One Laptop per Child

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(Redirigido desde «OLPC»)

One Laptop per Child (OLPC) es el proyecto lanzado por Nicolás Negroponte, director del Laboratorio de Medios del MIT para proporcionar a cada niño una computadora portátil como instrumento principal de aprendizaje, bajo el engañoso lema give a laptop, change the world (dé una computadora, cambie el mundo). El proyecto está actualmente a cargo del organismo filantrópico One Laptop Per Child Association Inc., con sede en EEUU, cuya meta principal son los países del Tercer Mundo. Uruguay adhirió al proyecto en el año 2006.[1]


Rasgos principales

  • Instrumento para buscar y procesar información individualmente con posibilidad de aportes cooperativos.
  • Bajo costo (se puede conseguir por alrededor de U$S 200[2]).
  • Operable en lugares donde no hay redes de provisión de electricidad. De bajo consumo, está alimentada por baterías recargables de larga vida recargables por un dispositivo mecánico a hilo, incluido.
  • Basada en software libre con plataforma GNU/Linux.
  • Vida útil prolongada (unas 2,5 veces más que la portátiles comerciales). Es la única portátil cuya pantalla no tiene mercurio y hay un programa especial de reciclado para los países que adhieren al proyecto[3].
  • Capacidad de procesar textos, números y gráficos, de ver fotografías color y escuchar música.
  • Capacidad de conexión y comunicación con bases de datos (WiFi) y directa (chat y videoconferencia), incluyendo y otras computadoras similares o no (vía USB), conformando al mismo tiempo el nodo de una red (cada computadora es un enrutador). Ésto permite ampliar la cobertura tanto como computadoras haya dentro del radio de acción de otras.
  • Entorno educativo interactivo (software Squeak) basado en el lenguaje Smalltalk y otros como JavaScript y Csound, que incluye la tortuga de Logo y otras capacidades multimedia.

Críticas al proyecto

Eduardo Villanueva Mansilla[4], estudioso de la Ciencia de la Información, titula Un capricho de cien dólares su comentario crítico sobre la iniciativa de Negroponte, que se transcribe textualmente a continuación, salvo el reemplazo de herramienta por instrumento según el uso de esta Enciclopedia:[5]

Esta es una de esas ideas que normalmente atrapan la atención de aquellos que buscan la última, la gran idea del futuro, o que están sinceramente preocupados por la pobreza del mundo; ciertamente, en muchos casos los dos grupos coinciden. ¿Por qué no proveer a los niños del mundo con una computadora portátil realmente barata? El proyecto One Laptop Per Child (OLPC) project, creado por el ex director del Laboratorio de Medios del MIT, Nicholas Negroponte, se ha convertido en la atracción de los nerds, de los obsesos de la computadora, y de los hacedores de políticas públicas del mundo, poco a poco volviéndose en la maravilla que ilumina las esperanzas más sinceras de desarrollo para acabar con la pobreza que el Primer Mundo alberga. También es un capricho, y muy caro, que creerá más problemas de los que solucionará.
No es pertinente preocuparse por los detalles: puede ser robada, puede descomponerse, puede ser olvidada en casa. Podría o debería ser reemplazada por computadoras de segunda mano, podría o quizá será superada por alternativas más flexibles de Intel u otros fabricantes. Tal vez sea más adecuado recurrir a los telecentros comunitarios. Ciertamente, es altamente probable que esta laptop se convierta en la fuente más grande de sobornos y corrupción que los gobiernos habitualmente corruptos del Tercer Mundo hayan visto. Pero estos puntos no son los más críticos. Hay suficientes cuestiones de fondo, realmente importantes, para que sea preferible ignorar los detalles. Sin embargo, parecen ser los detalles lo único que recibe atención. Por ello, es necesario fijarse en lo central. ¿Por qué los gobiernos más pobres del mundo, o incluso aquellos no tan pobres, deberían gastar cerros de dinero para proveer computadoras portátiles a sus futuros ciudadanos? ¿Es tan solo porque "las laptops son tanto una ventana como un instrumento: una ventana al mundo y un instrumento con el cual pensar. Son una forma maravillosa para que todos los niños aprendan aprendiendo, a través de la exploración e interacción independiente", como lo dice el FAQ del proyecto?
En principio, podemos estar de acuerdo. Muchos padres le dan acceso a computadoras a sus hijos, desde modelos de juguetes hasta aparatos potentes con la última versión de Windows. Fantástico, y sin duda una gran oportunidad de aprender aprendiendo. Pero la gran mayoría de los padres que le dan una computadora a sus hijos también les dan juguetes, peluches, lecciones de natación, paseos y turismo, y muchas oportunidades de desarrollar todo su potencial. Afortunadamente, pueden hacerlo. Muchos niños, la mayoría de los niños del Tercer Mundo, no tienen estas oportunidades. Merecen mucho más, tanto en cuestiones básicas como vivienda, alimentación, saneamiento, y demás servicios básicos, además de las mismas cosas que los chicos de mayores recursos reciben sin mayor novedad. Pero antes que nada, todos los niños merecen la oportunidad de explorar y desarrollar su potencial a través de educación básica, decente, completa e integral.
Esta meta exige una inversión significativa, junto con planificación cuidadosa, utilización adecuada de recursos escasos y una consideración calma y honesta de cómo proveer todas las necesidades de los niños con la menor inversión posible. Desarrollar el aprendizaje y el descubrimiento de la manera más económica posible es un objetivo más que pertinente para las naciones pobres, no solo trayendo el beneficio de nuevas generaciones con mejores instrumentos, sino sobre el desarrollo de capacidades locales para enfrentar problemas locales desde una perspectiva local. Esto sirve para recordar que una de las cosas más importantes que requiere el mundo en desarrollo es la habilidad para crear soluciones a sus propios problemas, construyendo los instrumentos correctos para cada caso. Transformar la educación en el mundo en desarrollo exigirá soluciones a variedad de problemáticas, pero las últimas en la lista serán, más que seguro, los instrumentos a usar. El proyecto OLPC comienza al revés: tenemos el instrumento, ahora cambiemos todo para acomodar el instrumento. Los pocos recursos que queden tras la compra de los aparatos serán usados para adaptar todo el sistema educacional para que funcione con el instrumento, desde el software, medidas adecuadas de seguridad, entrenamiento de profesores, y un largo etcétera. Y sobre todo: las metas originales del sistema educacional serán cambiadas para acomodar el instrumento.
Tomando en cuenta que muchas naciones en desarrollo no han llegado al punto en donde las metas de la educación han sido definidas adecuadamente, y comprendidas por todos los involucrados, el principal riesgo de este proyecto es crear un espejismo inmenso, en el que la principal tarea de la educación sea convertir a los niños en individuos de alta capacidad tecnológica, con capacidad de encontrar y comprender toda la información que necesitan por ellos mismos; asumiendo que esto sea viable, se omiten pequeñeces como la cohesión social, un marco histórico de referencia común, desarrollo del conocimiento local, promoción de idiomas aborígenes, y una larga lista de etcéteras. La escuela se trata de esto y de mucho más, no de apenas el estrecho pero elegante y al parecer fácil enfoque que tiene el proyecto OLPC. Sin lugar a dudas, muchos chicos serán exitosos usuarios de este instrumento, accediendo a nuevas oportunidades que esta computadora les permitirá conocer. Algunas de estas oportunidades serán socialmente positivas, otras negativas o incluso criminales. Tampoco quedan dudas que algunas máquinas terminarán en el mercado negro, convertidas en reproductores de pornografía o en equipos de música, o algo peor. Ni lo primero ni lo segundo es el punto más relevante. Lo que debemos enfrentar es esta nueva maravilla salvadora de la humanidad, que los problemas de la educación del mundo serán arreglados gracias a esta muy específica innovación tecnológica y su potencial transformador, revolucionario. Este nuevo instrumento, en el mejor escenario posible, obligará a que los sistemas educativos de países enteros se conviertan en algo completamente distinto, sin consideración de metas y objetivos locales, o de la posibilidad de alcanzar dichas metas a través de medios más económicos, desarrollados localmente. En el peor escenario posible, este aparatito no cambiará absolutamente nada, con lo que los pobres seguirán recibiendo la peor educación posible pero, ahora, a todo color.
Sin dudar por un momento de las buenas intenciones de los involucrados en este proyecto, es imposible no pensar en esta idea como la nueva encarnación de la idea de la computadora como salvadora del mundo, una más de muchas que han ocurrido desde hace casi cuarenta años, además de un bien intencionado pero no menos impresionante despliegue de egolatría. Las computadoras han cambiado el mundo de muchas maneras, pero no necesariamente en aquellas imaginadas por los apóstoles de las revoluciones tecnológicas. ¿Este proyecto terminará por enterrar esta idea fija? Así lo espero. No hay nada más urgente para las naciones en desarrollo que dejar de prestarle atención a las modas y comenzar a pensar por sí mismas en los verdaderos problemas. El proyecto OLPC hace exactamente lo opuesto, y por eso es una idea tan mala.

