Hacia 1912 la Liebig’s Extract and Meat Company tenía bajo explotación ganadera unas 300.000 ha de tierras propias y otras 200.000 arrendadas, ubicadas en las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, además de otras tierras en Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil. Pastaban en ellas unos 300.000 vacunos, además de 100.000 carneros y 13.000 caballos y mulas (en esa época la principal fuerza motriz rural). En ese momento la empresa era la mayor criadora de ganado del mundo y la mayor terrateniente extranjera en Argentina, junto con [[La Forestal]]. La Fábrica Colón era una eficiente combinación de matadero, descuartizadero, cocina, enlatadora y taller de mantenimiento de equipos. El compactado y enlatado de las carnes se hacía de modo completamente automático, casi sin intervención humana. Según el cronista francés Jules Huret, todas las operaciones se hacían en rigurosas condiciones de higiene y eran totalmente inodoras. La siguiente y los hechos que se relatan a continuación refutan la primera afirmación. Era probablemente cierta, en cambio, la afirmación de los siempre británicos gerentes de que durante el procesamiento lo único que se perdía de la res era el balido. Se aprovechaban todas las partes de los animales y hasta se usaba como fertilizante el guano que dejaban en los corrales. Las carnes se usaban para hacer extracto, corned beef, picadillo y paté, las lenguas eran el manjar escaso y de alto precio. Se pretrataban los cueros, de las grasas se hacía sebo y grasa fina para cocinar, los intestinos se destinaban a la fabricación de embutidos, las crines para colchones, los tendones y orejas para cola de carpintero, algunos huesos para ballenas de corsets u objetos domésticos torneados, las pezuñas se pulverizaban para fertilizar los viñedos italianos y casi todos los residuos vacunos eran molidos para su uso como alimento animal. Hasta los recortes de hojalata que quedaban del enlatado se compactaban y enviaban a Europa para su reciclado. Con un altísimo grado de integración vertical, la fábrica tenía sus propios barcos a vapor y su propio puerto sobre el río Uruguay, a pocas cuadras de allí, desde el que embarcó grandes cantidades de carne a Gran Bretaña durante las dos guerras mundiales. La gran importancia económica de la empresa hizo que fuera una de las pocas visitadas por Eduardo de Windsor, príncipe de Gales, durante la visita que hizo a Argentina en 1925.
[[Archivo:Pueblo_Liebig_casa_empleados.jpg|230px220px|left|thumb|<small><center>'''Casa para empleados de Fábrica Colón.'''</center></small>]]
Hacia la década de 1950 vivían en torno a la Fábrica Colón unos 3.500 obreros que hacían turnos diurnos y nocturnos, faenando unos 1.500 animales diarios durante unos ocho meses del año. Había una escuela para los hijos de los obreros, así como una biblioteca pública y un club deportivo, pero las condiciones de trabajo no escapaban a las generales de la ley de aquellos tiempos. Entre 1918 y 1919 los casi 4.000 trabajadores reclamaron enérgicamente mejores salarios y condiciones de trabajo. Los reclamos incluían el respeto a los máximos de 7 horas de trabajo nocturno y 6 de trabajo insalubre, al descanso dominical, las vacaciones pagas y la licencia por enfermedad, además de mejores salarios (que, es justo reconocerlo, eran superiores a la mayoría de los de la región). Los obreros entraron en huelga varias veces y sus protestas y enfrentamientos con la policía culminaron durante la Semana Trágica . Los huelguistas de Liebig, muchos de los cuales fueron detenidos en el Regimiento 6 de Caballería (que el Ministro de Guerra de Yrigoyen puso al servicio de la empresa), no tuvieron suficiente apoyo de la Federación Obrera de la República Argentina (FORA) y finalmente resignaron la mayor parte de sus pretensiones en aras de la conservación de sus puestos de trabajo, muy escasos en la zona. A pesar de todo esto, hay que reconocer que la empresa supo posteriormente ganarse la lealtad de sus empleados, como se evidencia en los numerosos testimonios personales recogidos por Adriana Ortega (ver el libro de Senén González mencionado al final).
Figura 4. Antigua casa para obreros de la Fábrica Colón.
==Sanidad de los productos==
Figura 5[[Archivo:Liebig Fábrica Colón. Bacteria Salmonella Typhijpg|300px|right|thumb|<small><center>'''Obreros trabajando descalzos en la Fábrica Colón.'''</center></small>]]
La importancia que el gobierno del Reino Unido asignaba a la empresa Liebig se pondría claramente de manifiesto por el ocultamiento de responsabilidades que hizo durante los brotes de tifus que se produjeron en Inglaterra entre 1963 y 1964. El último y mayor de todos fue el de Aberdeen de 1964, durante el cual tuvieron que ser hospitalizadas más de 500 personas. En todos los casos se rastreó la causa a latas de corned beef argentino y uruguayo contaminadas con la peligrosa bacteria Salmonella.
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Liebig en Argentina

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obreros descalzos en Fábrica Colón