Saber hacer las elecciones tecnológicas apropiadas para resolver mejor sus problemas y sus necesidades básicas es una habilidad crítica para los miembros de una sociedad tecnológica. Cualquier persona puede elegir bien si dispone de información ]] suficiente y es capaz de procesarla. Los gobiernos pueden obligar a los fabricantes y comerciantes a proporcionar los datos relevantes de sus productos, pero esto no es suficiente. Cuando las personas no tienen las destrezas necesarias para defender por sí mismas sus intereses, incluyendo las de hacer que los gobiernos les informen y capaciten bien, el resultado inevitable es el aumento de la desigualdad y la disminución de la calidad de vida. Cuando las personas no pueden hacer por sí mismas buenas elecciones racionales, son dependientes de intermediarios que como regla general velarán por sus propios intereses. Las claramente evidentes consecuencias políticas de una dependencia generalizada son el [[clientelismo]] y la [[corrupción]].