Diferencia entre revisiones de «Ética en ciencias y tecnologías»

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El problema de la '''ética en ciencias y tecnologías''' es el de las finalidades que tienen estas actividades en el país, el de quienes son los beneficiarios y quienes son los perjudicados (o no beneficiados) por la realización de estas actividades.
 
El problema de la '''ética en ciencias y tecnologías''' es el de las finalidades que tienen estas actividades en el país, el de quienes son los beneficiarios y quienes son los perjudicados (o no beneficiados) por la realización de estas actividades.
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El estudio y la práctica de las ciencias y tecnologías se centra mayoritariamente en los objetos; cuando se ocupa de las personas, las trata como objetos. De allí que en el último caso sea necesario establecer reglas, como las que restringen los experimentos con seres humanos que puedan afectar no sólo su integridad física (como objeto) sino también psíquica (como sujeto). La ética, en cambio, se ocupa de las relaciones entre sujetos y de las acciones que los afectan o pueden afectarlos individual o grupalmente. Se ocupa de lo que la experiencia transmitida por la [[cultura]], indica que es conveniente hacer, dejar hacer, dejar de hacer o impedir hacer.
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A diferencia de las leyes naturales, que deben descubrirse, las leyes morales son construcciones históricas transmitidas por tradición y por religión. Los principios morales básicos que condicionan los comportamientos, los valores, deben ser explicitados porque distintas personas consciente o inconscientemente se rigen por sistemas de valores que pueden ser muy diferentes. Un sistema de valores, construcción mucho más compleja que una mera escala, queda bien definido sólo cuando se establece cual prima respecto de otro cuando entran en conflicto. Diferencias entre sistemas de valores explican en parte, aunque no totalmente, los conflictos entre partidos políticos. Si prevalece el derecho a la propiedad sobre derechos humanos básicos como el de la alimentación (caso de los regímenes conservadores) se tiene un régimen político muy diferente que si prima la afiliación partidaria sobre la autonomía (régímenes clientelistas), la racionalidad sobre la solidaridad (regímenes tecnocráticos) o los intereses empresarios sobre los sociales (regímenes corporativos o plutocráticos).
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Cuando un valor prima sobre la mayoría de los restantes, se convierte en un condicionador principal de las acciones, una finalidad en el sentido [[teleología|teleológico]]. Los sistemas de valores resultan así ser los principales condicionantes de las actividades humanas.
  
  
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No faltan temas de investigación sobre problemas nacionales todavía no bien conocidos o resueltos, como la enfermedad de Chagas-Mazza. Para confirmarlo basta hojear los más de 500 estudios científicos de la revista [http://www.cienciahoy.org.ar/ Ciencia Hoy] y las más de 700 páginas del trabajo [http://www.uia.org.ar/departamento.do?nid=682&id=2 Debilidades y desafíos tecnológicos del sector productivo]. Hay abundantes soluciones tecnológicas, muchas veces muy antiguas y simples, para la adecuada satisfacción de las necesidades vitales de los más pobres: alimento, vestimenta, vivienda, salud. Ni siquiera es válida la histórica excusa de que escasean los fondos, ya que hoy muchos quedan sin usar por falta de suficientes proyectos bien encarados y con actores idóneos. Lo que falta son obras estatales de infraestructura tecnológica como caminos, electricidad, riego artificial, medios de transporte baratos y rápidos, reciclado de metales, inactivación centralizada de materiales peligrosos como las pilas... Lo que falta es una [[educación]] no sólo comprometida con la mejor comprensión del mundo, sino capaz de brindar destrezas de resolución no [[clientelismo|clientelista]] de los problemas humanos (que el gobierno haga lo que debe, pero cada uno debe hacer también su parte); una educación que brinde medios y metas a desorientados adolescentes que no saben cómo insertarse constructivamente en una sociedad que las raras veces que les da capacitación no les da un trabajo en donde les valga. Lo que falta son tecnologías que den trabajo en los lugares donde más se necesitan, en los rincones rurales de todo el interior del país de modo de revertir la migración hacia los aceleradamente crecientes bolsones de indigencia y marginalidad de los cinturones urbanos. Lo que falta son científicos y tecnólogos con compromiso social y con amor a la justicia, capaces de arremangarse e ir a trabajar adonde más se los necesita, no adónde se gane más.
 
