Proteccionismo en Argentina

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Revisión del 21:50 14 nov 2010 de Csoliverez (discusión | contribuciones) (1857: Discusión de la ley de aduana en la Cámara de Diputados de la Nación, Lagos García)

El proteccionismo es el conjunto de medidas —usualmente, pero no exclusivamente económicas— que un país aplica para proteger sus producciones de cualquier especie, aunque lo más frecuente es vincularlo a las industriales. El proteccionismo se considera usualmente lo opuesto al libre comercio. En el ámbito internacional, el organismo que se ocupa de mantener reglas comunes de comercio entre todos los países es la Organización Mundial de Comercio (OMC). En Argentina, las discusiones y medidas vinculadas al proteccionismo y al libre comercio datan de la época colonial y se han sucedido a lo largo del tiempo en ámbitos muy variados, como se historia en este artículo.


Monopolio español del comercio

1806: Representación de los Hacendados de Mariano Moreno

1831: Pacto Federal

1857: Discusión de la ley de aduana en la Cámara de Diputados de la Nación

En 1875 la Cámara de Diputados de la Nación discutió los valores a fijar para los derechos de importación y exportación de mercaderías. Intervinieron en el debate destacadas personalidades de la época, entonces diputados nacionales, entre los que se destacan Vicente Fidel López (economista, historiador y jurista), Carlos Pellegrini (luego presidente de la Nación), Miguel Cané (escritor y político), Norberto de la Riestra (entonces ministro de Economía de la Nación) y Lucio V. Mansilla (escritor, militar y político). Los tres primeros (López y sus dos "discípulos") se destacaron en la defensa de la tesis proteccionista, mientras que los dos últimos lo hicieron con la del libre comercio.

La discusión se reanudó al años siguiente, cuando López expresó:

Yo no conozco una doctrina más odiosa ni más impía que la del libre cambio aplicada en países nuevos, en países pastoriles y de trabajo rudimentario como el nuestro. Es impía, es odiosa y sus mismos defensores más distinguidos llegan a conclusiones terribles, por no decir inicuas, con los pueblos que se hallan en una escala de producción inferior con respecto a los pueblos de Europa, robustecidos por siglos enteros en que han sido protegidos en su trabajo y en su industria. Nuestro país se encuentra hoy en las mismas condiciones que la Arabia, se encuentra en las condiciones de los países, no diré bárbaros, pero sí sin industria y sin trabajo. Y ¿porqué? Porque no sabe manufacturar la materia prima que produce. (...) Es preciso tener materia prima, señor Presidente, no para mandarla a Europa y conseguir dinero por ella, porque ese dinero se va irremediablemente a los consumos. Es preciso tener materia prima para elaborarla. ¿Cómo se elabora? Teniendo capital para pagar el trabajo, y para conseguirlo se necesita trabajar, que el precio del trabajo quede en el país donde se manufactura: en unas palabra, que se civilice, porque fuera de la civilización no hay riqueza.

El diputado Lagos García expresó:

El libre cambio producirá la baratura actual, pero ello es la carestía futura, porque es un monopolio de la industria extranjera, sin concurrentes ni rivales. La protección aumentará temporariamente los precios, pero desarrollará al mismo tiempo el trabajo y concluirá por disminuir aquellos, trayéndolos a un nivel más bajo que el que tenían bajo el régimen del libre cambio.

Fuentes

  • Villafañe, Benjamín; Miseria de un país rico: proteccionismo y libre cambio, atentados a la República, industrias muertas o en agonía; Talleres Gráficos del Estado; San Salvador de Jujuy; 1926; pp. 62‑67.

1990‑2000: La apertura indiscriminada