Hoy en día no mostramos nuestro cuerpo tal cual es a los no pertenecientes al círculo familiar, salvo en los clubes nudistas o en la relación sexual. Partiendo de su inicial función de abrigo la vestimenta se ha convertido en una piel artificial, una máscara corporal que nos oculta a los ojos ajenos. Por extensión surgieron el maquillaje, los tatuajes, los implantes de silicona, el bronceado, las pestañas y pelucas artificiales y muchos otros artilugios que nos permiten simular tener cuerpos que no tenemos. Lo no físico —como la mente, nuestra trayectoria personal, destrezas, sentimientos y devociones— que no se ve no cuenta por regla general, salvo en el círculo de amigos íntimos.
===Véase también===
* {{:Solivérez TSN}}, Libro 1, Capítulo 6, sección El tejido; pp. 88‑91; 2014.