Dirección General de Gas del Estado

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Tapa metálica de instalación de gas.

La Dirección General de Gas del Estado, más conocida como Gas del Estado, fue creada el 1º de enero de 1946 para promover el aprovechamientos del gas natural en todo el territorio argentino. Constructora del primer gasoducto argentino, el que une Comodoro Rivadavia con la ciudad de Buenos Aires, fue privatizada y desmantelada en 1992.


Historia

El primer aprovechamiento del gas de petróleo en Argentina fue la planta compresora instalada en 1926 por YPF, en Comodoro Rivadavia, durante la gestión de Enrique Mosconi. El 5 de marzo de 1945, durante la dictadura de Edelmiro Farrell, YPF tomó a su cargo los servicios de provisión de gas domiciliario y de alumbrado público prestados por la Compañía Primitiva de Gas Ltda. en la ciudad de Buenos Aires. Esta empresa privada —cuya concesión había caducado en 1940— generaba el caro y muy contaminante gas en la Usina Corrales a partir de carbón importado de Gran Bretaña. Luego de la nacionalización del gas, YPF rebajó sus tarifas en 30%. Posteriormente, a pedido de los trabajadores del sector, el 5 de marzo fue instituido por el presidente Juan Domingo Perón como Día del Trabajador del Gas.[1]

Red troncal de gasoductos de Argentina en 2010.

El 3 de octubre de 1945, siguiendo el modelo de YPF, Farrell creó como ente autárquico la Dirección General de Gas del Estado. La conducción del organismo fue encomendada al Ing. Industrial Julio Canessa, egresado de la Universidad de Buenos Aires. Canessa había dirigido, en 1933, la construcción, en la Destilería de La Plata, de la planta de licuefacción de gas y almacenamiento del gas licuado de YPF (Supergás) en los grandes cilindros de 45 kg que todavía se siguen usando. La empresa fabricaba y distribuía sus propios cilindros facilitando el proceso de modernización de los sistemas de calentamiento de agua y calefacción de ambientes de todos los hogares de todo el país, no sólo de la Capital Federal (única servida entonces por redes de provisión domiciliaria).

La comodidad, economía y limpieza que brindaba el uso de gas como combustible generó un rápido aumento del número de usuarios (216.000 en 1945). En 1947 Canessa propuso al presidente Perón el aprovechamiento del abundante gas de los yacimientos de Comodoro Rivadavia mediante el tendido de un gasoducto que los conectara con el gran consumidor que era la Capital Federal. La que los productores privados de petróleo y sus refinados consideraron una quijotesca empresa, se terminó en 1949 y fue hecha por técnicos y empresas argentinas. El gasoducto terminado —en ese momento el más largo del mundo de su diámetro— tenía más de 1600 km de tubería de 25 cm de diámetro y cruzaba caudalosos ríos como el Negro. Aunque la mayoría de los materiales empleados debieron ser importados, la construcción de un importante tramo dió el impulso inicial a la empresa Techint, que luego fabricaría en el país los caños para muchos de los gasoductos posteriores. Éste fue un importante ejemplo de buen uso del poder de compra del Estado y el mayor logro tecnológico de las tres presidencias de Perón. Para fines de 1949 ya habían 490.000 usuarios de gas de red, casi el doble que los iniciales. Le seguirían más de 22.000 kilómetros de gasoductos que conectaron los grandes yacimientos gasíferos con algunos de los más importantes centros consumidores, incluyendo localidades de Bolivia, Brasil, Chile y Uruguay. Sin embargo, como puede verse en el mapa, no todas las provincias y regiones han sido igualmente atendidas.

El 26 de marzo de 1992 la Cámara de Diputados de la Nación, presidida por Alberto Pierri, debatía la privatización de Gas del Estado, diseñada por Carlos Bastos (ex Secretario de Energía del presidente Carlos Saúl Menem), a requerimiento del Banco Mundial. La empresa era entonces, por su facturación, la tercera del mundo y estos buenos negocios debían ser privatizados (pero sus deudas, estatizadas). La bancada radical, presidida por Fernando de la Rúa, abandonó el recinto. Para la consumación del despojo al pueblo argentino se requerían 130 votos, que se computaron a mano alzada pasadas las 16.30 horas. Uno de los periodistas presentes vio a un extraño sentado en una banca, que interceptado a la salida del recinto confesó no ser diputado. Era Juan Abraham Kenan, asesor del hermano del diputado justicialista Alberto Samid. Aparentemente hubo más "diputados truchos" no descubiertos, asesores de diputados menemistas. La presidencia de la Cámara —sabedora de que no importa la realidad sino lo que se hace creer sobre ella— no sancionó a Samid sino prohibió temporariamente la asistencia de los periodistas parlamentarios a las sesiones.

Actualidad

Una vez privatizado Gas del Estado las empresas concesionarias sólo invirtieron en el tendido de gasoductos para la exportación, el gran negocio de fines del siglo XX y comienzos del XXI. Las ampliaciones imprescindibles para brindar buenos servicios a los usuarios argentinos —es frecuente la falta caudal en el invierno, cuando aumenta el indispensable uso de la calefacción— corrieron por cuenta del Estado, que intervino sólo cuando la situación se hizo crítica y las protestas generalizadas. A comienzos del siglo XXI, cuando el gas natural proveía el 45% del consumo energético del país, la producción del mayor yacimiento de gas, Loma de la Lata, estaba disminuyendo y las reservas comprobadas del fluido alcanzaban sólo para unos pocos años más. La única solución planteada, de muy alto costo, fue la explotación de yacimientos no convencionales de difícil extracción, como los de gas de lutitas.

Fuentes

  • Gas del Estado en Wikipedia.
  • Gas del Estado en CTA.
  • Pérgola, Federico; Breve historia del gas en la Argentina; revista Historia; Buenos Aires; tomo 26, N° 101; pp. 38‑63.
  • Solberg, Carl E.; Petróleo y nacionalismo en la Argentina; Hyspamérica Ediciones Argentina; Ciudad de Buenos Aires; 1986; ISBN 9789506143794 (Solberg PNA).
  • Solivérez, Carlos E.; El gas y el Estado; diario Río Negro; General Roca (Pcia. de Río Negro); 3 de noviembre de 2007

Véase también