Contrariamente a la creencia popular, Edison no fue el inventor de la lamparita eléctrica, sino el empresario que comprendió sus posibilidades, la fabricó y la comercializó de modo masivo, proveyendo toda la infraestructura necesaria para la generalización de su uso. El inventor de la primera lámpara eléctrica incandescente fue el ingeniero británico Robert Grove, en 1840. La característica más importante del dispositivo era el encierro del filamento, hecho del metal precioso platino, en una cámara de la que se extraía el oxígeno para evitar el proceso de oxidación. El dispositivo era excesivamente costoso, difícil de construir y de corta vida. En 1846 el inglés Farthing desarrolló la máquina automática de soplado de vidrio que permitió fabricar de modo económico las ampolletas de vidrio que aislan el filamento del aire (Crónica de la Técnica, p. 307). La primera lámpara práctica fue construida en 1854 por el alemán H. Goebel usando filamentos de carbón (véase ''Crónica de la Técnica'', p. 334). Edison usa en 1879 poco duraderos filamentos de algodón carbonizado, pero pone a punto la técnica de fabricación masiva de lamparitas. El dispositivo alcanzó su forma final gracias a su asociación con Swan, quien desarrolló un método para moldear filamentos de nitrocelulosa. Esta asociación dió origen a la actual empresa AEG (''Crónica de la Técnica'', p. 405).
[[Archivo:Lámpara de Edison.jpg|200px230px|left|thumb|<center>Una de las lámparas de Edison.</center>]]
Edison debió quemar miles de lamparitas antes de encontrar la correcta combinación de formas y materiales que permitieran un producto durable: unas 1200 horas de vida útil para las de filamento de bambú. La fabricación requería unas 200 operaciones diferentes, y en 1881 su fábrica de Menlo Park, con 133 operarios, producía 1000 lamparitas diarias a un razonable costo de 1,21 dólares cada una. Edison las vendía a sólo 80 centavos, a fin de crear un mercado para este innovador producto (Vögtle, p.&nbsp;71). El éxito compensó pronto su iniciativa y esfuerzo; en 1882 inauguró los sistemas de iluminación eléctrica pública de Londres, primero, y Nueva York, después. Pronto siguieron otras ciudades norteamericanas y europeas (Crónica de la Técnica, p.&nbsp;414). Se produjo entonces un crecimiento explosivo de los sistemas de generación y distribución de electricidad, y de la tecnología asociada, la [[Electrotecnia]].
==Simbolismo==
[[Archivo:fascinación de la luz.jpg|300px150px|left|thumb]]
Todo cambia cuando las encendemos. Ejercen entonces la misma fascinación que lleva a la polilla a morir en la llama. Porque el encanto de la lámpara no reside en ella sino en lo que genera: la luz. Esto hace más comprensible que un hombre eminentemente práctico como Edison les dedicara tanto esfuerzo y dinero. En aquella época, además, encender una lámpara debe haber sido casi mágico. En vez de tener que buscar fósforos, hallar el pico de combustible y encenderlo, para que recién entonces, si todo anduvo bien, brillara la luz, con la lamparita eléctrica bastaba tocar el interruptor con la punta del dedo. Es que no sólo importa la apariencia de las cosas, sino lo que simbolizan, que muchas veces es más importante que su valor práctico. Cuando entendemos algo, decimos ''está claro'' (iluminado). Cuando tenemos una gran idea, la calificamos de ''brillante'' o decimos que tuvimos una ''iluminación''.Si todo ha sido bien ordenado y explicado, es que ''se hizo la luz''. Si, como se señaló antes, resolver un muy problema difícil equivale a que se nos ''prenda la lamparita'', queda claro que ésta simboliza la fuente del saber.
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Lámpara eléctrica incandescente

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