Divulgación científica en Argentina

La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina

divulgación científica en Argentina


Hay una sola y muy meritoria revista periódica argentina de divulgación científica general, Ciencia Hoy , editada por una asociación civil sin fines de lucro. Los más de 500 artículos que ha publicado en los veinte años de su existencia dan una buena muestra de los saberes científicos cultivados en el país, y sería muy provechoso que fueran detalladamente analizados. Durante varios años la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias editó la revista Ciencia e Investigación , cuya aparición es hoy errática.

El estatal Canal 7 , uno de los pocos canales gratuitos con repetidoras en casi todas las provincias, debiera ser uno de los principales difusores de los saberes científicos y tecnológicos de interés nacional, pero no es así. Este papel lo desempeña hoy el meritorio Canal Encuentro del Ministerio de Educación de la Nación, con muy destacada calidad de programación y objetividad en la cobertura de los temas, así como un fuerte contenido y eficaz apoyo a tareas educativas de todos los niveles. Son promisorias, pero todavía no bien afinadas, sus producciones locales de divulgación científica y tecnológica. El aporte de unos pocos debería evolucionar hacia el más generalizado de profesionales destacados a un área estable de producción de multimedios educativos, especialidad casi inexistente en el país. Argentina todavía no tiene, y sería importante que así fuera, un ente de comunicación social autónomo y protegido de presiones clientelistas e intereses comerciales, como es la British Broadcasting Corporation (BBC) del Reino Unido. Un auspicioso primer paso en este sentido es el Decreto 943/09 que inicia las tareas para instalar y operar un Sistema de Televisión satelital de acceso gratuito, directo y sin codificar a los habitantes de todo el país. Se plantea como primera etapa el acceso a los canales de TV Encuentro y 7. Ignoro como se armoniza ésto con el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en discusión en septiembre de 2009, donde no se menciona el tema.

La divulgación de los saberes científicos y tecnológicos a la comunidad en general, a través de los medios masivos de comunicación, debería ser la culminación natural y obligatoria de las investigaciones y desarrollos de valor social. Sin embargo, conozco una sola institución científica que tiene un área especialmente dedicada a esta tarea: el Instituto Leloir. Su Programa de Divulgación Científica y Técnica forma periodistas que distribuyen sus trabajos a través de la Agencia CYTA-Instituto Leloir, especializada en este tipo de noticias. Mi experiencia personal en el tema —tanto a través de muchas notas brindadas al periodismo en general y unas pocas a esta agencia en particular, como a la lectura de artículos que presumen ser de divulgación— es que la mayoría de los periodistas, aún los especializados, deforman las noticias de este tipo. Los términos científico-tecnológicos son muy precisos y frecuentemente no coinciden con sus usos cotidianos. La cantidad de disciplinas es demasiado grande para que sea razonable esperar que un periodista, que a lo sumo puede tener una formación superficial en algunas de ellas, interprete correctamente todos los términos. Lo más deseable, a mi juicio, es que el periodista plantee los aspectos de interés, el científico o tecnólogo redacte la nota, el periodista la lleve al lenguaje cotidiano y que el redactor original la revise finalmente para asegurarse de que no hubo deformación de los conceptos. Como los periodistas comunes no permiten que sus trabajos sean revisados por los entrevistados e interpretan tal propuesta como descalificatoria de su trabajo o como un intento de censura previa, se requeriría formación especial para su efectiva puesta en práctica.

Difusión es un concepto más amplio que el de divulgación. La divulgación o difusión de ideas —la comunicación de hechos, sus interpretaciones y sus explicaciones— pueden ser meramente verbales o escritas y no implican su aceptación por el receptor. La difusión, adopción por un grupo social de tecnologías provenientes de otro grupo diferente, requiere tanto la posesión física de los artefactos indispensables para la tarea como el dominio de las técnicas para su operación. Desde el punto de vista intelectual la difusión —proceso por el cual buena parte de las tecnologías tradicionales se extendieron a todo el planeta— no requiere la comprensión del funcionamiento sino sólo la predisposición, no siempre existente, al uso de la tecnología en cuestión. Aunque tal vez abusando del término, incluiré también en él la disponibilidad de tecnologías que genera la organización social, tal como la provisión de servicios tecnológicos comunes como los de provisión de agua potable, cloacas, electricidad, hospitales, transporte público, telecomunicaciones...

Fuentes generales