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El '''positivismo''' es una teoría filosófica que afirma que el único [[saber]] [[objetividad, realidad, verdad|verdadero] es el [[ciencia|científico]] derivado de hechos reales verificados por la experiencia. Proviene de la Epistemología desarrollada en Francia por Augusto Comte y en Inglaterra por John Stuart Mill. El positivismo fue la concepción filosófica dominante de las clases dirigentes argentinas de fines del siglo XIX y comienzos del XX.
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El '''positivismo''' es una teoría filosófica que afirma que el único [[saber]] [[objetividad, realidad, verdad|verdadero]] es el [[ciencia|científico]] derivado de hechos reales verificados por la experiencia. Proviene de la Epistemología desarrollada en Francia por [http://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Comte Auguste Comte] y en Inglaterra por [http://es.wikipedia.org/wiki/John_Stuart_Mill John Stuart Mill]. El positivismo fue la concepción filosófica dominante de las clases dirigentes argentinas de fines del siglo XIX y comienzos del XX.
  
  
 
==El positivismo argentino según Ernesto Sábato==
 
==El positivismo argentino según Ernesto Sábato==
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En ''Apologías y rechazos'' Sábato afirma:
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:''Más que una filosofía, el positivismo constituyó en nuestro continente una calamidad, pues ni siquiera alcanzó en general el nivel [http://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_Comte comtiano]: casi siempre fue mero [[cientificismo]] y materialismo primario. Hacia fines de siglo la ciencia reinaba soberanamente, sin siquiera las dudas epistemológicas que aparecerían algunas décadas más tarde. Se descubrirían los rayos X, la radiactividad, las ondas hertzianas. El misterio de esas radiaciones invisibles, ahora reveladas y dominadas por el hombre, parecían mostrar que pronto'' todos ''los misterios serían revelados; poniéndose en el mismo plano de calidad el enigma del alma y el de la telegrafía sin hilos. Todo lo que estaba más allá de los hechos controlables y medibles era Metafísica, y como lo incontrolable por la ciencia no existía, la Metafísica era puro charlatanismo. El espíritu era una manifestación de la materia, del mismo modo que las ondas hertzianas. El alma, con otros entes semejantes, fue desterrada al Museo de las Supersticiones.
  
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:''Naturalmente, la Metafísica que aparatosamente era expulsada por la puerta, volvió a entrar por la ventana: pero una de muy mala calidad. Lo que debe ser el castigo que el patrono de los filósofos tiene preparado para los que descreen de la Metafísica. Zoólogo enérgico, [http://es.wikipedia.org/wiki/Ernst_Haeckel Haeckel] fundó un monismo materialista que, en última instancia, no era más que un [http://es.wikipedia.org/wiki/Hilozo%C3%ADsmo_(filosof%C3%ADa) hilozoísmo jónico]; aunque con veinte siglos de retardo. Este distinguido naturalista declaró vana toda discusión sobre la libertad, el determinismo, Dios y la inmortalidad; su sistema resolvía definitivamente estas cuestiones, y demostraba la falsedad del dualismo entre la materia y el espíritu, así como la contraposición entre la naturaleza y la cultura. La Deutsche Monitsbund se encargó de propagar la buena nueva, que llegaba a nuestras bibliotecas y colegios junto con máquinas electrónicas y libros de Darwin, Haeckel y Büchner.
  