No faltan temas de investigación sobre problemas nacionales todavía no bien conocidos o resueltos, como la enfermedad de Chagas-Mazza. Para confirmarlo basta hojear los más de 500 estudios científicos de la revista [http://www.cienciahoy.org.ar/ Ciencia Hoy] y las más de 700 páginas del trabajo [http://www.uia.org.ar/departamento.do?nid=682&id=2 Debilidades y desafíos tecnológicos del sector productivo]. Hay abundantes soluciones tecnológicas, muchas veces muy antiguas y simples, para la adecuada satisfacción de las necesidades vitales de los más pobres: alimento, vestimenta, vivienda, salud. Ni siquiera es válida la histórica excusa de que escasean los fondos, ya que hoy muchos quedan sin usar por falta de suficientes proyectos bien encarados y con actores idóneos. Lo que falta son obras estatales de infraestructura tecnológica como caminos, electricidad, riego artificial, medios de transporte baratos y rápidos, reciclado de metales, inactivación centralizada de materiales peligrosos como las pilas... Lo que falta es una [[educación]] no sólo comprometida con la mejor comprensión del mundo, sino capaz de brindar destrezas de resolución no [[clientelismo|clientelista]] de los problemas humanos (que el gobierno haga lo que debe, pero cada uno debe hacer también su parte); una educación que brinde medios y metas a desorientados adolescentes que no saben cómo insertarse constructivamente en una sociedad que las raras veces que les da capacitación no les da un trabajo en donde les valga. Lo que falta son tecnologías que den trabajo en los lugares donde más se necesitan, en los rincones rurales de todo el interior del país de modo de revertir la migración hacia los aceleradamente crecientes bolsones de indigencia y marginalidad de los cinturones urbanos. Lo que falta son científicos y tecnólogos con compromiso social y con amor a la justicia, capaces de arremangarse e ir a trabajar adonde más se los necesita, no adónde se gane más.
  
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==Fuentes==
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* Kohlberg.
  
 
==Enlaces externos==
 
==Enlaces externos==

Revisión del 09:33 4 nov 2009

El problema de la ética en ciencias y tecnologías es el de las finalidades que tienen estas actividades en el país, el de quienes son los beneficiarios y quienes son los perjudicados (o no beneficiados) por la realización de estas actividades.


Valores y finalidades

El estudio y la práctica de las ciencias y tecnologías se centra mayoritariamente en los objetos; cuando se ocupa de las personas, las trata como objetos. De allí que en el último caso sea necesario establecer reglas, como las que restringen los experimentos con seres humanos que puedan afectar no sólo su integridad física (como objeto) sino también psíquica (como sujeto). La ética, en cambio, se ocupa de las relaciones entre sujetos y de las acciones que los afectan o pueden afectarlos individual o grupalmente. Se ocupa de lo que la experiencia transmitida por la cultura, indica que es conveniente hacer, dejar hacer, dejar de hacer o impedir hacer.

A diferencia de las leyes naturales, que deben descubrirse, las leyes morales son construcciones históricas transmitidas por tradición y por religión. Los principios morales básicos que condicionan los comportamientos, los valores, deben ser explicitados porque distintas personas consciente o inconscientemente se rigen por sistemas de valores que pueden ser muy diferentes. Un sistema de valores, construcción mucho más compleja que una mera escala, queda bien definido sólo cuando se establece cual prima respecto de otro cuando entran en conflicto. Diferencias entre sistemas de valores explican en parte, aunque no totalmente, los conflictos entre partidos políticos. Si prevalece el derecho a la propiedad sobre derechos humanos básicos como el de la alimentación (caso de los regímenes conservadores) se tiene un régimen político muy diferente que si prima la afiliación partidaria sobre la autonomía (régímenes clientelistas), la racionalidad sobre la solidaridad (regímenes tecnocráticos) o los intereses empresarios sobre los sociales (regímenes corporativos o plutocráticos).

