Diferencia entre revisiones de «Estaciones de servicio en Argentina»

La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina

m (Texto reemplaza - '[[Ciudad de' a '[[ciudad de')
(Sin diferencias)

Revisión del 20:53 6 feb 2012

Antiguo surtidor de nafta, con el recipiente superior de vidrio roto, en Ensenada.

Las estaciones de servicio, en otros países denominados gasolineras, son los comercios de Argentina cuya actividad principal es la venta al menudeo de combustibles: nafta (en otros países denominada gasolina), gasoil y GNC. A pesar del nombre, no siempre se prestan servicios de reparación y mantenimiento del automotor, usualmente limitados a un precario autoservicio gratuito de inflado de neumáticos y (no siempre) a la reparación de pinchaduras o/y reemplazo de neumáticos. El establecimiento de una red nacional de estaciones de servicio fue el requisito esencial para la generalización del uso de los automotores como medio de transporte de pasajeros y cargas. Uno de los rasgos centrales de los combustibles es que su carencia impide el uso de los vehículos y motores de combustión, lo que genera grandes pérdidas y requiere un sistema continuo de provisión, especialmente en épocas de alta demanda. Esto genera problemas que todavía no han sido adecuadamente resueltos.


Historia

Rol del ACA (uso deportivo, primero, y turístico, después) de YPF (distribución y baja de precios de la nafta).

Siam Di Tella tuvo el primer gran impulso de sus actividades industriales con la fabricación de bombas para máquinas expendedoras de combustible.

Fuentes

  • Azzi, María Susana & Titto, Ricardo de; Pioneros de la industria argentina; Editorial El Ateneo; Ciudad de Buenos Aires; 2008; ISBN 9789500253239 (Azzi+ PIA); p; 222.

Tipos de estaciones de servicio

En las primeras décadas del siglo XX el expendio de nafta se hacía directamente por surtidores colocados a la vera de las rutas principales; muchos de estos surtidores todavía subsisten en pequeñas localidades del interior,[1] aunque han dejado de ser usados. El Automóvil Club Argentino (ACA) fue la primera institución en tipificar sus instalaciones mediante una construcción característica que se mantiene en la actualidad. Cada empresa petrolera tenía sus propios surtidores, caracterizados por su isotipo, a los que proveía con exclusividad; YPF celebró en 1935 un convenio con el ACA, para que éste vendiese exclusivamente sus productos, aunque YPF los comercializaba de modo más amplio. El sistema subsiste en la actualidad en las denominadas estaciones de bandera que sólo pueden vender el combustible de una marca. Las restantes estaciones de servicios, las estaciones blancas, compran su combustible a distintos mayoristas, cuyos precios son superiores por el costo de intermediación y no garantizan un suministro regular.

Cuando hay escasez de combustibles las estaciones de bandera pueden tener su suministro racionado mediante el otorgamiento de un cupo mensual. Como no pueden comprarlos a otros proveedores, si aumenta la demanda, estacionalmente o no, no están en condiciones de vender todo lo que se les demanda.

Situación en el año 2010



Tipos de estaciones

Durante el año 2010, por problemas de rentabilidad, disminuyó en 250 el número de estaciones de servicio (2.000 entre 2003 y 2010) y se estima unas 800 estaban en riesgo a comienzos de 2011. Según la consultora Abeceb, mientras el precio de la nafta se había duplicado entre 2005 y 2010 (pasó de $ 1,89 a $ 3,75), el costo de los salarios se cuadruplicó (de $ 690 a $ 2.741). Entre las que cerraron están las 2 únicas estaciones de ENARSA-PDVSA (estatales argentino-venezolanas), inauguradas con bombos y platillos poco antes.[2]

En diciembre de 2010 había 4399 estaciones de servicio en Argentina, 5376 de bandera y 977 blancas. La distribución según las marcas era la siguiente:

  • YPF: 1.433
  • Shell: 676
  • Petrobras: 572
  • Esso: 476
  • Otras marcas (Sol Petróleo, Refinor, Aspro, Rhasa, Agira, Camuzzi, Dapsa...): 265

Entre el 15 y el 20% de las estaciones de bandera son propiedad de las refinadoras (YPF, Shell, Esso y Petrobras...) y el resto son franquicias.

Ha sido frecuente la falta de combustible de muchas estaciones de bandera en las localidades turísticas más visitadas del país durante las altas temporadas, como las playas bonaerenses durante el verano.

Rentabilidad

La Resolución 25/2006 de la Secretaría de Comercio de la Nación racionó la cantidad de combustible que puede recibir una estación de servicio limitándola al volumen recibido en el mismo mes del año anterior más un porcentaje dependiente del crecimiento del PBI (¿?). Las refinadoras, que anteriormente permitían a sus estaciones de bandera una ganancia (comisión o margen) del 12% de la facturación bruta mensual, la redujeron al 8% y recortaron sus aportes a los gastos de mantenimiento. Uno de los recortes más peligrosos es el aporte destinado a las inspecciones y reparaciones de los tanques subterráneos y surtidores, ambos tradicionalmente propiedad de las refinadoras. En algunos de los nuevos contratos estos activos se vendieron a los concesionarios de la franquicia. Como el combustible se paga después de vendido, las refinerías piden garantías como hipotecas sobre las instalaciones que no les pertenecen y la inmovilización de fondos recaudados, que en algunos casos llegan a los $ 300.000, así como revisiones contables periódicas.

Una estación de servicio que vendía unos 200.000 litros mensuales de combustible facturaba unos $ 800.000. Sus ganancias por venta de combustible eran de $64.000 (8%). Sus gastos eran de aproximadamente $ 41.600 en salarios (15 empleados con un sueldo promedio de $ 2.700), $ 10.000 en servicios, $ 8.900 en impuestos, $ 1.600 en mantenimiento de las instalaciones y $ 1.600 en pólizas de seguro, totalizando $ 63.700. Es decir, su rentabilidad provenía exclusivamente de lo que pudiera vender mensualmente por encima de 200.000 litros. Curiosamente, a pesar de ser la mano de obra su principal costo operativo, en esta época no había todavía en Argentina estaciones con autoservicio de combustible, muy comunes en EEUU y Europa.

Por esta disminución de la rentabilidad las estaciones de servicio están tratando de diversificar sus negocios. El más divulgado en 2010 eran los maxikioscos de autoservicio, cafeterías y restoranes. Los maxikioscos, por estar abiertos durante toda la noche, se convirtieron en los principales proveedores de bebidas alcohólicas a los adolescentes, por lo que algunos municipios (entre los que se cuentan los de la Capital Federal y San Carlos de Bariloche) les han prohibido el expendio de alcohol. Muchas estaciones (el 38%) incorporaron la provisión de GNC, que no tenía cupo de abastecimiento, aunque la inversión necesaria para hacerlo rondaba los USD 500.000 (compresores, surtidores y otras instalaciones auxiliares).

Fuentes

  • iEco (suplemento dominical del diario Clarín); Buenos Aires; 20 de enero de 2011; pp. 8‑9.[3][4]

Fuentes generales