===Estamentos sociales===
[[Archivo:Fernando II de Aragón.jpg|200px|right|thumb|<small><center>'''Fernando II de Aragón, El Católico.'''</center></small>]]
Con escasas excepciones los conquistadores castellanos provenían de dos de los tres estamentos bien diferenciados de la sociedad de esa época: la gran nobleza, la pequeña nobleza y la plebe. La '''gran nobleza''' &mdash;las —las 25 familias de condes, duques, marqueses, príncipes y reyes que se consideraban ''primos'' entre sí&mdash; sí— disfrutaba de suficientes honores y riqueza como para emprender la dudosa aventura de "hacer la América". La casi totalidad de los pocos grandes nobles que vinieron al territorio lo hicieron sólo temporariamente, usualmente como virreyes de alguno de los reinos de Indias. No se crearon títulos nobiliarios en el territorio, con las dos excepciones de los Fernández Campero [http://es.wikipedia.org/wiki/Marqu%C3%A9s_del_Valle_de_Toxo marqueses del Valle del Tojo], encomenderos en la Puna de Atacama, y del muy posterior conde de Buenos Aires, [http://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_de_Liniers Santiago de Liniers]. Para evitar la división de sus fortunas por herencia, los grandes y pequeños nobles crearon la '''[http://es.wikipedia.org/wiki/Mayorazgo institución del mayorazgo]''' por la cual la parte principal de la fortuna familiar era herededada por el primogénito varón de modo indivisible e inalienable. Esta institución no fue casi aplicada en el actual territorio argentino, donde hubo sólo unos pocos mayorazgos, como el de Anillaco.
El estamento superior de los conquistadores fue así el de la '''pequeña nobleza''': los caballeros o hidalgos de capa y espada, las nobles hermanas y hermanos menores (y sus descendientes) del primogénito varón que heredaba la gran fortuna familiar, merecían el tratamiento de [[don|don o doña]]. Eran estos caballeros, no siempre ricos, quienes desempeñaban un rol principal en la vida municipal. Algunos se dedicaban al comercio, aunque en la península ibérica se consideraba un baldón la excesiva dedicación a asuntos mercantiles, prejuicio que no tuvieron los colonizadores de América. El título de caballero era otorgado por el rey, que en la época ya no requería ser de buena familia sino tener la fortuna suficiente para comprarlo. En ocasiones, las necesidades del servicio real hacían que fueran incorporadas a la pequeña nobleza personas que acreditaran un buen nivel de educación. Los nobles, en general, solamente podían ser juzgados en lo criminal por las audiencias o por alcaldes especiales cuyas sentencias debían ser confirmadas por la Corte de Castilla. También tenían otros privilegios, como la exención de pagar tributos, salvo los escasos de carácter general, como la ''alcabala'', equivalente al actual [[IVA]].
La pequeña nobleza por sangre o por mérito podía aspirar a cargos de funcionario cuyos requisitos de designación &mdash;aparte —aparte de la indispensable gestión de personajes influyentes de la corte&mdash; corte— eran básicamente tres:
# Acreditar ''limpieza de sangre'': no tener antepasados moros, judíos, o negros hasta por lo menos la generación de los tatarabuelos.
# No haber ejercido nunca ''oficios viles'' y mecánicos.
El primer requisito era de dudoso cumplimiento y difícil o imposible verificación. Muchos conquistadores castellanos &mdash;así —así como sus reyes&mdash; reyes— descendían de la nobleza de Asturias, cuyos primeros reyes casaron sus hijos con moros en prenda de alianza. El rechazo de los moros no se fundaba en prejuicios raciales sino en razones políticas. Los musulmanes del norte de África (que en rigor no eran mayoritariamente [http://es.wikipedia.org/wiki/Moro moros]) habían dominado buena parte de la península ibérica durante varios siglos y su reconquista acaba de terminar cuando Colón llegó a América en 1492. Sí tenía fundamentos racistas el rechazo de los africanos de piel negra, a los que consideraban inferiores y hasta no humanos. Es así que fray Bartolomé de las Casas, que abogó por el respeto a los indígenas, justificó inicialmente la esclavitud de los africanos (aunque luego se rectificó).
El fundamento del rechazo de los judíos se originaba en la intolerancia religiosa explicitada en el 2&ordm; requisito. Cuando comenzó la conquista de América los Reyes Católicos habían expulsado a todos los judíos de los territorios de sus reinos ([http://es.wikipedia.org/wiki/Expulsi%C3%B3n_de_los_jud%C3%ADos_de_Espa%C3%B1a Edicto de Granada del 31 de marzo 1492]). Para no perder sus bienes y su fe muchos judíos simularon convertirse al catolicismo, practicando su religión secretamente. De allí el requisito de ser ''cristiano viejo''.
