Benjamín Villafañe Chaves
La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina
Benjamín Villafañe Chaves, quien firmaba y era conocido como Benjamín Villafañe, fue un destacado político y prolífico escritor jujeño. Es frecuentemente confundido con su padre, Benjamín Villafañe Bazán, por lo que se los diferencia aquí con el apellido de sus madres (que no usaban, como es la práctica mayoritaria en Argentina).
Contenido
Biografía
Nació, el 3 de febrero de 1877, en el barco en que su familia viajaba rumbo a Orán (provincia de Salta) y fue bautizado en San Salvador de Jujuy, donde residió la mayor parte de su vida. Murió en 1952 en la Ciudad de Buenos Aires, donde se radicó en los últimos años de su vida.
Desempeñó numerosos cargos políticos entre los que más se destacan los siguientes:
- 1909‑1910: Legislador provincial de Jujuy.
- 1917‑1918: Legislador provincial de Jujuy.
- 1918‑1920: Presidente del Consejo Provincial de Educación de Jujuy.
- 1924‑1927: Gobernador de Jujuy.
- 1932‑1941: Senador Nacional por Jujuy.
Profundamente interesado en la divulgación de sus acciones e ideas, publicó los siguientes libros así como numerosos artículos en revistas y periódicos provinciales y nacionales:
- La tragedia argentina; Imprenta José Menéndez; ; 19.
- Nuestros males y sus causas; ; ; 19.
- Irigoyen, el último dictador; ; ; 19.
- El irigoyenismo, enfermedad nacional; ; ; 19.
- Miseria de un país rico: proteccionismo y libre cambio, atentados a la República, industrias muertas o en agonía; Talleres Gráficos del Estado; San Salvador de Jujuy; 1926.
- El atraso del interior; ; ; 19.
- Política económica suicida. País Conquistado. La Conferencia de La Rioja; Imprenta Buttazzoni; San Salvador de Jujuy; 1927. Segunda parte de La miseria de un país rico.
- De la lucha: algunos discursos y documentos; Imprenta Buttazzoni; San Salvador de Jujuy; 1929.
- Pasado y presente: la República Argentina ante el conflicto paraguayo-boliviano; Edit. Librería del Colegio; Buenos Aires; 1933.
- Degenerados; ; ; 19.
- Socialismo rojo - comunismo; Edit. Librería del Colegio; Buenos Aires; 1932.
- Lo que cuesta salvar una provincia: la agresión de los hermanos Armando y Ernesto Claros y el caso del ex Ministro de Hacienda Pedro Campos; Librería del Colegio; Buenos Aires; 1934.
- Hora obscura; imprenta no identificada; Buenos Aires; 1935.
- La ley suicida; Imprenta Mercatali; Buenos Aires; 1936. Segunda parte de Hora obscura.
- El petróleo y la Constitución Nacional; ; ; 19.
- Historia de dos administraciones; ; ; 19.
- La región de los parias; ; ; 19.
- Chusmocracia; Imprenta Mercatali; Buenos Aires; 1937. Tercera parte de Hora obscura.
- El asesinato de Rafael Tauler: perpetrado por las autoridades y amparado por la justicia; Imprenta Mercatali; Buenos Aire; 1938.
- Cosas de nuestra tierra: el paraíso de los usureros, la ley al servicio del crimen, parálisis del progreso argentino; Librería del Colegio; Buenos Aires; 1939.
- El destino de Sud América; Talleres Gráficos Perú; Buenos Aires; 1944.
- El general Uriburu y la revolución de setiembre; imprenta no identificada; Buenos Aires; 1947.
- Motivos de la selva y de la montaña; Talleres Gráficos de Domingo E. Taladriz; Buenos Aires; 1952.
- Las mujeres de antaño en el norte argentino; Talleres Gráficos de Domingo E. Taladriz; Buenos Aires; 1953.
Ideas sobre las tecnologías y el desarrollo nacional
- Yo no soy de los que creen, como ciertas escuelas materialistas, que los factores económicos y geográficos sean los únicos que forman la civilización de un pueblo. Pero no hay duda que su influencia es poderosa. (Miseria de un país rico, p. 26.)
