Transporte urbano de pasajeros
La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina
El transporte urbano de pasajeros es el servicio de transporte que permite a los habitantes de una localidad desplazarse con facilidad y a bajo costo a los diferentes lugares de la misma y sus alrededores.
Funciones principales del servicio
Aunque pueden haber otros desplazamientos menos frecuentes, los siguientes son los principales de cualquier servicio de transporte urbano de pasajeros, en orden aproximado de importancia:
- entre el domicilio y el lugar de trabajo;
- entre el domicilio y un centro educativo;
- entre el domicilio y lugares o centros de compra de alimentos y otras mercaderías;
- entre el domicilio y hospitales, centros administrativos, bancos y otros proveedores de servicios;
- entre lugares que no son domicilios.
La mayoría de los desplazamientos tienen como punto de partida o de llegada un domicilio, lo que genera la necesidad de una amplia área de cobertura, generando una frecuencia de uso que es proporcional a la densidad de población en esa área. Los puntos de partida o llegada más comunes fuera de los domiciliarios son las escuelas, centros comerciales, supermercados, bancos, centros administrativos nacionales, provinciales y municipales. Con menor frecuencia, acotada a los días feriado, son los centros de esparcimiento como playas (en verano), lugares de entretenimiento como los cines, teatros, salas de juegos y de esparcimientos de cualquier tipo (como estadios, clubes, centros deportivos y discotecas).
Importancia social del transporte urbano
La tendencia actual de las sociedades contemporáneas es el máximo reemplazo de personas por máquinas siempre que sea posible y la concentración del trabajo en establecimientos especiales como fábricas, administraciones y prestadoras de servicios. La racionalización/justificación de esta tendencia es que las máquinas son más precisas que las personas en tareas repetitivas (argumento inválido en el caso de los servicios de contestación automática de reclamos, que rara vez tienen las opciones requeridas ni permiten una interacción inteligente) y que cometen menos errores (argumento generalmente válido). La razón de fondo es otra: es más rentable (da mayores ganancias) usar máquinas por personas en todos los trabajos donde pueden hacer la misma tarea o donde la disminución de calidad no genera excesivos reclamos (caso de los servicios de contestación telefónica y los cajeros automáticos de los bancos).
Cómo la gran mayoría de los trabajadores hace sus tareas lejos de sus domicilios y carecen de medios propios de transporte, y las fábricas y centros de servicios no proveen a su personal de transporte, el transporte urbano cumple la crucial función social de permitir el acceso a los puestos de trabajo. Este acceso tiene un costo que significa una disminución del salario efectivamente disponible para que el trabajador cubra sus necesidades básicas de alimentación, vestimenta, vivienda, educación, salud, relación social y protección de su integridad personal.
El transporte público cumple también una función integradora porque permite concurrir con facilidad a los lugares donde tienen lugar actividades sociales que cohesionan a los pobladores. En este sentido es importante señalar que lo más conveniente sería que la tarifa fuera plana, es decir, única dentro de un ejido municipal, independientemente de la distancia recorrida y con posibilidad de trasbordo sin cargo entre diferentes líneas de colectivos. Éste fue durante mucho tiempo el caso del correo —hasta su casi desuso por la aparición del correo electrónico, salvo para la remisión de documentos especiales— donde costaba lo mismo enviar una carta a la Antártida que a la ciudad en que uno vivía. Esto se hace mediante prorrateo, repartiendo el costo real del funcionamiento del servicio entre todos los usuarios. En el caso del transporte se deberían aplicar tarifas diferenciales más altas para las zonas que no requieren subsidios, como barrios residenciales cerrados y otros centros de lujo o de actividades que no se quiere fomentar, como casinos, bares, hipódromos y otros de naturaleza semejante.