===Fuentes===
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:''El profesor Ricardo Gans, contratado por la Universidad de la Plata para dirigir su Instituto de Física, explicaba a sus alumnos (Ramón) Loyarte e (Teófilo) Isnardi el problema de la filosofía mediante este apólogo:'' En el comienzo de los tiempos todos los conocimientos estaban en un gran tonel. Vino un día alguien, puso la mano y sacó la Matemática; otro día alguien extrajo la Física; más tarde se extrajeron la Geografía, la Zoología, la Botánica y así durante un tiempo. Hasta que llegó quien, metiendo la mano, la movió en todas direcciones sin encontrar nada más. Eso que extrajo era la Filosofía''. Siendo alumno de la facultad oí esa idea transmitida por uno de sus discípulos, lo que revela que todavía en 1930 dominaba la mentalidad positivista, por lo menos en las facultades de ciencias. Creo no exagerar si digo que esa mentalidad sigue dominando subrepticia o abiertamente en la inmensa mayoría de nuestros hombres de ciencia y en buena parte de los profesores que se titulan progresistas. Ahora no están respaldados por ranas de Galvani y modestas pilas de Volta, sino por neutrones y bombas atómicas. Pero aunque el respaldo es más espectacular, filosóficamente sigue siendo tan débil como en 1900.
* Sábato, Ernesto; ''Apologías y rechazos''; Edit. Seix Barral; Barcelona (España); 1980 (2ª edición); ISBN 8432203599.
 
  
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:''La difusión del positivismo en América Latina tiene su explicación. Estos países, que salían apenas de sus guerras civiles, estaban necesitados de una filosofía de la acción concreta, de un pensamiento que promoviera el progreso y la educación popular. El fenómeno es bien visible en la Argentina, a partir de la caída de Rosas: [http://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Korn#El_fil.C3.B3sofo Alejandro Korn] (uno de los pensadores que inició la lucha contra el positivismo en nuestro país, y al que con la sola disculpa de la pasión política ataqué injustamente cuando yo era un estudiante marxista) sostiene que la obra civilizadora de Sarmiento y Alberdi era'' positivismo en acción''. Aquellos hombres, después del ocaso del romanticismo se entregaron, en buena medida forzados por las circunstancias, a ese pensamiento tan unido al progreso técnico que el país necesitaba con urgencia. Esa filosofía, que estaba en el aire y era más bien un'' [http://es.wikipedia.org/wiki/Zeitgeist Zeitgeist] ''que una'' [http://es.wikipedia.org/wiki/Weltanschauung Weltanschauung] ''era el pensamiento de una clase dirigente progresista, liberal y laica; pues la Colonia, de la que querían sacudirse definitivamente, estaba para ellos vinculada a la religión, al atraso y a la "Metafísica". Y en esta posición dialéctica se echan de ver ya todas las virtudes y todos los defectos que un día harían necesaria la reacción antipositivista.
  
==Fuentes generales==
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:''Pues si es verdad que la nación necesitaba progreso y educación, es un grueso paralogismo imaginar que sólo podían alcanzarse mediante aquel tipo de pensamiento; pensamiento que, llevado a sus últimas instancias, promovía un nuevo dogmatismo, más precario que el anterior y filosóficamente más superficial. Como se pudo ver cuando el tiempo redujo al absurdo sus postulados y cuando un hombre como [http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Ingenieros Ingenieros] se convirtió en el dechado de la ilustración argentina. Y si Paulsen pudo decir que Enigmas del Universo, de Haeckel, era una ofensa para el pueblo que había producido un Kant o un Schopenhauer, nosotros podemos afirmar que por lo menos resultó muy triste ofrecer como paradigma de nuestra cultura las obras de este epígono de Haeckel. Para Ingeniero, la lógica y la moral, la estética y la sociología, el derecho y la teología, eran simples productos de la psicología humana; y esto, a su vez, simple producto de la anatomía y la fisiología cerebral. De semejante manera, todo quedaba reducido a un monismo zoológico. 
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:''Del daño espiritual que aquella mentalidad significó, dan cuenta los textos de enseñanza que se utilizaron durante décadas (y que en muchas partes todavía se siguen usando); aquella mentalidad que desde Paraná irradió el país entero a través de miles de maestras y profesores normalistas. Alejandro Korn nos dice que el Instituto de Paraná produjo la emancipación del chato dogmatismo de sacristía. Afirmación en que hay algo cierto: la chatura de ese dogmatismo de sacristía. Lo que no dice es que fue suplantado por otro dogmatismo de signo contrario, tan chato y burdo como el anterior. Un dogmatismo que aún hoy impide a miles de estudiantes acceder con el espíritu abierto a las más altas filosofías contemporáneas. Si en aquel colegio modelo que fue en un tiempo el Colegio Nacional de La Plata, tuvimos que sobrellevar a un profesor de Psicología que nos dedicaba la casi totalidad de su tiempo a enseñarnos la anatomía del cerebro, puede imaginarse lo que ha sucedido en escuelas filosóficamente más desamparadas.
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==Fuentes==
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* Sábato, Ernesto; ''Apologías y rechazos''; Edit. Seix Barral; Barcelona (España); 1980 (2ª edición); ISBN 9788432203596; pp. 62‑66.
  
