Última modificación el 2 ago 2014, a las 17:43

División social del trabajo

La división social del trabajo es la distribución de tareas característica de una sociedad determinada con miras a la provisión de los productos de consumo normal, sean básicos o suntuarios. La división social del trabajo varía durante la evolución de la organización social, siendo muy diferente en la etapa cazadora-recolectora y en la urbana industrial. Su existencia es crucial para el funcionamiento de cualquier sociedad, aunque el grado de especialización laboral es muy variable, desde la casi nula de las tribus nómades, a la extrema especialización de las sociedades industriales. Según el análisis marxista (hay muchos otros diferentes) la distribución social del trabajo es una consecuencia del modo de asignar la propiedad de los recursos naturales y los medios de producción (véase Hobsbawm).


Requisitos de la especialización laboral

Un grupo social humano que debe dedicar la casi totalidad de su tiempo a la cobertura de las necesidades vitales no tiene la posibilidad de desarrollar técnicas o productos demasiado diversificados. Tal es el caso de los pueblos nómades que viven de la caza, la pesca y la recolección de alimentos silvestres. Aunque seguramente algunos de ellos descollaban en alguna tarea específica, la especialización como la conocemos hoy —la capacidad de ganarse el sustento haciendo una sola tarea, muchas veces de valor sólo para un reducido sector social— era imposible; todos debían hacer prioritariamente lo requerido para la subsistencia del grupo social. Una notable excepción fue la división sexual del trabajo. Una tradicional división social del trabajo es la asignación a los hombres de las tareas que requieren más fuerza y a las mujeres las que requieren más paciencia y prolijidad. Una explicación racional —no necesariamente verdadera— es el dimorfismo sexual: las mujeres son, en promedio, de menor talla que los hombres. Las tareas de fuerza requieren de los músculos largos del cuerpo, donde a igualdad de desarrollo muscular el efecto palanca (véase el capítulo sobre energía) es favorecido por los huesos más largos. El efecto se reforzaba porque los músculos se desarrollan más con el trabajo intenso. La invención de herramientas multiplicadores de la fuerza muscular y de máquinas que la reemplazan ha dejado obsoleto esta quizás inicialmente necesaria especialización. La diversificación o especialización de tareas requiere condiciones que las sociedades nómades no tenían:

  • Suficientemente elevada eficiencia en la producción de alimentos, especialmente en la capacidad de almacenar reservas.
  • Organización social capaz de distribuir tareas y productos, de modo que todos recibieran lo indispensable aunque no lo produjeran por sí mismos.
  • Sistema estable de transmisión de destrezas (aprendizaje).
  • Asentamiento estable en un lugar que permita la acumulación de los artefactos y materias primas necesarias para la ejecución regular de las tareas especializadas.

Históricamente los primeros especialistas fueron los artesanos y su asentamiento estable fue posible recién cuando se introdujeron métodos eficientes de producción de alimentos almacenables (agricultura) o de producción continua a voluntad (ganadería y subproductos como la leche). Los primeros asentamientos estables fueron las ciudades, lugar donde se establecieron los artesanos, cuya organización con autoridades y normas regulatorias de las actividades humanas que ahí se hacían, sentaron las bases de la actual civilización urbana.

La necesidad de obtener las materias primas para las tareas artesanales —a veces provenientes de lugares lejanos, caso del cobre y el estaño necesarios para la metalurgia del bronce— requirió de los procesos de intercambio de bienes que hoy denominamos comercio. Los estudios arqueológicos o los históricos de la época colonial en América muestran que las tribus nómades también intercambiaban productos y materias primas, pero este intercambio estaba limitado a productos esenciales como armas o muy deseados como adornos u objetos de culto religioso. El comercio se incrementó enormemente recién a partir de las revoluciones neolítica (agricultura y ganadería) y urbana (ciudades).