Cuando un valor prima sobre la mayoría de los restantes, se convierte en un condicionador principal de las acciones, una finalidad en el sentido teleológico. Los sistemas de valores resultan así ser los principales condicionantes de las actividades humanas.


Finalidades de las actividades científicas y tecnológicas

Niña chaqueña desnutrida.

Las actividades científicas y tecnológicas pueden proporcionar satisfacción y prestigio a sus practicantes e importantes ingresos a sus contratantes. Pueden centrarse en develar apasionantes incógnitas, como la naturaleza de la materia oscura interestelar, o en agrandar las fronteras del consumo con artefactos que aumentan el placer y el estatus social de sus poseedores. La búsqueda de la belleza y la verdad (placer intelectual) y del placer físico parecen ser las principales impulsoras de estas actividades, especialmente en los países que están en la vanguardia de los saberes científicos y los desarrollos tecnológicos. ¿Es en esta frontera de lo desconocido donde se puede y debe encontrar las finalidades justificatorias de las cuantiosas inversiones que Argentina hace hoy en estos campos?

La duda no es si en Argentina se puede o no hacer buena ciencia, según los estándards internacionales, o tecnología innovadora y de avanzada. Está probado que sí por sus tres premios Nobel en ciencias biológicas y por empresas tecnológicas como INVAP, Tenaris y Vassalli. No hay dudas, tampoco, de que las ciencias y las tecnologías pueden tener resultados valiosos. La pregunta crucial a contestar no es ¿ciencias y tecnologías para qué? sino ¿ciencias y tecnologías para quién? El desafío es si se puede hacer ciencia y tecnología que ayude a las mayorías, los pobres y postergados de todos los rincones del país, a comprender mejor su mundo natural y social y a transformarlo más eficazmente en beneficio de todos, a la vez que usando de modo sustentable los recursos y preservando las formas de vida naturales.

Obstáculos

Cuando una sociedad es incapaz de satisfacer de modo suficientemente generalizado las necesidades básicas de sus integrantes, se invoca usualmente alguno de los siguientes factores:

  1. Explotación o colonialismo por países más poderosos que extraen la riqueza del país y sumen a su población en la miseria.
  2. Circunstancias naturales adversas, como carencia de recursos naturales suficientes para satisfacer de modo autónomo todas sus necesidades básicas e incapacidad de usar los existentes para obtener los faltantes.
  3. Características culturales que dificultan la inserción en la economía capitalista imperante.

Los dos primeros factores "echan la culpa" a otros por los problemas, una manera de justificar la incapacidad de los argentinos de solucionarlos. En el primer caso se adopta la teoría conspirativa de la historia que afirma que no se puede dar una orientación moral a las actividades científicas y tecnológicas —como a muchas otras— porque lo impiden los poderosos de Argentina y de los países que dominan el planeta. Desde el punto de vista de la acción racional la adopción de estas teorías hace imposible actuar para la resolución de problemas que resultan así ser, por definición, insolubles. Lo mismo sucede cuando se acepta que el orden vigente es el natural. Cuando Marx afirmó que “la religión es el opio de los pueblos” no cuestionaba las prescripciones morales inherentes a todas ellas. Lo que condenaba era el conformismo, la inacción a que lleva postergar para el más allá la búsqueda de la justicia y el bienestar, por los que se debe actuar y luchar aquí y ahora. La postergación indefinida de las aspiraciones legítimas conduce al escape de la realidad por los medios que sea, como la droga o, si el instinto de supervivencia prima sobre el respeto al prójimo, la violación de todas las reglas éticas para lograr la salvación a cualquier precio.

El segundo factor es, en realidad, inaplicable a Argentina, país que tiene enormes recursos naturales mal aprovechados, como el cultivo del algodón en el Gran Chaco o los minerales que podrían ser extraídos de modo menos contaminante que por la minería a cielo abierto y sus embarques bien controlados para el pago de los cánones correspondientes.

