Diferencia entre revisiones de «Benjamín Villafañe Chaves»

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* Columba, Ramón; ''El Congreso que yo he visto''; Editorial Ramón Columba; Buenos Aires; 1978 (3ª edición conteniendo los tres tomos); tomo III, pp. 191‑192. Columba era taquígrafo del Senado durante el desempeño, como senador, de Benjamín Villafañe Chaves.
 
* Columba, Ramón; ''El Congreso que yo he visto''; Editorial Ramón Columba; Buenos Aires; 1978 (3ª edición conteniendo los tres tomos); tomo III, pp. 191‑192. Columba era taquígrafo del Senado durante el desempeño, como senador, de Benjamín Villafañe Chaves.
* Villarino, Emilio (compilador); [http://www.voceroparlamentario.gov.ar/tomo37.html ''Benjamín Villafañe: una pasión política'']; Círculo de Legisladores de la Nación Argentina; Buenos Aires; 1999; ISBN 9789879336281. Fragmentos de libros, discursos y proyectos de ley.
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* Villarino, Emilio (compilador); [http://www.voceroparlamentario.gov.ar/pdf/villafanehoja.swf ''Benjamín Villafañe: una pasión política'']; Círculo de Legisladores de la Nación Argentina; Buenos Aires; 1999; ISBN 9789879336281. Fragmentos de libros, discursos y proyectos de ley.
  
  
 
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Retrato de Benjamín Villafañe Chaves circa 1920.

Benjamín Villafañe Chaves, quien firmaba y era conocido como Benjamín Villafañe, fue un destacado político y prolífico escritor jujeño. Es frecuentemente confundido con su padre, Benjamín Villafañe Bazán, por lo que se los diferencia aquí con el apellido de sus madres (que no usaban, como es la práctica mayoritaria en Argentina).

Biografía

Caricatura de Benjamín Villafañe Chaves hecha por Ramón Columba, circa 1938.

Nació, el 3 de febrero de 1877, en el barco en que su familia viajaba rumbo a Orán (provincia de Salta) y fue bautizado en San Salvador de Jujuy, donde residió la mayor parte de su vida. Murió en 1952 en la Ciudad de Buenos Aires, donde se radicó en los últimos años de su vida.

Desempeñó numerosos cargos políticos entre los que más se destacan los siguientes:

  • 1909‑1910: Legislador provincial de Jujuy.
  • 1917‑1918: Legislador provincial de Jujuy.
  • 1918‑1920: Presidente del Consejo Provincial de Educación de Jujuy.
  • 1924‑1927: Gobernador de Jujuy.
  • 1932‑1941: Senador Nacional por Jujuy.

Profundamente interesado en la divulgación de sus acciones e ideas, publicó los siguientes libros así como numerosos artículos en revistas y periódicos provinciales y nacionales:

  1. Nuestros males y sus causas; Juan Perroti Casa Editora; Buenos Aires; 1919.
  2. Irigoyen, el último dictador; ?; Buenos Aires; 1922.
  3. La redención de los grandes latifundios; Talleres Gráficos del Estado; Jujuy; 1924.
  4. El irigoyenismo, enfermedad nacional; Talleres Gráficos del Estado; Jujuy; 1927.
  5. Miseria de un país rico: proteccionismo y libre cambio, atentados a la República, industrias muertas o en agonía; Talleres Gráficos del Estado; San Salvador de Jujuy; 1926.
  6. El atraso del interior; Imprenta Buttazzoni; Jujuy; 1926.
  7. El petróleo y la Constitución Nacional; Talleres Gráficos del Estado; Jujuy; 1926.
  8. Política económica suicida. País Conquistado. La Conferencia de La Rioja; Imprenta Buttazzoni; Jujuy; 1927. Segunda parte de La miseria de un país rico.
  9. Degenerados; ?; Buenos Aires; 1928.
  10. De la lucha: algunos discursos y documentos; Imprenta Buttazzoni; Jujuy; 1929.
  11. Pasado y presente: la República Argentina ante el conflicto paraguayo-boliviano; Edit. Librería del Colegio; Buenos Aires; 1933.
  12. Historia de dos administraciones; ?; ?; 19??.
  13. Socialismo rojo - comunismo; Edit. Librería del Colegio; Buenos Aires; 1932.
  14. Lo que cuesta salvar una provincia: la agresión de los hermanos Armando y Ernesto Claros y el caso del ex Ministro de Hacienda Pedro Campos; Librería del Colegio; Buenos Aires; 1934.
  15. Hora obscura; imprenta no identificada; Buenos Aires; 1935.
  16. La ley suicida; Imprenta Mercatali; Buenos Aires; 1936. Segunda parte de Hora obscura.
  17. La región de los parias; Editorial Cabaut y Cia.; Buenos Aire; 1934.
  18. Chusmocracia; Imprenta Mercatali; Buenos Aires; 1937. Tercera parte de Hora obscura.
  19. El asesinato de Rafael Tauler: perpetrado por las autoridades y amparado por la justicia; Imprenta Mercatali; Buenos Aire; 1938.
  20. Cosas de nuestra tierra: el paraíso de los usureros, la ley al servicio del crimen, parálisis del progreso argentino; Librería del Colegio; Buenos Aires; 1939.
  21. La tragedia argentina; Imprenta José Menéndez; Buenos Aires; 1943.
  22. El destino de Sud América; Talleres Gráficos Perú; Buenos Aires; 1944.
  23. El general Uriburu y la revolución de setiembre; imprenta no identificada; Buenos Aires; 1947.
  24. Motivos de la selva y de la montaña; Talleres Gráficos de Domingo E. Taladriz; Buenos Aires; 1952.
  25. Las mujeres de antaño en el norte argentino; Talleres Gráficos de Domingo E. Taladriz; Buenos Aires; 1953.