El tercer requisito para el acceso a los cargos públicos coloniales, especialmente los de las órdenes militares como la de [http://es.wikipedia.org/wiki/Orden_Militar_de_Santiago Santiago], y el más relevante desde el punto de vista tecnológico, era que el pretendiente y sus antepasados no hubieran hecho nunca oficios "viles". Los así denominados incluían la agricultura y la ganadería &mdash;que —que los gobernantes [http://es.wikipedia.org/wiki/Mercantilismo mercantilistas] de la época no consideraba formas de riqueza&mdash;riqueza—, así como todas las labores manuales, artesanales y técnicas, incluidos trabajos artísticos como la pintura de cuadros. Este desprecio de los nobles ibéricos por el trabajo fue imitado también por los conquistadores plebeyos. Resultó así que la aspiración común de la casi totalidad de los conquistadores era adquirir el oro y la plata que les permitirían terminar sus días alternando entre la gloria de la guerra y el ocio rodeado del máximo bienestar material. La única excepción fueron los que tomaron los hábitos religiosos, hastiados de la sangre derramada en la guerra o en busca de sustento para el ejercicio de tareas intelectuales como la escritura. Esta desvalorización cultural de las técnicas, en esa época necesariamente manuales, fue uno de los principales condicionantes de las actividades tecnológicas de los creadores de Hispanoamérica.
Mientras la nobleza moraba en las ciudades, el grueso de la población, más del 80%, eran '''plebeyos''' que vivían en los campos que trabajaban, con libertad de mudarse salvo en algunas regiones de Galicia, la región más atrasada de los reinos. Allí subsistía todavía la '''servidumbre de gleba''' por la que los campesinos quedaban sujetos a la tierra aunque ésta cambiara de dueño. Una servidumbre similar, el '''yanaconazgo''', fue usada por los incas y adoptada por los conquistadores españoles para castigar a las tribus indígenas rebeldes. El sector más próspero del campesinado eran los arrendatarios de tierras señoriales. El resto eran trabajadores asalariados, generalmente en agobiante estado de pobreza, sino de indigencia. Se estima que los ingresos de un campesino de la época eran unas 2.000 veces menores a los ingresos medios de un gran señor. Estos plebeyos sólo podían aspirar a alcanzar la nobleza de privilegio por servicios muy destacados, usualmente aportes de riqueza o militares a la corona. Francisco Pizarro, el analfabeto hijo bastardo de un empobrecido hidalgo [http://es.wikipedia.org/wiki/Extremadura extremeño], fue hecho marqués en premio a las aproximadamente 30 toneladas de plata y oro que envió al monarca castellano en concepto de participación real en el saqueo del imperio incaico. Aunque los verdaderos colonizadores del territorio, como [[Hernán de Mejía Mirabal]], no tuvieron iguales recompensas, todos los primeros conquistadores y sus descendientes fueron reconocidos como nobles sin títulos. Así lo celebra un popular dicho de la época: ''en las Indias, vale más la sangre vertida que la heredada''.
===Religión===
La prolongada lucha contra los invasores árabes de la península ibérica se justificó y alentó por razones religiosas, lo que dio al clero una gran influencia política, poder económico y privilegios extraordinarios. La [http://es.wikipedia.org/wiki/Toma_de_Granada toma de Granada] por Isabel y Fernando el 2 de enero de 1492 &mdash;que —que significó la expulsión de los musulmantes del territorio europeo&mdash; europeo— fue tanto un triunfo político como religioso que les valió el título de Reyes Católicos. El aporte de estos monarcas en lo religioso fue atrozmente negativo. En 1483 en Castilla, y poco después en Aragón, instituyeron el Tribunal del Santo Oficio, vulgarmente conocido como '''la Inquisición'''. Puesto directamente bajo jurisdicción real, su principal función fue vigilar a los judíos y moriscos conversos, sospechos todos de practicar secretamente sus creencias originales. La Inquisición torturaba para obtener confesiones, genuinas o no, y daba muerte a los que consideraba herejes. Junto las cruzadas, fue la mayor muestra de crueldad e intolerancia religiosa que dio la cristiandad de la Edad Media.
La necesidad que tenía el entonces papa Inocencio VIII del apoyo de Fernando en Italia (donde era rey de Nápoles) obtuvo para la corona española un derecho en América que no tenía ningún otro reino europeo en su propio suelo: el de la designación de obispos ('''patronato religioso''') y el de la libre disposición de los '''diezmos''' (aporte de los fieles a la iglesia del 10% de sus producciones). La iglesia en América quedó así totalmente subordinada a las decisiones de los monarcas españoles: ningún clérigo podía establecerse allí sin autorización real y una vez afincados ya no tenían comunicación directa con el Vaticano. La energía empleada por Isabel y Fernando para matar herejes no se aplicó al control de excesos del clero peninsular como el concubinato, el ejercicio lucrativo del comercio y la explotación de los indígenas [[encomiendas|encomendados]] (véase, por ejemplo, el artículo [[Día de la Industria]]).