Análisis de Adam Smith

Smith señala la importancia de la especialización en el aumento de la productividad industrial, que ejemplifica con el caso de la fabricación de alfileres en su época. En Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones escribe:

'El progreso más importante en las facultades productivas del trabajo, y gran parte de la aptitud, destreza y sensatez con que éste se aplica o dirige, por doquier, parecen ser consecuencia de la división del trabajo. Los efectos de la división del trabajo en los negocios generales de la sociedad se entenderán más fácilmente considerando la manera como opera en algunas de las manufacturas. Generalmente se cree que tal división es mucho mayor en ciertas actividades económicas de poca importancia, no porque efectivamente esa división se extreme más que en otras actividades de importancia mayor, sino porque en aquellas manufacturas que se destinan a ofrecer satisfactores para las pequeñas necesidades de un reducido número de personas, el número de operarios ha de ser pequeño, y los empleados en los diversos pasos o etapas de la producción se pueden reunir generalmente en el mismo taller y a la vista del espectador. Por el contrario, en aquellas manufacturas destinadas a satisfacer los pedidos de un gran número de personas, cada uno de los diferentes ramos de la obra emplea un número tan considerable de obreros, que es imposible juntarlos en el mismo taller. Difícilmente podemos abarcar de una vez, con la mirada, sino los obreros empleados en un ramo de la producción. Aun cuando en las grandes manufacturas la tarea se puede dividir realmente en un número de operaciones mucho mayor que en otras manufacturas más pequeñas, la división del trabajo no es tan obvia y, por consiguiente, ha sido menos observada.
Tomemos como ejemplo una manufactura de poca importancia, pero a cuya división del trabajo se ha hecho muchas veces referencia: la fabricación de alfileres. Un obrero que no haya sido adiestrado en esa clase de tarea (convertida por virtud de la división del trabajo en un oficio nuevo) y que no esté acostumbrado a manejar la maquinaria que en él se utiliza (cuya invención ha derivado, probablemente, de la división del trabajo), por más que trabaje, apenas podría hacer un alfiler al día, y desde luego no podría confeccionar más de veinte. Pero dada la manera como se practica hoy día la fabricación de alfileres, no sólo la fabricación misma constituye un oficio aparte, sino que está dividida en varios ramos, la mayor parte de los cuales también constituyen otros tantos oficios distintos. Un obrero estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta, un quinto obrero está ocupado en limar el extremo donde se va a colocar la cabeza: a su vez la confección de la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla es un trabajo especial, esmaltar los alfileres, otro, y todavía es un oficio distinto colocarlos en el papel. En fin, el importante trabajo de hacer un alfiler queda dividido de esta manera en unas dieciocho operaciones distintas, las cuales son desempeñadas en algunas fábricas por otros tantos obreros diferentes, aunque en otras un solo hombre desempeñe a veces dos o tres operaciones. He visto una pequeña fábrica de esta especie que no empleaba más que diez obreros, donde, por consiguiente, algunos de ellos tenían a su cargo dos o tres operaciones. Pero a pesar de que eran pobres y, por lo tanto, no estaban bien provistos de la maquinaria debida, podían, cuando se esforzaban, hacer entre todos, diariamente, unas doce libras de alfileres. En cada libra había más de cuatro mil alfileres de tamaño mediano. Por consiguiente, estas diez personas podían hacer cada día, en conjunto, más de cuarenta y ocho mil alfileres, cuya cantidad, dividida entre diez, correspondería a cuatro mil ochocientos por persona. En cambio, si cada uno hubiera trabajado separada e independientemente, y ninguno hubiera sido adiestrado en esa clase de tarea, es seguro que no hubieran podido hacer veinte, o, tal vez, ni un solo alfiler al día; es decir, seguramente no hubiera podido hacer la doscientascuarentava parte, tal vez ni la cuatromilochocientosava parte de lo que son capaces de confeccionar en la actualidad gracias a la división y combinación de las diferentes operaciones en forma conveniente

Smith señala también que constituye una mutilación mental de los trabajadores al confinarlos a simples tareas repetitivas.

Fuentes

  • Division of labour en Wikipedia en inglés. Se discuten los análisis de diferentes pensadores sobre el tema.
  • Hobsbawm, Eric; Cómo cambiar el mundo:Marx y el marxismo 1840-2011; Editorial Paidós / Critica; Ciudad de Buenos Aires; 2013 (6ª reimpresión); ISBN 9789879317266; pp. 152‑161.
  • Smith, Adam; Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones; Fondo de Cultura Económica; México, pp. 7‑9.

Véase también