;'''La capacidad de manejo de la tecnología
 
Habrá que aclarar siempre que decir autónoma no quiere decir autárquica. No vengo aquí a proponer una Argentina cerrada desarrollando por cuenta y riesgo propio toda la tecnología necesaria para sus requerimientos. De ninguna manera. La autarquía tecnológica no solamente es una imposibilidad en el mundo de hoy, sino que en el país donde se hizo el mayor esfuerzo para probar hasta dónde se podía llegar en materia de autarquía tecnológica —me refiero a China bajo la Revolución Cultural— unos pocos años fueron suficientes para mostrar un sonado fracaso. Los chinos ahora se han convertido, han cambiado su política casi radicalmente, son fervientes importadores de tecnología.
 
Quiero decir que la autonomía tecnológica significa la capacidad de elección de aquello que vamos a desarrollar, aquellos que vamos a importar y completar. Es la capacidad de armar lo que hemos definido muchas veces como los paquetes tecnológicos más convenientes, más adecuados para la resolución de un problema. Seguramente en este Encuentro se van a presentar numerosos ejemplos de paquetes; es decir, de complejos de conocimientos tecnológicos, con elementos de producción nativa y elementos de producción foránea.
 
Hablar de tecnología nacional, como a veces se hace, siempre me ha parecido una simplificación bastante inocente. No se trata de tecnología nacional, se trata de manejo propio de la tecnología que más nos conviene, nacional o no nacional. Por supuesto que si no hay un fuerte contenido de elementos propios esos paquetes pueden no estar bajo nuestro control: si el paquete tiene todos los elementos importados, sencillamente nos encontramos bajo el dominio del dueño del paquete.
 
;'''La tecnología y su ligazón con la estructura productiva
 
Con referencia al manejo autónomo de la tecnología, es fundamental tener muy en claro que el acontecer tecnológico transcurre en el espacio de la estructura productiva de bienes y servicios, y que, en consecuencia, debe prestarse la máxima atención a las relaciones entre tecnología y estructura productiva. Por ejemplo, los actores que participan en el desarrollo tecnológico no son solamente los técnicos y científicos que han desarrollado los primeros conocimientos y han examinado ala aplicación de esos conocimientos a un determinado proceso o producto, sino también un sinfín de otras personas de la sociedad. Este conjunto funcionará con una racionalidad más próxima a la estructura productiva que a la de los actores del ámbito científico o cultural. Para los actores del ámbito científico rigen ciertos principios y normas que son los que durante siglos la humanidad ha definido para la actividad científica propiamente dicha. No necesariamente las mismas normas, principios y reglas rigen en el universo tecnológico, porque en él, ligado estrechamente a la estructura productiva, inmediatamente repercuten las actitudes, valores, normas, criterios y métodos que son habituales en la estructura productiva. Éste es un punto muy crítico, porque a causa de una serie de razones que sería largo discutir ahora, generalmente se suele considerar a la tecnología apenas como ciencia aplicada, como indisolublemente ligada y predeterminada por la ciencia, y de ahí se extraen consecuencias que no son las más saludables para las políticas científicas y tecnológicas de un país, tales como pensar que es condición necesaria y suficiente tener buenos científicos y buenos técnicos para tener buena tecnología.
 