  
 
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Revisión del 14:37 5 may 2011

El positivismo es una teoría filosófica que afirma que el único saber verdadero es el científico derivado de hechos reales verificados por la experiencia. Proviene de la Epistemología desarrollada en Francia por Auguste Comte y en Inglaterra por John Stuart Mill. El positivismo fue la concepción filosófica dominante de las clases dirigentes argentinas de fines del siglo XIX y comienzos del XX.


El positivismo argentino según Ernesto Sábato

En Apologías y rechazos Sábato afirma:

Más que una filosofía, el positivismo constituyó en nuestro continente una calamidad, pues ni siquiera alcanzó en general el nivel comtiano: casi siempre fue mero cientificismo y materialismo primario. Hacia fines de siglo la ciencia reinaba soberanamente, sin siquiera las dudas epistemológicas que aparecerían algunas décadas más tarde. Se descubrirían los rayos X, la radiactividad, las ondas hertzianas. El misterio de esas radiaciones invisibles, ahora reveladas y dominadas por el hombre, parecían mostrar que pronto todos los misterios serían revelados; poniéndose en el mismo plano de calidad el enigma del alma y el de la telegrafía sin hilos. Todo lo que estaba más allá de los hechos controlables y medibles era Metafísica, y como lo incontrolable por la ciencia no existía, la Metafísica era puro charlatanismo. El espíritu era una manifestación de la materia, del mismo modo que las ondas hertzianas. El alma, con otros entes semejantes, fue desterrada al Museo de las Supersticiones.
Naturalmente, la Metafísica que aparatosamente era expulsada por la puerta, volvió a entrar por la ventana: pero una de muy mala calidad. Lo que debe ser el castigo que el patrono de los filósofos tiene preparado para los que descreen de la Metafísica. Zoólogo enérgico, Haeckel fundó un monismo materialista que, en última instancia, no era más que un hilozoísmo jónico; aunque con veinte siglos de retardo. Este distinguido naturalista declaró vana toda discusión sobre la libertad, el determinismo, Dios y la inmortalidad; su sistema resolvía definitivamente estas cuestiones, y demostraba la falsedad del dualismo entre la materia y el espíritu, así como la contraposición entre la naturaleza y la cultura. La Deutsche Monitsbund se encargó de propagar la buena nueva, que llegaba a nuestras bibliotecas y colegios junto con máquinas electrónicas y libros de Darwin, Haeckel y Büchner.
El profesor Ricardo Gans, contratado por la Universidad de la Plata para dirigir su Instituto de Física, explicaba a sus alumnos (Ramón) Loyarte e (Teófilo) Isnardi el problema de la filosofía mediante este apólogo: En el comienzo de los tiempos todos los conocimientos estaban en un gran tonel. Vino un día alguien, puso la mano y sacó la Matemática; otro día alguien extrajo la Física; más tarde se extrajeron la Geografía, la Zoología, la Botánica y así durante un tiempo. Hasta que llegó quien, metiendo la mano, la movió en todas direcciones sin encontrar nada más. Eso que extrajo era la Filosofía. Siendo alumno de la facultad oí esa idea transmitida por uno de sus discípulos, lo que revela que todavía en 1930 dominaba la mentalidad positivista, por lo menos en las facultades de ciencias. Creo no exagerar si digo que esa mentalidad sigue dominando subrepticia o abiertamente en la inmensa mayoría de nuestros hombres de ciencia y en buena parte de los profesores que se titulan progresistas. Ahora no están respaldados por ranas de Galvani y modestas pilas de Volta, sino por neutrones y bombas atómicas. Pero aunque el respaldo es más espectacular, filosóficamente sigue siendo tan débil como en 1900.