Ideas sobre las tecnologías y el desarrollo nacional

Sus ideas proteccionistas, de fomento de la industria y de la importancia de los transportes fueron reiteradamente expresadas en muchos de sus libros. Las siguientes son sólo algunas citas —sólo ilustrativas y no exhaustivas— de las mismas:

Yo no soy de los que creen, como ciertas escuelas materialistas, que los factores económicos y geográficos sean los únicos que forman la civilización de un pueblo. Pero no hay duda que su influencia es poderosa. (Miseria de un país rico, p. 26.)
La cifra total del valor de lo que los argentinos introducen del exterior sin necesidad asciende a la suma de seiscientos millones de pesos que a quedar en el país lo transformarían en pocos años en uno de los emporios de riqueza más podersos del mundo, en un organismo sano, vigoroso, asiento de una civilización autóctona, centro de atracción de los hombres de trabajo de los pueblos más laboriosos de la tierra. (La encrucijada del desarrollo regional, p. 43.)
Debe ser tarea empeñosa para los hombres de trabajo predicar hasta el cansancio sobre temas de cuya solución depende la prosperidad o la ruina de todos a fin de formar una conciencia colectiva que —como en Inglaterra, el país clásico del libre cambio— haga que las masas socialistas reclamen y exijan de los gobiernos el amparo de las industrias de las que vivimos todos, amparo que no se encuentra por cierto en la defensa aduanera, sino en las múltiples medidas de fomento, algunas de las que han sido ya sometidas a la consideración de nuestros poderes públicos. (La encrucijada del desarrollo regional, pp. 43‑44.)
La agricultura ocupa actualmente en el país medio millón de brazos. No podrá recibir sino en medida limitada los cien mil jóvenes que cada año llegan a la edad de trabajar como consecuencia del aumento de la población. De los cien o doscientos mil inmigrantes que el país recibía en años anteriores, ya no podrán encontrar trabajo en los campos más de treinta o cuarenta mil por año , mientras no se colonice en gran escala, cosa que no nos preocupa como es notorio. El resto sólo encontrará trabajo si las manufacturas se desarrollan ampliamente. Con sesenta lavaderos, con el hilado y el tejido de los millones de kilos de lana y algodón que el país necesita para el consumo, se daría ocupación a una enorme cantidad de obreros. Como observa Alejandro Bunge— es mejor importar máquinas, implementos de trabajo y colorantes, que tejidos. Éstos se consumen en el país y las máquinas quedan, como quedan los salarios y los fletes. (Miseria de un país rico, pp. 147‑148.)
En 1918 publiqué un trabajo en el que hacía notar la necesidad urgente en que nos encontrábamos de dedicar especial atención a las industrias metalúrgicas y siderúrgicas, y de seguir el ejemplo del Brasil y de Chile en la instalación de altos hornos. Este trabajo me valió críticas acerbas de cierta prensa de la capital, según la que los argentinos no estábamos preparados para entrar en la era industrial. Esa creencia predomina todavía entre la gente influyente de Buenos Aires, creencia que viene a colocarnos en inferioridad de inteligencia y capacidad respecto de nuestros vecinos los brasileros y chilenos, que por entonces se apresuraron con éxito a cimentar estas industrias. Se dirá: ¿por qué si provincias como Jujuy y Salta tienen enormes cantidades de fierro, cobre, etc., no se trabajan estas minas? Pues precisamente porque para explotarse con provecho es menester que exista en el país una industria metalúrgica poderosa y bien defendida por las leyes nacionales y los aranceles aduaneros. (Miseria de un país rico, pp. 141‑14.)
El renglón maquinaria agrícola importado el año 1924 alcanzó la cifra de 20.000.000 de pesos oro. La importación de estos articulos elaborados en el exterior no paga derechos de aduana, derechos suprimidos en 1923. En el país se fabrican molinos, arados de diversos tipos, rastras de dientes y cultivadoras. Pero varios de los materiales que se importan para fabricar estos implementos pagan derecho de aduana, de manera que no pueden competir con el artículo similar que se importa. Las fábricas han empezado a cerrarse y en breve no quedará abierta ni una sola. Lo que ocurre con la industria siderúrgica no tiene perdón de Dios. El permiso a la exportación del hierro en la forma en que ha sido concedido significa un golpe de muerte para esta rama de la economía nacional, digna no sólo de ser protegida sino premiada por los poderes públicos pues se trata de algo así como de la espina dorsal de la economía de todo pueblo civilizado y hasta de un elemento tan indispensable para la defensa de la Nación como las armas y los buques. (La encrucijada del desarrollo regional, pp. 33‑34.)

