:''Al anochecer hicimos alto en una pulpería o tienda de bebidas. Durante la noche vinieron numerosos gauchos a beber licores y a fumar puros; su continente atrae sobre manera la atención; por lo general son altos y bien formados, pero llevan en el semblante cierta expresión de orgullo y sensualidad. Usan con frecuencia bigote y cabellera negra rizada, que les cae por la espalda. Con sus trajes de brillantes colores, grandes espuelas, que suenan en los talones, y cuchillos sujetos a la cintura, como daga (y usados a menudo), parecen una raza de hombres muy diferente de lo que podría esperarse de su nombre de gauchos o simples campesinos. Excesivamente corteses; pero mientras os hacen una inclinación demasiado obsequiosa, parecen dispuestos a degollaros si la ocasión se presenta.
:''Durante los últimos seis meses he tenido ocasión de observar un poco el carácter de los habitantes de estas provincias. Los gauchos o campesinos son muy superiores a los que residen en las ciudades. El gaucho se distingue invariablemente por su cortesía obsequiosa y hospitalidad; jamás he tropezado con uno que no tuviese esas cualidades. Es modesto, así respecto de sí propio mismo como por lo que hace a su país, y a la vez animoso, vivaracho y audaz.
:''Por otra parte, es menester decir también que se cometen muchos robos y se derrama mucha sangre humana, lo que debe atribuirse como causa principal a la costumbre de usar el cuchillo. Da pena ver las muchas vidas que se pierden por cuestiones de escasa monta. En las riñas, cada combatiente procura señalar la cara de su adversario cortándole en la nariz o en los ojos, como con frecuencia demuestran las profundas y horribles cicatrices. Los robos son consecuencia natural del juego, universalmente extendido, del exceso en la bebida y de la extremada indolencia. En Mercedes pregunté a dos hombres por qué no trabajaban. Uno me respondió, gravemente, que los días eran demasiado largos; y el otro, que por ser demasiado pobre. La abundancia de caballos y profusión de alimentos hacen imposible la virtud de la laboriosidad. Además, hay una multitud de días festivos; y como si esto fuera poco, se cree que nada puede salir bien si no se empieza estando la luna en cuarto creciente; de modo que la mitad del mes se pierde por estas dos causas.
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