Otro problema hallado por Ramírez de Velasco fue que, pese al prioritario mandato real de evangelizar a los indígenas, faltaban sacerdotes. Las únicas tres poblaciones del Tucumán hasta 1570 —Santiago del Estero (fundada en 1553), San Miguel de Tucumán (1565) y Nuestra Sra. de Talavera del Esteco (1567)— dependían del Obispado de Santiago de Chile. Sobraban frailes y clérigos en la próspera Lima, pero pocos o ninguno quería pasar penurias y arriesgar el pellejo en las míseras tierras de los belicosos [[indios juríes]]. Para resolver el problema, a pedido del Rey Felipe II, el Papa Pío IV creó el 14 de mayo de 1570 la Diócesis de Tucumán dependiente del Arzobispado de Lima. La designación de su primer obispo estuvo plagada de problemas hasta la asunción del quinto candidato, el sacerdote dominicano Francisco de Victoria, o Vitoria, como probablemente se escribía en su Portugal natal. No debe confundirse a este obispo con el homónimo Francisco de Vitoria (1486-1546), también sacerdote dominico, nacido en la ciudad vasca de Vitoria, catedrático de la Universidad de Salamanca al que se considera fundador del Derecho Internacional, quien ya había fallecido. Este último Vitoria hizo la justificación jurídica de la conquista al afirmar el "derecho natural" de los conquistadores y colonizadores europeos a viajar, habitar, evangelizar y comerciar en América, sin poder los nativos oponerse a ello.
==El obispo Francisco de VitoriaVictoria==
[[Archivo:Catedral de Santiago del Estero en 1672 por Melchor Suárez de la Concha.jpg|400px|left|thumb|<small><center>'''La antigua catedral de Santiago del Estero, en 1672,<br>dibujo de Melchor Suárez de la Concha (AGN).'''</center></small>]]
La formación de Vitoria Victoria para el cargo debe haber sido escasa, a juzgar por su participación en el III Concilio de Lima de 1582, donde se discutió el problema de la atención de los indígenas. Debe haber tenido poderosos protectores ya que tenía lo que en la época eran graves impedimentos para su designación: haber desempeñado [[oficios viles]] (de joven fue grumete, mozo de cuadra y empleado de tienda) y ser de familia judía (uno de sus hermanos fue condenado por la Inquisición). Luego de pasar más de un año en diligencias desconocidas en Lima, Potosí y otros lugares del Virreinato del Perú (quizás estableciendo los que probarían ser fructíferos contactos comerciales), el obispo llegó a su diócesis recién para la fundación de la Ciudad de Lerma en el Valle de Salta, el 16 de abril de 1582. Esta fundación fue hecha "sin fundamento", como se decía en la época, por no tener suficientes asentamientos indígenas sometidos que le dieran el indispensable aprovisonamiento y mano de obra. Así como la posterior de Jujuy, la fundación de la actual capital de la [[provincia de Salta]] obedeció a la necesidad comercial de dar escalas para el tráfico entre el Tucumán y el Perú.
Ya instalado en su sede de Santiago del Estero, una de las primeras accciones del obispo fue pedir al Gobernador del Río de la Plata, Juan de Garay, permiso para circular libremente al Brasil (Lobo, p.&nbsp;434), solicitud cuyos propósitos se harán evidentes de inmediato. Durante los primeros años en su cargo dedicó la mayor parte del tiempo a actividades comerciales, especialmente en la rica ciudad minera de [[Potosí]], ausentándose del Tucumán por largos períodos. En ocasión de una grave escasez de alimentos, Ramírez de Velasco dictó una resolución prohibiendo la salida del Tucumán de cabras, ovejas, vacas y caballos, en especial las hembras, para asegurar la subsistencia de los colonos y favorecer la multiplicación de los ganados. Como el obispo quería vender en Potosí una tropilla de 1500 vacunos, presentó una queja a la Audiencia de Charcas, la que le autorizó a hacerlo interfiriendo con las atribuciones naturales del Gobernador.
El obispo esperó a sus emisarios y esclavos en Córdoba, cuyas autoridades previnieron al gobernador Ramírez de Velasco del intento de pasar los esclavos al Perú para venderlos allí. Reclamada la autorización pertinente, que el obispo no tenía, los esclavos fueron confiscados para la corona por Ramírez de Velasco. El airado obispo reclamó su devolución a la Audiencia de Charcas (donde evidentemente tenía muy buenos amigos), pedido que le fue prontamente concedido sin atender los argumentos del gobernador ni condenar las difamaciones que el obispo le había hecho. Poco después de la pérdida de su primer envío (evidentemente estaba muy bien aprovisionado), el obispo envió al puerto de Buenos Aires 30 carretas cargadas de productos indígenas recolectados por los sacerdotes que los adoctrinaban. Según Furlong, el cargamento consistía en 25 pabellones (probablemente cortinas para camas y altares), 38 frazadas, 51 cubrecamas, 180 costales, 212 sombreros, 526 pieles curtidas de cabrita, 546 metros de tela burda de lana, 571 metros de tela de algodón, 581 metros de tela delgada de lana y 1824 kilogramos de lana. El valor de estos bienes era aproximadamente medio millón de dólares de 2008. Victoria envió asimismo al Brasil, informa Ramírez de Velazco, mucha más plata y oro que la que declaró, sacándolos del territorio sin pagar el porcentaje que le correspondia al rey (el [[quinto real]]). Este segundo barco, que partió de Buenos Aires el 2 de septiembre de 1587, cumplió exitosamente la misión comercial que algunos consideran la primera "exportación industrial" argentina.
Finalmente Toribio de Mogrovejo, entonces arzobispo de Lima y luego canonizado como santo, recomendó al rey la renuncia de Vitoria Victoria por incumplimiento de sus funciones religiosas (los reyes de España tenían el [[patronato real]], el derecho de nombrar obispos). Por Real Cédula del 28 de noviembre de 1590 el Rey Felipe II lo conminó a través del virrey del Perú García Hurtado de Mendoza, a que enmendara su conducta o renunciara. Vitoria Victoria renunció recién en 1591, regresando a España donde se recluyó en un convento de Madrid hasta su muerte en 1592.
La finalidad del obispo VitoriaVictoria, como la de la mayoría de los encomenderos de la época, no era la prosperidad de los indígenas encomendados o reducidos, sino la propia. Para este fin la única inversión justificada era en los medios (las carretas y los barcos) para llevar la riqueza generada por los indígenas a sus mercados, no para la mejor multiplicación del producto por el esfuerzo humano. Algunos historiadores como Flores Canclini justifican el comportamiento del obispo por su humilde origen y el haber dejado bien dotada las arcas eclesiásticas. En cualquier caso es evidente que las preocupaciones del obispo eran más materiales que espirituales, que hizo poco o nada por el progreso de su feligresía y que abusó de las prerrogativas de su cargo. Es lamentable que los mal informados industriales y autoridades argentinas hayan fijado el 2 de septiembre, día de la partida de la segunda remesa de productos expoliados a los indígenas y metales preciosos contrabandeados del Potosí, como Día de la Industria. La fecha representa los peores comportamientos empresarios: la explotación de los trabajadores, la burla de la ley y la codicia desenfrenada.
==Fuentes==
Cambios - ECyT-ar

Cambios

Día de la Industria en Argentina

5 bytes añadidos, 13:51 6 oct 2011
Victoria, no Vitoria