OLPC en Argentina

En el año 2005, durante la gestión del Ministro de Educación de la Nación Daniel Filmus, se hicieron contactos con Nicholas Negroponte para implantar el proyecto OLPC en Argentina. Negroponte visitó varias veces el país, entrevistándose personalmente con el entonces presidente Néstor Kirchner. En una de esas visitas se hizo pública la posibilidad de que Argentina adquiriera 1 millón de laptops OX. En noviembre de 2006 se anunció la conformación de una comisión de especialistas, presidida por el matemático Adrián Paenza. Poco después las empresas Microsoft e Intel entrevistaron a funcionarios nacionales para presentar su propio modelo de laptop educativa, la Classmate (compañera de clase), que se comercializaba el público general a U$S 500 cada una. Se produjo entonces el cambio de rumbo del proyecto original que provocó el alejamiento de Paenza, quien declaró: Sigo pensando que es una iniciativa maravillosa, que ha sido torpedeada por los grandes conglomerados que se habían o se han quedado afuera (diario Clarín del 6 de enero de 2008[6]). La justificación "técnica" del abandono del proyecto fue dada por el matemático Hugo Scolnik, director del Departamento de Informática de la Facultad de Ciencias Exactas y partidario del software privativo, quien señaló que las máquinas provistas por el programa OLPC eran lentas y que la compatibilidad y continuidad de sus procesadores no estaba asegurada[7].

El 6 de abril de 2010 la presidente Cristina Fernández anunció la entrega de 3.000.000 de computadoras tipo Classmate (software y hardware propietarios de Microsoft e Intel) a estudiantes secundarios. No se hicieron públicas la razones educativas de la elección, de mucho mayor costo.[8] En agosto de 2010 la presidente participó del acto en el que el gobernador de La Rioja anunció un convenio con la Fundación OLPC para la entrega de 60.000 de computadoras de este proyecto a escuelas riojanas. Al mismo tiempo, la presidente anunció que se completaría la entrega ya hecha de 763 netbooks del programa nacional hasta completar 2291 en la provincia.[9] En una fotografía publicada en Internet por la Casa Rosada, Cristina Fernández aparece como entregando una netbook nacional, cuando en realidad se trata de una computadora OLPC.[10][11]

Fuentes