Un rasgo central de la información es que establece algún tipo de orden que reduce la incertidumbre y facilita optar, hacer elecciones. El lugar donde se guardan diferentes tipos de objetos, por ejemplo, es información útil para encontrarlos rápidamente; el desorden en su ubicación, en cambio, dificulta o imposibilita su rápida disponibilidad. Desde el punto de vista técnico la medida de la información se hace usualmente mediante una magnitud que es opuesta a la [http://es.wikipedia.org/wiki/Entrop%C3%ADa_(informaci%C3%B3n) entropía], que en la Física mide el desorden.
Las personas obtienen información sobre el mundo exterior mediante los órganos de los sentidos, entre los que prima la visión, —aunque —aunque no sólo de ellos—ellos—. Ésto se ilustra en la siguiente tabla:
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También se puede obtener información indetectable de modo directo por los sentidos —tarea —tarea habitual de los tecnólogos y científicos— científicos— usando [[instrumento]]s especialmente diseñados para hacerla accesible a ellos. Un tomógrafo, por ejemplo, procesa radiación X invisible al ojo humano. Procesos especiales de transformación codifican las diferencias de densidad de los tejidos en imágenes visibles por el ojo humano que sólo pueden ser fácilmente interpretadas por alguien bien entrenado. Esta codificación es característica del uso de símbolos para el registro y transmisión de información, una característica que parece ser específicamente humana. En las [[ciencia]]s y [[tecnología]]s la información está usualmente codificada en símbolos y su decodificación es requisito indispensable para su interpretación. La lectura de un instrumento es un ejemplo, también lo es el uso de fórmulas y símbolos en la Matemática y la Química.
Nuestro sistema corporal de registro de información, la memoria almacenada en el cerebro, tiene capacidad muy grande, pero los estudios psicológicos muestran que a menos que medien causas especiales (como un gran impacto emocional) la información que no se usa inevitablemente se pierde. Es absurdo, por lo tanto, pretender la adquisición estable de saberes poco útiles, como el uso del Teorema del Seno para la composición de las fuerzas que se enseña en el sistema escolar secundario, el que la gran mayoría de los educandos nunca vuelve a usar. Es aquí oportuno señalar que cuando los docentes encomiendan a sus alumnos realizar un ''trabajo de investigación'', lo que usualmente están pidiendo es una tarea de ''recolección de información'', que no es lo mismo.