procedimientos socialmente convalidados. La ciencia es, por ello, un fenómeno íntimamente ligado a la cultura y las estructuras de poder de una sociedad. No todos los países tienen las características sociales necesarias para generar ciencias de aceptación generalizada (interna y externa) o para lograr esta aceptación en todas las disciplinas que estudia.


Surgimiento de las ciencias

Las ciencias (o el método científico y sus resultados) son una invención de la denominada "civilización occidental", de la cultura existente en las grandes ciudades del oeste de la Europa continental y de los estudios que se iniciaron en ellas a partir del siglo XVI.

Las ciencias no surgieron en los castillos de los nobles ni en los monasterios de las órdenes religiosas, sino en las mucho más escasas universidades de algunas de las grandes ciudades que surgieron como consecuencia del comercio y las producciones de los artesanos que las eligieron como su asentamiento preferido. Hasta ese siglo las universidades medievales —las tres primeras de las cuales fueron las de Bolonia (en el año 1088), París (~1150) y Oxford (1167)— se dedicaron al estudio de la Teología y las denominadas "artes liberales", que excluían por indignas de su interés a las "artes mecánicas" de los artesanos. Este desprecio abarcaba a todas las tareas manuales, que incluían a los experimentos tanto con objetos inanimados como con organismos vivientes.

Durante toda la época medieval los artesanos desarrollaron saberes —a veces muy complejos— que fueron conservados y transmitidos de modo muy restringido por sus asociaciones profesionales, los gremios medievales, bastante diferentes de los actuales gremios obreros. Entre estos saberes se destacaban los de construcción de catedrales, agrimensura, navegación de ultramar, fabricación de instrumentos musicales y relojes, fabricación y uso de grandes armas de guerra como catapultas y cañones.

Las convenciones culturales de los clérigos y la nobleza mantuvieron durante largo tiempo el divorcio entre el ejercicio intelectual de los métodos racionales y la información generada por la experimentación basada en tareas manuales hechas con útiles especialmente diseñados para facilitar el logro de fines prácticos. Aunque no hay mucha información sobre la vida de los mejores artesanos medievales, se sabe que su baja posición social respecto de la nobleza estaba compensada por los altos pagos que recibían por sus servicios. Esto les aseguraba una posición social elevada en las ciudades laicas, comparable a la de los comerciantes.

Según el análisis del historiador y filósofo austríaco Edgar Zilsel, el nacimiento de las ciencias se produjo cuando se vencieron en grado suficiente los prejuicios que impedían la combinación de las destrezas de los intelectuales con las de los artesanos. Esto sucedió justamente en la misma época en que nacía el capitalismo (capitalismo temprano) y probablemente por razones similares. El análisis de Zilsel requiere mayores especificaciones, ya que en los monasterios eran los propios monjes los que llevaban a cabo todas las tareas manuales necesarias para la substencia y hasta generaban excedentes que comercializaban.

Fuentes

  • Zilsel, Edgar; The Sociological Roots of Science (Los orígenes sociológicos de la ciencia); revista The American Journal of Sociology, vol. 47; EEUU; 1942; pp. 544‑562. Reimpresión con comentarios en la revista Social Studies of Science, vol. 30, Nº 6, diciembre de 2000, pp. 935‑949.

Del saber científico a la ciencia

Saber científico no es sinónimo de ciencia porque los saberes sólo los tienen las personas, mientras que la ciencia es información transmisible mediante documentos y otros medios apropiados. En la siguiente sección se discuten las condiciones que debe cumplir tal información para poder ser denominada ciencia. La diferencia entre saber y ciencia se pone claramente de manifiesto cuando una persona sin formación básica suficiente trata de interpretar un libro científico.

Requisitos de las ciencias fácticas

El físico y filósofo Mario Bunge divide las ciencias en dos grandes grupos: las ciencias formales y las ciencias fácticas. Las ciencias formales, como la Lógica y la Matemática se ocupan de entes ideales que están relacionados con características básicas del pensamiento humano. Las fácticas se refieren a hechos de la naturaleza, tanto del mundo animado (caso de la Biología) como del inanimado (caso de la Física, la Química y lo Geología). Se conoce con gran precisión las características de los conceptos y las relaciones entre ellos en el caso de la Lógica y la Matemática, pero están expresadas en terminología comprensible sólo por los especialistas. Son más generales, en cambio, las condiciones en el caso de las ciencias fácticas. Según Bunge, las estructuras de conceptos y relaciones entre conceptos (incluyendo su transformación temporal), que él denomina conocimiento científico, deben ser:

  • analíticas,
  • genéricas,
  • precisas,
  • comunicables,
  • verificables,
  • metódicas,
  • sistemáticas,
  • legales (hipótesis, leyes, teorías),
  • explicativas,
  • predictivas,
  • provisionales (pasibles de refutación).

En su estado actual sólo tienen capacidad predictiva unas pocas ciencias fácticas —como la Física, Química, Biología Molecular—, pero ninguna de las sociales. La inclusión de este rasgo por Bunge acota grandemente el universo de lo que él considera ciencias. La explicación detallada de cada una de las características se da en su libro La ciencia, su método y su filosofía.

Fuentes

  • Bunge, Mario; La ciencia, su método y su filosofía; Ediciones Siglo Veinte; Buenos Aires; 1963.
  • Feldman, C. F. Lee & B. - McLean, J. D. & Pullemer, D.B. & Murray, J. B.; The development of adaptative intelligence (El desarrollo de la inteligencia adaptativa); Jossey-Bass; San Francisco, California, EE. UU.; 1974.
  • Piaget, Jean (compilador); La explicación en las ciencias; Ediciones Martínez Roca; Barcelona, España; 1977. Se dan las características principales de los saberes explicativos en Lógica, Matemática, Física, Biología, Lingüística y Ciencias Sociales.
  • Solivérez, Carlos E.; Los saberes de la Educación Tecnológica; revista Novedades Educativas Nº 178, Buenos Aires, octubre de 2005, pp. 18‑23.

Véase también