Palmaz asistió a una conferencia de Grüntzig en Nueva Orleans. Se le ocurrió entonces la idea de colocar en el interior del conducto sanguíneo algún tipo de soporte que impidiera el posterior colapso de sus paredes. Comenzó a elaborar diversos prototipos, inicialmente de alambres entretejidos que podían expandirse pero que al liberlos recuperaban la forma inicial. Luego, observando una lámina metálida perforada que un albañil había dejado en su cochera, desarrolló una tubería metálica de paredes perforadas que podía ser expandida aplicando presión desde su interior, quedando luego permanentemente deformada.
[[Archivo:Stent Palmaz.jpg|300px|left|thumb|<small><center>'''Stent vascular tipo Palmaz.'''</center></small>]]
Palmaz probó su invento en animales, especialmente cerdos y conejos, con buenos resultados, pero no obtuvo inicialmente el apoyo necesario para desarrollarlo al nivel suficiente para poder usarlo en personas. In 1983 el Dr. Stewart Reuter, jefe de cirugía vascular en el centro de ciencias de la salud de la Universidad de Texas, lo invitó a integrarse e él. Palmaz aceptó y a partir de ese momento dispuso de los recursos necesarios para el desarrollo de su invento. Logró entonces, con el apoyo económico del empresario gastronómico Phil Romano, fabricar un prototipo de acero inoxidable que podía expandirse de modo sencillo en el interior de un vaso sanguíneo. Se asoció asimismo con el cardiólogo Richard Schatz del hospital militar Brooke Army Medical Center, formando, con el antedicho empresario, la empresa Expandable Graft Partnership.