La difusión del positivismo en América Latina tiene su explicación. Estos países, que salían apenas de sus guerras civiles, estaban necesitados de una filosofía de la acción concreta, de un pensamiento que promoviera el progreso y la educación popular. El fenómeno es bien visible en la Argentina, a partir de la caída de Rosas: Alejandro Korn (uno de los pensadores que inició la lucha contra el positivismo en nuestro país, y al que con la sola disculpa de la pasión política ataqué injustamente cuando yo era un estudiante marxista) sostiene que la obra civilizadora de Sarmiento y Alberdi era positivismo en acción. Aquellos hombres, después del ocaso del romanticismo se entregaron, en buena medida forzados por las circunstancias, a ese pensamiento tan unido al progreso técnico que el país necesitaba con urgencia. Esa filosofía, que estaba en el aire y era más bien un Zeitgeist que una Weltanschauung era el pensamiento de una clase dirigente progresista, liberal y laica; pues la Colonia, de la que querían sacudirse definitivamente, estaba para ellos vinculada a la religión, al atraso y a la "Metafísica". Y en esta posición dialéctica se echan de ver ya todas las virtudes y todos los defectos que un día harían necesaria la reacción antipositivista.
Pues si es verdad que la nación necesitaba progreso y educación, es un grueso paralogismo imaginar que sólo podían alcanzarse mediante aquel tipo de pensamiento; pensamiento que, llevado a sus últimas instancias, promovía un nuevo dogmatismo, más precario que el anterior y filosóficamente más superficial. Como se pudo ver cuando el tiempo redujo al absurdo sus postulados y cuando un hombre como Ingenieros se convirtió en el dechado de la ilustración argentina. Y si Paulsen pudo decir que Enigmas del Universo, de Haeckel, era una ofensa para el pueblo que había producido un Kant o un Schopenhauer, nosotros podemos afirmar que por lo menos resultó muy triste ofrecer como paradigma de nuestra cultura las obras de este epígono de Haeckel. Para Ingeniero, la lógica y la moral, la estética y la sociología, el derecho y la teología, eran simples productos de la psicología humana; y esto, a su vez, simple producto de la anatomía y la fisiología cerebral. De semejante manera, todo quedaba reducido a un monismo zoológico.
Del daño espiritual que aquella mentalidad significó, dan cuenta los textos de enseñanza que se utilizaron durante décadas (y que en muchas partes todavía se siguen usando); aquella mentalidad que desde Paraná irradió el país entero a través de miles de maestras y profesores normalistas. Alejandro Korn nos dice que el Instituto de Paraná produjo la emancipación del chato dogmatismo de sacristía. Afirmación en que hay algo cierto: la chatura de ese dogmatismo de sacristía. Lo que no dice es que fue suplantado por otro dogmatismo de signo contrario, tan chato y burdo como el anterior. Un dogmatismo que aún hoy impide a miles de estudiantes acceder con el espíritu abierto a las más altas filosofías contemporáneas. Si en aquel colegio modelo que fue en un tiempo el Colegio Nacional de La Plata, tuvimos que sobrellevar a un profesor de Psicología que nos dedicaba la casi totalidad de su tiempo a enseñarnos la anatomía del cerebro, puede imaginarse lo que ha sucedido en escuelas filosóficamente más desamparadas.

Fuentes

  • Sábato, Ernesto; Apologías y rechazos; Edit. Seix Barral; Barcelona (España); 1980 (2ª edición); ISBN 9788432203596; pp. 62‑66.