Guerra de las Corrientes

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La Guerra de las Corrientes o Guerra de la Electricidad fue la disputa entre los empresarios estadounidenses Thomas Alva Edison y George Westinghouse por el dominio del mercado de la provisión de electricidad a las ciudades. A veces se le otorga un rol principal en la disputa al inventor (erbio nacionalizado estadounidense Nikola Tesla. En realidad hubo muchísimas disputas de patentes en la época, pródiga en desarrollos técnicos y aplicaciones de la electricidad, en la que participaron inventores de muchos países europeos, además de EEUU (véase el artículo historia de la electricidad). Las patentes de Tesla fueron entonces disputadas, a veces con éxito, por otros inventores.


Cuando Edison consideró que su lámpara eléctrica de filamento de carbón incandescente tenía viabilidad comercial, comenzó a planificar la captura del mercado de las fábricas de electricidad —en Argentina denominadas usinas, del término francés usine que designa a las fábricas— necesarias para alimentarlas. En 1878, todavía en pleno desarrollo del artefacto, fundó para ello la Edison Electric Light Company en sociedad con importantes financistas de la época, como J. P. Morgan y algunos miembros de la familia Vanderbilt. La primera patente estadounidense de su lámpara, la 223.898 le fue otorgada el 27 de enero de 1880, aunque todavía no estaba definido el origen del carbón del filamento, que finalmente fue el bambú por brindar una duración promedio de 1.200 horas de uso. Edison comenzó entonces el desarrollo y compra de patentes de todos los dispositivos necesarios para generar y distribuir corriente eléctrica continua, elección que entonces parecía natural. Estos incluían generadores de corriente eléctrica, el cableado desde las usinas hasta los domicilios, oficinas, fábricas y luminarias callejeras, el método de interconexión de los diferentes usuarios (en paralelo) y los medidores de consumo en los que se basaría la facturación del servicio. La patente fue objetada por el inglés Joseph Swan, quien había patentado un dispositivo similar con filamento de celulosa un año antes en Gran Bretaña, constituyendo una compañía, The Swan Electric Light Company, para comercializarla. Edison se asoció con él en 1883 para evitar litigios, fusionando sus empresas bajo el nombre Edison & Swan United Electric Light Company (popularmente conocida como EdiSwan).

La compañía de Edison instaló la primera usina eléctrica de corriente continua (CC) del mundo en Londres (Holborne Viaduct) en 1882 a la que siguió en el mismo año la Pearl Street Station de la ciudad de Nueva York, que abastecía a 59 clientes del bajo Manhattan. Por esta misma época la fábrica Ganz de Budapest (Hungría) ya estaba desarrollando, con sus propios ingenieros, sistema de abastecimiento eléctrico basados en corriente alterna. Poco se sabía del tema, no había experiencia con la provisión masiva de electricidad a muchos usuarios y no había experiencia con los problemas que podía tener hacérsela llegar desde grandes distancias. Como la iluminación era una necesidad humana universal que la electricidad resolvía de modo más económico y simple, no cabían dudas que se trataba de un gran negocio y que los más beneficiados económicamente con él serían los primeros en brindarla. Uno de los que se dio cuenta rápidamente de ésto fue el empresario neoyorquino George Westinghouse —inventor del freno de aire comprimido para los trenes— que optó, en cambio, por el uso de la corriente alterna (CA), para lo que compró las patentes que sobre el tema tenía Nikola Tesla. En 1886 Westinghouse, con la colaboración del ingeniero William Stanley, instaló una usina de CA en Great Barrington (estado de Massachusetts, EEUU), la primera de ese tipo en su país. Esto desató la ira de Edison, que inició una campaña no solo para mostrar las virtudes de la CC sino también para desacreditar la CA.

Fuentes

Véase también