Childe discute inicialmente el ''progreso'', concepto que irrumpió triunfalmente a fines del siglo XIX y que se derrumbó con las 2 guerras mundiales del siglo XX y sus catastróficas consecuencias sociales. Señala el error de confundirlo con la multiplicación de los [[artefacto]]s, de los servicios y de las comodidades modernas cuando hay demasiadas personas que no gozan de sus beneficios o que sufren los perjuicios de la contaminación y de las guerras. Científicamente analizado el progreso es, a su juicio, sólo la evolución histórica de la humanidad mirada desde una perspectiva de largo plazo y planetaria, [[objetividad|objetiva]] sólo si se la despoja de juicios de valor que dependan exclusivamente del punto de vista del opinante.
Señala luego cómo el aumento de información sobre el pasado ha ido ampliando la perspectiva histórica desde los 1.500 años que abarcaba la historia británica y de los 5.000 que abarca la historia de los griegos y romanos —que a él le impartieron en la escuela— hasta llegar a los 500.000 años que incluye la prehistoria de la especie humana. Se establece así un fuerte vínculo entre la visión humanista de la Historia y la visión materialista de ciencias naturales como la Biología, la Paleontología y la Geología, visión abarcadora que impregna toda la obra. Critica el concepto de Historia como  :''un registro de las intrigas de reyes, gobernantes, soldados y preceptores religiosos, de las guerras y persecuciones, y del desarrollo de las instituciones políticas y los sistemas eclesiásticos'' . (p. 14.).  En esa visión personalista la prehistoria no es historia porque no puede individualizar a sus protagonistas.
Evoca a Marx cuando insiste en la importancia fundamental de la producción y de los saberes prácticos en la generación del cambio social, visión que incluye de modo natural a la prehistoria y que convierte a la historia en historia [[cultura|cultural]]. Analiza entonces los medios que usan los historiadores prehistóricos, los arqueólogos, para sacar conclusiones en base a los restos materiales preservados hasta nuestros días: los [[útil|utensilios]], [[artefacto]]s, armas, viviendas, el modo en que obtenían sus alimentos, monumentos. Esto requiere la combinación de ciencias como la Geología (estratos del terreno y su origen), Química (materiales y la forma en que se obtuvieron), Física (instrumentos de medición de características y procesos sufridos por los restos y la determinación de su antigüedad).
Un concepto central de este capítulo, subyacente en todos los restantes, es el [[rol]] de la evolución cultural. Para Childe es la causa de la relativa rapidez (unas pocas [[generación|generaciones]]) con que se producen los cambios en el modo de vida humana, en comparación con la mucho más lenta evolución física producida por la selección natural de Darwin (muchas generaciones) (véase [[Teoría de la Evolución]]). Aparece aquí un indicador importante del éxito de una forma de vida dada: el aumento del número de personas de ese grupo, o aumento de población, directamente determinable a través de la cantidad de enterratorios encontrados. Ejemplifica este criterio con la Revolución Industrial, cuando se registró en Gran Bretaña una duplicación de la población en sólo 50 años, duplicación que previamente había requerido más de 2 siglos. Introduce aquí el concepto de ''[[revolución]]'', término que aplicó en etapas como la Revolución Neolítica y la Revolución Urbana, siendo el responsable de su incorporación en las ciencias sociales[http://es.wikipedia.org/wiki/Vere_Gordon_Childe].
===Evolución orgánica y progreso cultural===
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