==Economía==
La [[estructura]] de tenencia de la tierra en España, que fue consolidada por los Reyes Católicos, era típicamente feudal, con grandes latifundios mal explotados en manos de unos pocos nobles: se calcula que a comienzos del siglo XVI el 2% de la población de Castilla poseía el 97% de las tierras. Estos señores feudales amaban la guerra, el lujo, el ocio y diversiones como la caza, despreciaban las tareas manuales, productivas o comerciales de cualquier tipo y su idea de la economía era la acumulación de metales nobles y piedras preciosas. Es necesario, sin embargo, señalar que en esa época no existía el papel moneda, de modo que éste era el único tipo de circulante universalmente aceptado. A fines de 1492, cuando se inició la conquista de América, Castilla acababa de expulsar a los dos grandes grupos de infieles que habitaban sus territorios: los moros y los judíos. Al costo en vida y bienes de la Reconquista &mdash;nombre —nombre con que se designaba a las guerras de liberación del territorio ibérico ocupado por los invasores árabes&mdash; árabes— se sumó la casi aniquilación de las actividades mayoritariamente hechas por los expulsados: las agrícolas bajo riego artificial que hacían los moros, y las mercantiles y financieras que ejercían los judíos. Con escasos comerciantes y capital, la reducida producción subsistente era obra de campesinos y pastores relativamente independientes y muy pobres. La drástica disminución de cultivos tuvo por consecuencia una gran emigración de campesinos analfabetos a las ciudades y su enrolamiento en los ejércitos conquistadores de América. Así, la Castilla que hizo la conquista era más guerrera que mercantil y los conquistadores eran mayoritariamente analfabetos.
El suelo de la península era en general pobre, no se abonaban las tierras para reponer el nitrógeno y aún las tierras nuevas se arruinaban rápidamente. Las técnicas de cultivo era no sólo artesanales sino también muy primitivas. Grandes zonas padecían periódicas sequías y no se mantuvieron sistemas de riego artificial como los que ya tenían en esa época las culturas nativas del noroeste argentino. Grandes zonas de Galicia, Asturias y Vizcaya no producían alimentos suficientes para cubrir la alimentación de sus pobladores y debían ser abastecidas desde Andalucía, Castilla y Sicilia (estado entonces dependiente de la corona de Aragón). Cuando el clima era desfavorable, hasta Castilla dependía de las importaciones para la alimentación de su población.
El resultado de todo ésto fue, en palabras de Elliott (véase Fuentes):
:''La Reconquista proporcionó, pues, a la sociedad castellana un carácter distintivo en el que predominaban los rasgos religiosos, militantes y aristocráticos. Pero resultó igualmente importante en la determinación de la forma de vida económica castellana. En el sur de España se establecieron grandes haciendas y allí creció un pequeño número de grandes centros urbanos, como Córdoba y Sevilla, que vivían de las riquezas de la campaña que los rodeaba. Sobre todo, la Reconquista contribuyó a asegurar en Castilla el triunfo de una economía pastoril. En un país cuyo suelo era árido y estéril, y en una época en que las algaras'' (tropas de a caballo que salían a recorrer y saquear la tierra enemiga) ''constituían un peligro frecuente, la ganadería era una ocupación más segura y más remunerativa que la agricultura; y la reconquista de Extremadura y Andalucía abrió nuevas posibilidades a la ganadería lanar trashumante de Castilla la Vieja.
:''El acontecimiento que transformó las perspectivas de la ganadería lanar castellana fue la introducción, hacia 1300, en Andalucía, procedente del norte de África, de la oveja merina, acontecimiento que coincidió con &mdash;o creó&mdash; —o creó— un aumento creciente en la demanda de lana española. La economía castellana se fue adaptando durante los siglos XIV y XV, de modo firme, para hacer frente a esta demanda. En 1273 la monarquía castellana, en su búsqueda de nuevos ingresos, había reunido en una única organización a las diferentes asociaciones de ganaderos y les había conferido importantes privilegios a cambio de contribuciones económicas. A esta organización, que llegó a ser conocida más tarde con el nombre de Mesta, fueron confiadas la supervisión y control del complicado sistema de trashumancia, de acuerdo con el cual los grandes rebaños eran conducidos desde sus pastos de verano del norte a los pastos invernales del sur y de vuelta otra vez al norte en primavera.
La exportación de la lana se hacía exclusivamente a través de Burgos, que funcionaba como centro de acopio de todo el territorio a pesar de encontrarse a más de un centenar y medio de kilómetros del puerto más cercano. Ésto no era caprichoso, la concentración resultante del monopolio simplificaba y aseguraba el cobro por los monarcas de los impuestos que gravaban las actividades comerciales de cualquier tipo. Desde Burgos los arreos de mulas o caravanas de carretas (las mismas que después se introducirían en el actual territorio argentino) transportaban unos 12.000 o 15.000 fardos de lana hasta el puerto de Bilbao en el País Vasco. De allí partían, una o dos veces por año, flotas de barcos que transportaban la lana hasta el puerto de Amberes en los Países Bajos, donde se transformaba la materia prima en productos textiles que se vendían en todo el mundo conocido de la época.
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España en tiempos de la conquista de América

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