No hay duda de que no es condición necesaria ni tampoco suficiente; y al respecto hemos conseguido en Latinoamérica toneladas de papeles, libros, ensayos, conferencias, que lamentablemente no son siempre consultadas por personas que vienen de otro ambiente, como el cultural o el cientìfico, en su sentido estricto, o el ambiente universitario, también en sentido estrito. Por lo tanto, es evidente que parece una inocentada, diría yo, simplificar el problema y tratar de verlo como una secuencia lineal. Don Bernardo Houssay decía en su buena época: ''Hágase ciencia y con eso estará todo más o menos resuelto en poco tiempo''. Por supuesto es una cita muy libre. Nunca lo oí a don Bernardo decir las cosas de esa manera; pero era el pensamiento que lo iluminaba a él y a otros hombres ilustres de la época y a instituciones, también ilustres. Las cosas han mostrado ser más complejas; hay una experiencia ya ganada en el mundo entero. Yo rogaría encarecidamente a los que recién entran en este tema, a los que recién llegan a este tema, que no ignoren que hay bibliotecas inmensas dedicadas a él. No vaya a ocurrir lo que me pasó no hace mucho. Un bioquímico de muy buen nivel me vino a pedir bibliografía porque estaba interesado en estos problemas de la tecnología, y le dije: ''Dígame, ¿bibliografía sobre qué aspectos?'' ''Y bueno, Ud. sabe... esta cuestión de la tecnología, el desarrollo económico, si Ud. tuvieran, en fin, algo.'' Como diciendo dos o tres libritos. Yo verdaderamente me sentí disgustado y alarmado. Disgustado porque me pareció una falta de respeto y asustado porque me dije: ''¡Diablos! Aunque estamos en 1983, hombres grandes siguen preguntando las cosas que se preguntaban sus maestros hace treinta años''. La respuesta que le dí es la respuesta que hay que dar en estos casos. Le mostré, sencillamente, una parte de mi biblioteca para que viera que en materia de documentación sobre relaciones entre tecnología, desarrollo y ciencia había algo más de mil y tantos títulos, sólo en mi biblioteca particular. Entonces le dije, con bastante soltura, que eligiera lo que le gustase. El hombre se dio cuenta que él verdaderamente no había justipreciado la dimensión del problema.
 
;'''La política económica es determinante de la política tecnológica
 
Me parece fundamental tener muy clara la conciencia de este problema. En esta relación con la estructura productiva es donde nace la necesidad de ligar la política económica. No puede haber política tecnológica a contrapelo de la política económica. Es una contradicción. Basta un solo cambio en la tarifa arancelaria de productos que se importan para que todo un desarrollo tecnológico se frustre, si este cambio de aranceles es desfavorable para la producción nacional. Por lo tanto, política económica y política tecnológica deben marchar a la par y con absoluta coherencia. Por supuesto que luego hay que establecer los vínculos entre política tecnológica y política científica, en la medida que la ciencia es contribuyente muy importante de los paquetes tenológicos. Y con la politica cultural, porque hay que tener una política de formación de cuadros para alimentar la producción y manejo de la tecnología en la sociedad.
 
Una vez que hayamos logrado asegurar la coherencia estaremos asegurando la existencia misma de una política tecnológica. Absolutamente inútil será declamar objetivos tecnológicos globales magníficos si la política económica implícita o explícitamente está diciendo otra cosa en la letra chica. Si está alimentando una capacidad de importación ciega de tecnología, por ejemplo, so pretexto de que nadie sabe importar mejor que el empresario que necesita la tecnología para satisfacer sus necesidades. Eso ha sido comprobado en estudios realizados en todas las sociedades, capitalistas, no capitalistas, socialistas, medio socialistas, alineados, semialineados, etc. Hay toda una bibliografía que les puede mostrar que eso es una falacia. No es cierto que la importación libre, que la importación ciega de tecnología favorezca la capacidad de desarrollo tecnológico de un país. También es cierto que no favorece la capacidad tecnológica del país una actitud negativa absoluta en materia de importación de tecnología. Se trata de ejercer, justamente, esa capacidad autónoma para constituir un paquete adecuado.
===Fuentes===
* Sábato, Jorge A.; ''Propuesta de política y organización en ciencia y tecnología''; Centro de Participación Política de la UCR, Encuentro Nacional de Ciencia, Tecnología y Desarrollo; Ciudad de Buenos Aires; 12 al 16 de octubre de 1983; pp. 39‑45.
==Fuentes generales==
Cambios - ECyT-ar

Cambios

Jorge Alberto Sábato

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