- La cifra total del valor de lo que los argentinos introducen del exterior sin necesidad asciende a la suma de seiscientos millones de pesos que a quedar en el país lo transformarían en pocos años en uno de los emporios de riqueza más podersos del mundo, en un organismo sano, vigoroso, asiento de una civilización autóctona, centro de atracción de los hombres de trabajo de los pueblos más laboriosos de la tierra. (La encrucijada del desarrollo regional, p. 43.)
- Debe ser tarea empeñosa para los hombres de trabajo predicar hasta el cansancio sobre temas de cuya solución depende la prosperidad o la ruina de todos a fin de formar una conciencia colectiva que, —como en Inglaterra, el país clásico del libre cambio— haga que las masas socialistas reclamen y exijan de los gobiernos el amparo de las industrias de las que vivimos todos, amparo que no se encuentra por cierto en la defensa aduanera, sino en las múltiples medidas de fomento, algunas de las que han sido ya sometidas a la consideración de nuestros poderes públicos. (La encrucijada del desarrollo regional, pp. 43‑44.)
- En 1918 publiqué un trabajo en el que hacía notar la necesidad urgente en que nos encontrábamos de dedicar especial atención a las industrias metalúrgicas y siderúrgicas, y de seguir el ejemplo del Brasil y de Chile en la instalación de altos hornos. Este trabajo me valió críticas acerbas de cierta prensa de la capital, según la que los argentinos no estábamos preparados para entrar en la era industrial. Esa creencia predomina todavía entre la gente influyente de Buenos Aires, creencia que viene a colocarnos en inferioridad de inteligencia y capacidad respecto de nuestros vecinos los brasileros y chilenos, que por entonces se apresuraron con éxito a cimentar estas industrias. Se dirá: ¿por qué si provincias como Jujuy y Salta tienen enormes cantidades de fierro, cobre, etc., no se trabajan estas minas? Pues precisamente porque para explotarse con provecho es menester que exista en el país una industria metalúrgica poderosa y bien defendida por las leyes nacionales y los aranceles aduaneros. (Miseria de un país rico, pp. 141󈚲.)
- El renglón maquinaria agrícola importado el año 1924 alcanzó la cifra de 20.000.000 de pesos oro. La importación de estos articulos elaborados en el exterior no paga derechos de aduana, derechos suprimidos en 1923. En el país se fabrican molinos, arados de diversos tipos, rastras de dientes y cultivadoras. Pero varios de los materiales que se importan para fabricar estos implementos pagan derecho de aduana, de manera que no pueden competir con el artículo similar que se importa. Las fábricas han empezado a cerrarse y en breve no quedará abierta ni una sola. Lo que ocurre con la industria siderúrgica no tiene perdón de Dios. El permiso a la exportación del hierro en la forma en que ha sido concedido significa un golpe de muerte para esta rama de la economía nacional, digna no sólo de ser protegida sino premiada por los poderes públicos pues se trata de algo así como de la espina dorsal de la economía de todo pueblo civilizado y hasta de un elemento tan indispensable para la defensa de la Nación como las armas y los buques. (La encrucijada del desarrollo regional, pp. 33‑34.)
Véase también
- Villafañe, Benjamín; La encrucijada del desarrollo regional; Edit. Universidad Nacional de Jujuy; San Salvador de Jujuy (provincia de Jujuy); 1996; ISBN 9789507210532 (VillafañeB2 EDR).
Fuentes
- Columba, Ramón; El Congreso que yo he visto; Editorial Ramón Columba; Buenos Aires; 1978 (3ª edición conteniendo los tres tomos); tomo III, pp. 191‑192. Columba era taquígrafo del Senado durante el desempeño, como senador, de Benjamín Villafañe Chaves.
- Villafañe, Benjamín; La encrucijada del desarrollo regional; Edit. Universidad Nacional de Jujuy; San Salvador de Jujuy (provincia de Jujuy); 1996; ISBN 9789507210532 (VillafañeB2 EDR).