Negociado de las tierras de El Palomar

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El negociado de las tierras de El Palomar fue, a fines de la década de 1930, una escandalosa compra de tierras hecha por el Ejército Argentino para agrandar el Colegio Militar de la Nación. Las tierras se pagaron a más del quíntuple de su valor de tasación mediante una operación en la que intervinieron jefes militares, altos funcionarios nacionales y diputados nacionales corruptos, la que casi provocó la renuncia del entonces presidente de la Nación, Roberto Ortiz. La maniobra, detectada por el periodista José Luis Torres y denunciada por el senador nacional por Jujuy Benjamín Villafañe, causó la investigación por una comisión especial del Senado de la Nación presidida por el senador socialista por la Capital Federal Alfredo Palacios, la que confirmó y reveló los detalles del negociado.


Cronología

Antiguas instalaciones
del Colegio Militar de la Nacíon.

Las tierras en cuestión, que cubrían algo más de 222 ha, eran propiedad de las hermanas María Antonia y María Luisa Pereyra Iraola de Herrera Vegas. Estaban ubicadas cerca de la estación El Palomar del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico (hoy parte del Ferrocarril General San Martín), y de la 1ª Brigada Aérea de la Fuerza Área Argentina, en la misma zona donde tuvo lugar la histórica batalla del Palomar de Caseros. Allí se hicieron en 1921 las primeras instalaciones del Colegio Militar de la Nación, las que desde el año siguiente el Ministerio de Guerra quería ampliar para llevar su capacidad a 1.500 cadetes.

La cronología de los hechos es la siguiente:

  • 13 de marzo de 1934. Las hermanas Pereyra Iraola ofrecen las tierras en venta al Ministerio de Guerra.

La Dirección General de Ingenieros tasa esas tierras en 19 centavos la unidad métrica por "ser terrenos anegadizos y de poca calidad". El ministro de Guerra general Márquez se las arregla para que el presidente de la Nación, Dr. Ortiz, firme un decreto que autoriza un precio de 1,10 pesos por unidad métrica. La venta se hace de este modo: las propietarias le venden a un intermediario las tierras en 1.447.906 pesos y en el mismo acto ese intermediario, Néstor Luis Casás, se las vende en 2.450.303 a la Nación. Es decir, que en unos minutos, el intermediario ganó 1.003.000 pesos. Por supuesto, ese intermediario era un testaferro de importantes hombres del gobierno. Todo sale a la luz gracias a un periodista: José Luis Torres, de la revista Ahora. En una sociedad llena de presiones, miedos y misterios, de pronto la verdad se abre paso y es incontenible. En el Parlamento hubo, también, hombres honestos, pocos, pero los hubo. Los senadores Suárez Lagos, Benjamín Villafañe y Alfredo Palacios serán los artífices de una investigación a fondo.

El pueblo no cree: "se van a cubrir entre ellos", "no va a pasar nada", murmura. El humor popular ha apodado "Palomárquez", al general Márquez, quien trata de echarle la culpa a sus subordinados, lo que provoca la airada reacción de los generales Ramón Molina y Juan Bautista Molina. El escándalo es tan grande que renuncia el propio presidente de la Nación, doctor Ortiz. Aunque tal renuncia no es aceptada, el mandatario no volverá a aceptar su cargo por razones de enfermedad y lo suplantará el vice, Ramón Castillo. El gabinete renunciará en pleno, entre ellos el general "Palomárquez". Siete implicados recibirán penas de cárcel de hasta seis años, entre ellos el presidente de la Cámara de Diputados, Juan G. Kaiser.

El diputado radical Guillot se suicida antes de que se le inicie juicio. Pero a pesar de que esta vez no hubo impunidad -aunque no todos los culpables fueron condenados- este negociado fue la gota que faltaba para que el régimen cayera en descrédito. El negociado de las tierras de El Palomar es uno de los más significativos. Hubo otros, algunos descubiertos, otros bajo tierra, permanecen ocultos.

Fuentes

  • Cena, Juan Carlos; Medios de transporte: ferrocarriles 1; Ciudad de Buenos Aires; Villa Crespo Digital; 28 de febrero del 2006.
  • Villafañe Chaves, Benjamín; La tragedia argentina; Imprenta José Menéndez; Ciudad de Buenos Aires; 1943; pp. 80‑197.