El tercer factor es el que ha sido menos analizado y el más pelémico de todos, del que el Facundo de Sarmiento es un caso prototípico. Requiere, entre muchos otros, un análisis crítico de los fundamentos de las teorías económicas capitalistas hoy imperantes de modo casi indiscutido.

Hay que hacer rendir las inversiones

Argentina tiene más de 50.000 científicos y tecnólogos trabajando en costosas instalaciones, la mayoría de los cuales generan conocimientos y lucro sólo para el exterior o para unos pocos empresarios argentinos —aunque con algunas excepciones gloriosas por lo escasas, como la Fundación Favaloro. Los biólogos argentinos, por ejemplo, estudian las bacterias que viven a miles de metros de profundidad en las sulfurosas fuentes termales de la dorsal mesoatlántica, mientras la vulgar pero insuficientemente estudiada vinchuca sigue transmitiendo el todavía incurable mal de Chagas-Mazza a millones de argentinos. Los tecnólogos argentinos desarrollan nuevos materiales y dispositivos mientras los campesinos de vastas regiones del país no pueden sacar el agua que tienen a pocos metros de profundidad en el subsuelo por falta de molinos de viento o generadores eléctricos o bombas solares Stirling baratos y fáciles de reparar. Los argentinos, a través de impuestos (incluso a la comida, como el IVA), retenciones y aranceles de todo tipo— invierte en 2009 casi 4.400 millones de pesos en ciencias y tecnologías, ¿con qué beneficios y para quién? No se lo sabe con certeza por que no hay evaluaciones adecuadas ni rectificaciones apropiadas para la buena orientación de las tareas.

El mero rebalse de actividades científicas desorientadas no genera tecnologías socialmente valiosas, sólo multiplica información irrelevante y de difícil o imposible acceso. La multiplicación de la producción con ayuda de los científicos y tecnólogos, como hoy promueve activamente la Ley de Vinculación Tecnológica, aunque bien orientada hacia pymes (las mayores proveedoras de fuentes de trabajo) no es suficiente si es indiscriminada. El derrame de la riqueza concentrada de un escaso y decreciente número de ricos no resuelve los problemas vitales de los más pobres, sólo genera cartoneros.

Orientación de las actividades científicas y tecnológicas

No faltan temas de investigación sobre problemas nacionales todavía no bien conocidos o resueltos, como la enfermedad de Chagas-Mazza. Para confirmarlo basta hojear los más de 500 estudios científicos de la revista Ciencia Hoy y las más de 700 páginas del trabajo Debilidades y desafíos tecnológicos del sector productivo. Hay abundantes soluciones tecnológicas, muchas veces muy antiguas y simples, para la adecuada satisfacción de las necesidades vitales de los más pobres: alimento, vestimenta, vivienda, salud. Ni siquiera es válida la histórica excusa de que escasean los fondos, ya que hoy muchos quedan sin usar por falta de suficientes proyectos bien encarados y con actores idóneos. Lo que falta son obras estatales de infraestructura tecnológica como caminos, electricidad, riego artificial, medios de transporte baratos y rápidos, reciclado de metales, inactivación centralizada de materiales peligrosos como las pilas... Lo que falta es una educación no sólo comprometida con la mejor comprensión del mundo, sino capaz de brindar destrezas de resolución no clientelista de los problemas humanos (que el gobierno haga lo que debe, pero cada uno debe hacer también su parte); una educación que brinde medios y metas a desorientados adolescentes que no saben cómo insertarse constructivamente en una sociedad que las raras veces que les da capacitación no les da un trabajo en donde les valga. Lo que falta son tecnologías que den trabajo en los lugares donde más se necesitan, en los rincones rurales de todo el interior del país de modo de revertir la migración hacia los aceleradamente crecientes bolsones de indigencia y marginalidad de los cinturones urbanos. Lo que falta son científicos y tecnólogos con compromiso social y con amor a la justicia, capaces de arremangarse e ir a trabajar adonde más se los necesita, no adónde se gane más.

Fuentes

  • Kohlberg.

Enlaces externos