:'''hay que reconocer que si algo caracteriza a la Argentina es la imprevisibilidad'''
 
Un ejemplo protípico de improvisación es el proceso de implementación del [[Sistema Único de Boleto Electrónico]] para el [[Gran Buenos Aires]]. La presidente Cristina Fernández anunció su puesta en operaciones en 90 días a contar del 4 de febrero de 2009. Las continuas rectificaciones, cambios de características y plazos pusieron claramente en evidencia que no se había un buen estudio del tema ni una planificación de las etapas a cumplir, teniendo en cuenta aspectos cruciales como los siguientes:
# Cantidad de personas que haría uso del servicio: la presidente habló en 2009 de 4.000.000, cuando en marzo de 2012 ya la habían adquirido casi 10 millones y se debió autorizar su uso para más de 1 persona porque muchos grupos familiares sólo habían comprado 1.
# Los 90 días estimados (aunque fueran hábiles) fueron largamente superados por los plazos de cualquiera de las licitaciones. La de las tarjetas propiamente dichas, demoró 3 meses en convocarse y la provisión de 5 millones de tarjetas se fijó en 5 meses más del momento de la adjudicación.
# Recién 17 meses después del anuncio inicial se estableció un cronograma de instalación obligatoria de equipos por las empresas.
# No se establecieron suficientes bocas de expendio de tarjetas, lo que sumado a la amenza del aumento del boleto para los que no la tuvieran hizo que muchos miles de personas hicieran largas colas para obtenerla, infructuosamente y durante muchos días.
# Se anunció que el sistema se usaría para subsidiar a personas en vez de empresas, lo que hubiera requerido además de la descarga del monto del pasaje un complejo y costoso sistema de verificación de identidad nunca previsto. La personalización de la tarjeta y su compra con DNI, que tanto complicó la provisión, resultó así un requisito inútil, después eliminado al autorizar el uso de la misma para comprar más de 1 pasaje.
===Fuentes===
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