:''Hoy, claro, lo releo con un poco más de distanciamiento intelectual, de embriones de análisis, de territorios descuidados en la primera lectura y que ahora adquieren un relieve diferente. La obsesión científica en Arlt, por ejemplo, que entonces me había dejado indiferente. ¿Influencias familiares, primeros oficios, atavismos germánicos en una época en que la química, la balística y la farmacopea parecían tener su amenazante capital en Berlín? Se sabe que Arlt murió mientras trabajaba en su improvisado laboratorio, a punto de lograr un procedimiento que hubiera evitado un drama de la época que hoy resulta inconcebible: el corrimiento de las mallas en las medias de las mujeres. Múltiples temas y episodios de sus cuentos y novelas vuelven explicable y casi fatal esta vocación paralela de inventor; ya en su primer libro, el adolescente Silvio Astier ha fabricado una culebrina capaz de atraer a toda la policía del barrio, y da consejo a un amigo sobre la manera de hacer volar un aeroplano. El día en que explica ante oficiales del ejército sus ideas sobre un señalador automático de estrellas y una máquina capaz de imprimir lo que se le dicta oralmente, Silvio logra su primer empleo como mecánico de aviación, e irónicamente lo pierde cuando un teniente coronel lo da de baja con una explicación que sigue explicando tantas cosas: «Vea, amigo... su puesto está en una escuela industrial. Aquí no necesitamos personas inteligentes, sino brutos para el trabajo».
Cortázar y Arlt usan ''ciencia'' en su acepción décimonónica (todavía válida en países como EEUU, véase el artículo [[tecnología]]) que engloba a todos los saberesconvalidados, tanto académicos como prácticos. Esto se pone claramente de manifiesto en la trilogía que constituye el corazón de la obra de Arlt: ''El juguete rabioso'', ''Los siete locos'' y ''Los lanzallamas'' (Obras Completas, tomo I). No puede ser casual que dos de los protagonistas de estas tres obras sean inventores, Silvio Astier y Remo Erdosain. Todo señala, clave que ya esboza el propio Cortázar, hacia la asignación a la tecnología del rol de implantadora en el mundo de un orden naturalmente ausente. El siguiente fragmento de un diálogo entre el Rufián y el Astrólogo en ''Los siete locos'' (Obras Completas, tomo I, p. 143) da una importante pista al respecto.
:''—¿De manera que una de las bases de su sociedad será la obediencia?...
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