Según el sacerdote Pedro Lozano, cuando fracasó el asentamiento de Pedro de Mendoza en las cercanías de la actual Buenos Aires, quedaron libres 5 yeguas y 7 caballos que se reprodujeron rápidamente en las propicias praderas de la pampa húmeda. Prohibición Aunque los conquistadores castellanos prohibieron a los indígenas "pacificados" (obligados a ser vasallos de la corona) tener caballos. Los amerindios , los indígenas del norte patagónico desarrollaron pronto técnicas propias para capturar capturarlos y amansarlos, incorporándolos a su cultura. Los primeros en domesticar los caballos pampeanos fueron los tehuelches septentrionales, también denominados querandíes, tribus nómades guerreras que originalmente vivían de la recolección y de la caza de los ñandúes, liebres y zorros que abundaban entonces en la región. Fueron ellos quienes opusieron la más tenaz resistencia al establecimiento de los castellanos sobre la ribera sur del Río de la Plata, resistencia que se prolongó hasta fines del siglo XIX. Los tehuelches usaron los caballos como transporte personal, como arma de guerra y para alimentación (aunque para lo último preferían a las yeguas). No comían, en cambio carne vacuna, por lo que no usaron inicialmente los caballos para la captura o domesticación de vacunos. El aumento que los caballos dieron a su radio de acción hizo que se pusieran en contacto más estrecho con la etnia araucana que comenzó a ingresar masivamente al actual territorio argentino a mediados del siglo XVII: picunches, huiliches y en especial los mapuches.
En su libro Bariloche: las caras del pasado, Laura Méndez y Wladimiro Iwanow analizan así el proceso de incorporación del caballo a la cultura de los amerindios del norte patagónico:
Mientras abundó el ganado cimarrón las incursiones araucanas de caza de ganado vacuno fueron ocasionales y breves, arreando cada vez grandes tropillas allende la cordillera. A mediados del siglo XVIII se incrementó la presión española sobre los araucanos por la creciente ocupación de territorios. Al mismo tiempo comenzó a escasear el ganado salvaje como resultado de su creciente caza en vaquerías y su apropiación por las nacientes estancias y saladeros bonaerenses. Esto profundizó la penetración araucana en el territorio pampeano y patagónico, donde se mestizaron fuertemente con los tehuelches, proceso conocido como la araucanización de la región. A partir de ese momento las originales partidas de caza se transformaron en expediciones guerreras, los malones, para arrebatar el ganado apropiado por los colonos pampeanos. La creciente resistencia de éstos, tanto a través del establecimiento de líneas de fortines como de expediciones militares, fomentó la alianza de los araucanos y tehuelches de la región, como los ranqueles, en confederaciones alternativamente encabezadas por jefes de una u otra tribu.
Cuando a fines del siglo XIX aumentó enormemente el valor económico de las explotaciones pampeanas, los gobiernos argentinos decidieron poner definitivo fin a los malones, aniquilando a los amerindios indígenas del territorio argentinoque competían con los colonos. Con la ayuda del recientemente inventado telégrafo, que les permitió una rápida planificación y coordinación de acciones, y el poder de fuego del rifle de repetición Remington, los ejércitos argentinos aniquilaron a la casi totalidad de los guerreros araucanos y tehuelches del territorio. La incorporación de la tecnología del caballo desalentó la incipiente agricultura de los araucanos y fomentó su nomadismo y su carácter guerrero y depredador, al igual que el de las etnias pampeanas-patagónicas. A diferencia de los primeros jinetes eurasiáticos, cuyas tecnologías ecuestres les permitieron la conquista de la China y del Imperio Romano, para aquellos amerindios este desarrollo tecnológico fue casi causal de extinción.Sería fácil hacer historia-ficción y decir que los tehuelche–araucanos podrían haberse transformado en ganaderos, criando sus propios animales en vez de cazar los para ellos (no para los colonos) animales salvajes (la delimitación de campos por alambradas comenzó recién en el último cuarto del siglo XIX). Su pasaje de la caza del guanaco y el zuri a la de vacunos y caballos se produjo en poco más de un siglo, una verdadera revolución en términos culturales. Éste fue, sin embargo, sólo un cambio de presa y de técnicas de caza; la transición de vida nómade a sedentaria requiere muchos ajustes de todo tipo, incluidos los religiosos, que sólo pueden llevarse a cabo en el transcurso de muchas generaciones y en condiciones especialmente favorables o acuciantes. En los asentamientos indígenas devastados por los soldados de Roca durante la Conquista del Desierto se encontraron cultivos y corrales, evidencias de que esa transición ya había comenzado. La codiciosa y avasalladora civilización huinca no les dio tiempo para hacerla a su ritmo natural.
==Fuentes==
==Véase también==
* [[Domesticación eurasiática del caballo]].
 
==Algunos escritos que citan este artículo==
* Leoni, Juan B; ''[https://www.academia.edu/31648127/Obsolete_Muskets_Lethal_Remingtons_Heterogeneity_and_Firepower_in_Weapons_of_The_Frontier_War_Argentina_1869_1877 Obsolete Muskets, Lethal Remingtons: Heterogeneity and Firepower in Weapons of The Frontier War, Argentina, 1869–1877]''; CONICET & Instituto de Arqueología, Universidad de Buenos Aires. En Journal of Conflict Archaelogy, volumen 9, Nº 2; mayo de 20147; p. 114.
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Culturas ecuestres de Argentina

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