En algún momento la mejora del calzado resultó insuficiente y se hizo necesario mejorar el terreno por donde se circulaba dando origen a los caminos. Fuera por uso militar o comercial, los caminos se hicieron cada vez más importantes concentrando la circulación normal de las personas. Esta concentración, duplicada en los cruces de dos caminos importantes, favoreció los asentamientos estables, dando origen a las ciudades. En el actual territorio argentino, por ejemplo, uno de eso cruces importantes fue el del camino real al Perú con el que iba a Chile, en la actual ciudad de Córdoba. A su vez, las necesidades concentradas fomentaron el comercio, la circulación de mercaderías, para los que se sustituyó a la capacidad humana de carga mediante tecnologías del transporte. Primero fueron los animales de carga, muy variados según los continentes. La invención de las ruedas permitió multiplicar las cargas transportadas, requiriendo a su vez mejores caminos para mejorar la circulación de carretas (primero) y carruajes (después). Posteriormente vinieron los ferrocarriles y los automotores, en una típica cadena incremental de tecnologías que se hacen posible porque hay otras tecnologías que las sustentan. En grandes trazos, la evolución de las tecnología que van del zapato al camino y del camino al camión, culminaron (desde el punto de vista propuesto) en la interfaz tecnológica que es hoy el automóvil, que hasta tiene sistema de aire acondicionado para aislarnos del polvo y la temperatura del medio ambiente, caminos y calles mediante. Como sucede frecuentemente con las tecnologías de alto costo, el automóvil adquirió también una dimensión simbólica de estatus social, generando máxima diferencia entre los peatones y los conducidos en en limusinas con chofer, entre los que conducen un auto barato y los que manejan un deportivo Ferrarri o BMW.
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<Gallery caption="De la carreta a la camioneta" widths=400 heights=400 perrow=2>
Archivo:Carreteros.jpg|<small><center>'''Carreta de la época colonial.'''</center></small>