La que probablemente sea la lista más completa de sus ideas sobre el desarrollo regional es la presentada en la conferencia de los gobernadores del noroeste (Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán) que tuvo lugar en la ciudad de Salta el 26 de junio de 1926. La siguiente es la lista de propuestas de acción hecha en dicha conferencia (Miseria de un país rico, pp. 255‑258):

  1. Protección legal que las industrias locales necesitan para su desarrollo dentro de los intereses generales del país, amparándolas del dumping y de la producción de aquellos países en donde no existe la jornada de ocho horas ni el salario mínimo.
  2. Estudio y reforma conveniente de las tarifas ferroviarias en las líneas que sirven al noroeste del país.
  3. Modificación y reforma de las leyes de aduana.
  4. Leyes de estímulo para el desarrollo de nuevas industrias.
  5. Aplicación inmediata de las leyes nacionales llamadas de fomento del Norte, sancionadas a raíz del último censo nacional.
  6. Sanción de un plan orgánico de saneamiento del Norte, aportando a la obra federal el concurso de las provincias necesitadas de él.
  7. Terminación de las obras de los ferrocarriles internacionales de Huaytiquina (Chile) y Yacuiba (Bolivia), concluyendo los acuerdos internacionales necesarios por parte del gobierno nacional, así como también los de Embarcación (Salta) a Formosa y de Barranqueras (Chaco) a Metán (Salta).
  8. Terminación de los litigios internacionales de límites, especialmente el de Bolivia, cuyo mercado tanto interesa al Norte.
  9. Arreglo de los límites interprovinciales, a fin de que las provincias tengan jurisdicción sobre la margen de los ríos navegables, suprimiendo algunas gobernaciones nacionales a fin de compensar superficies de territorios. (En esa época todavía existía la gobernación de los Andes, que en 1943 fue distribuida entre las provincias de Salta y Jujuy.[1])
  10. Celebración de nuevos acuerdos comerciales con los países vecinos.
  11. Gestión de preferencia en el arrendamiento de la línea de La Quiaca a Uyuni, en caso de que el gobierno de Bolivia quisiera realizar esta operación con otras compañías.
  12. Navegación del río Bermejo, complemento necesario para las obras ferroviarias del Norte y salida conveniente para la producción boliviana. (Esto no se había logrado todavía en 2010.)
  13. Inmediata sanción de una ley nacional de caminos. (La primera Ley Nacional de Vialidad, la N° 11.658, se sancionó en 1932.)
  14. Instalación de altos hornos eh Jujuy y estudios de los minerales de hierro y carbón de estas regiones por técnicos argentinos. (Altos Hornos Zapla se inauguró en 1945.)
  15. Estudios coordinados de las riquezas del subsuelo, encaminada a revelar las posibilidades de su explotación. (El estudio general recién se hizo en la década de 1990 para entregar su explotación, con grandes beneficios, a empresas privadas. Véase Minería.)
  16. Instalación de depósitos de aduana en el Interior, en la forma indicada en el proyecto del diputado nacional Arturo M. Bas.
  17. Estudio nacional de las caídas de agua en todo el Norte, también con fines industriales.
  18. Ley Nacional de petróleos. (La primera ley nacional del rubro se sancionó en 1932.)
  19. Desarrollo de una enseñanza general orientada de manera práctica y en armonía con las que las provincias desarrollen, de acuerdo con sus necesidades locales.
  20. Sanción del proyecto complementario del Código Penal en vigencia, sobre la creación de cárceles regionales.
  21. Dictado de una ley que reglamente el corte de bosques. (La 1ª ley nacional sobre el tema, la N° 26331[2], se sancionó en 2009.)
  22. Canalización del Paraná hasta los puertos de Santa Fe y Formosa.
  23. La ley por la cual se establece que debe oírse a los gobiernos de provincias en la designación de inspectores de las escuelas nacionales, así como en la confección del programa de las materias a enseñarse en las mismas.
  24. Organización de una estadística regularizada en estas provincias, en colaboración entre las mismas.
  25. Reforma del Código de Minería para prevenir en forma eficaz el acaparamiento de concesiones mineras.

Véase también

  • Villafañe, Benjamín; La encrucijada del desarrollo regional; Edit. Universidad Nacional de Jujuy; San Salvador de Jujuy (provincia de Jujuy); 1996; ISBN 9789507210532 (VillafañeB2 EDR).

Fuentes

  • Columba, Ramón; El Congreso que yo he visto; Editorial Ramón Columba; Buenos Aires; 1978 (3ª edición conteniendo los tres tomos); tomo III, pp. 191‑192. Columba era taquígrafo del Senado durante el desempeño, como senador, de Benjamín Villafañe Chaves.
  • Villarino, Emilio (compilador); Benjamín Villafañe: una pasión política; Círculo de Legisladores de la Nación Argentina; Buenos Aires; 1999; ISBN 9789879336281. Fragmentos de libros, discursos y proyectos de ley.