El primer consejero no necesitó saber contar, ni siquiera necesitó tener un nombre para designar la cantidad de porotos que juntó en el bolso de la derecha. Lo único que hizo fue hacer corresponder un poroto (y sólo uno) a cada jefe de familia, destreza normal de las personas adultas. Lo mismo hizo la encargada de los regalos, haciendo un regalo y sólo uno por cada poroto que le entregaron.
La relación de correspondencia así establecida —que en Matemática se denomina [http://es.wikipedia.org/wiki/Biyección ''biyección'']—establece la igualdad del cardinal de cada uno de los tres conjuntos comparados: el de los jefes de familia, el de los porotos, el de los regalos. Nótese que el cardinal no es un rasgo propio de un objeto, sino una relación entre un conjunto de referencia que se considera como invariable (en este caso el de los jefes de familia) y otros conjuntos cualesquiera. Como la cardinalidad es un rasgo esencial de los números, ésto nos dice ya que '''los números no son objetos ni rasgos de objetos, sino construcciones mentales abstractas'''.
Desde el punto de vista matemático el cardinal tiene dos fundamentos esenciales:
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