Última modificación el 29 sep 2017, a las 09:55

Metáfora

Una metáfora es un esquema sensorio-motriz (schema, en inglés) que se aplica por semejanza a una situación para la que no fue desarrollado.


Origen de los esquemas

El concepto de esquema sensorio-motriz fue introducido por Jean Piaget en sus estudios sobre los procesos de aprendizaje (véase el artículo sobre constructivismo). El repetido encuentro con objetos o situaciones "similares" conduce a la formación de un esquema intelectual (caso de un objeto que se abalanza sobre la cara) o de acción (caso del reflejo de cerrar los ojos). Hay que subrayar "similar", pues raramente se perciben dos objetos o situaciones de manera estrictamente idéntica. Estos esquemas tienen un gran valor práctico ya que no requieren la focalización de la atención, dejando la mente (la memoria de corto plazo) libre para otras tareas. Es así que podemos caminar leyendo el diario sin necesidad de prestar atención a la secuencia de contracciones y distensiones de los músculos de nuestras piernas. La mente no procede de la misma manera con objetos o situaciones no familiares, en las cuales el análisis (reducción a esquemas preexistentes) resulta imprescindible, siendo el tiempo necesario para ello muchísimo mayor que para los casos familiares. La selección natural de estos mecanismos en el transcurso de la evolución biológica humana proviene de su valor práctico de incremento de la capacidad de supervivencia humana.

Todo esquema funciona como un todo irreducible a partes más simples, razón por la cual este método de representación y respuesta a datos de la realidad puede designarse como pensamiento sintético o con el término más familiar de intuición. Ejemplos típicos de esta clase de pensamiento son, por ejemplo, el reconocimiento de rostros y de lugares. El pensamiento sintético está predominantemente localizado en el hemisferio cerebral derecho, mientras que el procesamiento analítico se realiza mayoritariamente en el hemisferio izquierdo (D. W. Zaidel, Les fonctions de l'hemisphère droit, revista La Recherche N° 153, marzo de 1984). La formación y uso de estos esquemas no puede controlarse de manera consciente, razón por la cual la intuición resulta tan difícil de estudiar con los métodos científicos usuales, que por definición de racionalidad son analíticos.

Desde el punto de vista de la Informática, podríamos asimilar el cerebro a una computadora analógica (no a una digital) donde los esquemas corresponden a circuitos eléctricos que resuenan con máxima intensidad frente a cierto grupo particular de estímulos. No parece haber límite para la cantidad de esquemas que la mente humana puede almacenar, lo que estaría relacionado con el gran número de neuronas que tiene el cerebro (alrededor de cien mil millones, cada una conectada en promedio con otras mil), el que supera enormemente al de circuitos elementales de cualquier computadora existente. Mencionaremos como referencia que la adquisición de una competencia compleja como la de un profesional universitario o de un gran maestro de ajedrez, requiere la formación de varias decenas de miles de esquemas (véase el trabajo de Newell y Simon en Fuentes).

Los esquemas pueden ser simples como el de punto geométrico o muy complejos como el de piquete o los involucrados en el malabarismo. En situaciones complejas que pueden admitir un número muy grande de variantes, tales como una lucha física con otra persona, las respuestas también deben ser en general complejas y variables. Tales situaciones no requieren en general de esquemas únicos sino de conjuntos de esquemas estructurados de tal modo que algunos de ellos puedan evocar selectivamente a otros. La manera detallada en que puede producirse tal estructuración ha sido propuesta, por ejemplo, por Lindsay y Norman (véase Fuentes).

Metáforas

Un esquema puede ser usado en situaciones que son sólo análogas a la situación específica que le dió origen. En tal caso algunos investigadores afirman que se está haciendo una metáfora (véase Solivérez). Un ejemplo es cuando se asimila una discusión verbal a una lucha física. Si alguien dice Tuvimos una discusión y lo hice trizas, no se trata usualmente de una mera figura literaria sino, más frecuentemente, que la discusión se encaró de modo agresivo, como un enfrentamiento físico en el que hay que vencer o ser vencido. Al dar la metáfora un conjunto de situaciones específicas de referencia, proporciona automáticamente como respuesta un conjunto específico de respuestas, que en este caso no desemboca en agresión física sólo si los interlocutores tienen suficiente dominio de sí mismos, cosa que no siempre sucede.

La diferencia entre el concepto de analogía y el de metáfora es que la primera es consciente, denotado por el uso de la preposición como (por ejemplo, cuando uno dice Es claro como el agua), mientras que la metáfora es inconsciente. La metáfora una discusión es una lucha es lamentablemente muy frecuente, sólo un ejemplo entre miles de metáforas que se usan de modo continua en la vida cotidiana y tienen un papel esencial en toda la actividad intelectual (véase al respecto el interesante estudio de Lakoff y Johnson).

Un buen uso del enorme bagaje de metáforas adquiridos durante el transcurso de nuestra vida permitiría acelerar enormemente el proceso de aprendizaje. Al partir de un conjunto ya estructurado de esquemas se puede llegar mucho más rápido a la elaboración final haciendo las reelaboraciones y correcciones necesarias para adaptarlos al nuevo conocimiento. Cuando los educandos son niños la metáfora no debe explicitarse sino ser sugerida por el lenguaje, ya que la abstracción que implica el concepto de analogía no siempre está al alcance de su bagaje intelectual.

Fuentes

  • Lindsay, Peter H. & Norman, Donald A.; Human information processing: an introduction to Psychology; Academic Press; New York (EEUU); 1977; ISBN 9780124509320 (Lindsay&Norman HIP).
  • Lakoff, George & Johnson, Mark; Metaphors We Live By; The University of Chicago Press; Chicago (Illinois, EEUU) — Londres (Reino Unido); 2003; ISBN 9780226468013 (Lakoff+ MWLB).
  • Newell, A. & Simon, H.; Human problem solving; Edit. Prentice-Hall; Englewood Cliffs (EEUU); 1972.
  • Piaget, Jean; Psicología de la inteligencia; Editorial Psique; Buenos Aires; 1979.
  • Solivérez, Carlos E.; El uso de metáforas en la enseñanza: aplicación a la computación; Primer Congreso Iberoamericano de Medios y Estrategias no Convencionales en Educación; Universidad de Belgrano; Buenos Aires; 1984.

Véase también