René Gerónimo Favaloro

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Favaloro joven.

René Gerónimo Favaloro (La Plata, pcia. de Buenos Aires, 1923 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2000), médico cirujano inventor del bypass coronario y creador de la fundación que lleva su nombre.


Sus primeros años

Portada del libro.

Nació en el año 1923 en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, hijo de un carpintero ebanista y una modista. Amante del estudio, fue el egresado secundario con mejores calificaciones del Colegio Nacional de La Plata. Luego de graduarse como médico en la Universidad Nacional de La Plata, rechazó un cargo en el Hospital Policlínico de su ciudad, donde había terminado su residencia médica en 1949, porque para designarlo se le exigió la afiliación al partido peronista.

Tras graduarse trabajó durante 12 años como médico rural en la localidad de Jacinto Aráuz (provincia de La Pampa). Con la ayuda de su hermano Juan José, también médico, lograron disminuir grandemente la mortalidad infantil de la zona, las infecciones en los partos y la desnutrición, organizaron un banco de sangre viviente con donantes que estaban disponibles cada vez que los necesitaban y realizaron exitosas campañas preventivas y educativas que mejoraron el nivel general de vida de todos los pobladores. Sus experiencias de estos años están vívidamente contadas en su libro Memorias de un médico rural.

Inventos médicos

Durante 10 años hizo investigaciones médicas en la Cleveland Clinic del estado de Ohio (EE. UU.), dónde consagró la técnica de cirugía cardiovascular conocida como bypass coronario, tubería artificial de reemplazo de arterias taponadas hoy de uso normal en todo el mundo. Actualmente se realizan entre 600.000 y 700.000 cirugías de ese tipo por año solamente en los Estados Unidos. Las destrezas manuales que desarrolló en la carpintería de su padre y su habilidad de diseñador produjeron numerosos instrumentos quirúrgicos, muchos de los cuales son hoy ampliamente usados en cirugía cardíaca: retractores cardíacos, tijeras para las arterias circunflejas, clamps parciales, separadores para disecar mamarias, dispositivos para las camas de los pacientes… Al igual que Jonas Salk, inventor de la primera vacuna contra la parálisis infantil (poliomielitis), se negó a patentar sus inventos por considerar que sus finalidades eran salvar vidas, no hacer dinero. Entre las tecnologías críticas para la satisfacción de necesidades vitales la Medicina es la de más reciente desarrollo debido a su gran base científica. Violando la generalizada creencia que equipara la tecnología a la complejidad, los aportes tecnológicos de Favaloro fueron tan artesanales (basados en técnicas manuales) como racionales (basados en conocimientos científicos), mostrando que los problemas humanos no se resuelven sólo con tecno-ciencias.

Saberes al servicio del país

Para hacer realidad su lema tecnología de avanzada el servicio del humanismo médico regresa a Argentina en 1971 para usar sus saberes en beneficio de sus compatriotas. Para ello funda en 1979 el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, financiándolo con una organización sin fines de lucro, la Fundación Favaloro, para poner sus servicios al alcance de todos los que los necesitaran, aunque no pudieran pagarlos. Luego de 17 años, tras una inversión de 55 millones de dólares, el Instituto realiza su primera cirugía, brindando a partir de ese momento servicios altamente especializados en cardiología, cirugía cardiovascular y trasplante cardíaco, pulmonar, cardiopulmonar, hepático, renal y de médula ósea, además de otras áreas.

En 1980 crea el Laboratorio de Investigación Básica, al que financió durante largo tiempo con dinero propio, hasta que se convirtió en parte del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas. Este último fue la base para la fundación de la Universidad Favaloro en 1998. La misma cuenta en 2009 con una Facultad de Ciencias Médicas donde se cursan estudios de Medicina (iniciada en 1993), Enfermería, Kinesiología y Fisiatría y Psicología (iniciada en 2000) y una Facultad de Ingeniería, Ciencias Exactas y Naturales, donde desde 1999 se cursan las carreras de Ingeniería Biomédica, Ingeniería en Física Médica, Ingeniería en Computación y Licenciatura en Ciencias Biológicas.

Además de significativos aportes en cirugía cardiovascular e intervencionista, Favaloro desarrolló con su equipo una importante labor docente. Más de cuatrocientos cincuenta profesionales, provenientes de toda Argentina y América Latina se formaron en su fundación, la mayor cantidad de residentes formados en un solo centro. Muchos de ellos encabezan hoy en día destacados servicios de cardiología endiferentes ciudades y paises. Favaloro sostuvo siempre que todo universitario debe comprometerse con la sociedad de su tiempo, recalcando que quería ser recordado como docente más que como cirujano. Por ello dedicó gran parte de sus esfuerzos a la enseñanza, tanto a nivel profesional como popular. Humanista infatigable, participó en programas educativos como la serie televisiva Los grandes temas médicos y dictó numerosas conferencias en Argentina y el exterior, sobre temas como medicina, educación y la sociedad contemporánea. En algunas de ellas señalaba:

Los progresos de la medicina y de la bioingeniería podrán considerarse verdaderos logros para la humanidad cuando todas las personas tengan acceso a sus beneficios y dejen de ser un privilegio para las minorías. (…) Estoy convencido de que a esta sociedad consumista, cegada por el mercado, la sucederá otra que se caracterizará por el hecho trascendente de que no dejará de lado la justicia social y la solidaridad. (Congreso de Bioingeniería, Buenos Aires, 1999).

Publicó más de trescientos trabajos sobre su especialidad y los libros: ¿Conoce usted a San Martín?, La Memoria de Guayaquil, De La Pampa a los Estados Unidos, The Challenging Dream of Heart Surgery, Surgical Treatment on Coronary Arteriosclerosis, (editado en español con el nombre Tratamiento Quirúrgico de la Arteriosclerosis Coronaria) y Don Pedro y la educación.

La ingratitud de algunos argentinos

Al final de su vida.

La sobrecarga de tareas del Instituto y la falta de apoyo del gobierno nacional y los gremios quienes usaban continuamente sus servicios pero ni lo subvencionaban ni cancelaban las deudas por los servicios prestados (deudas que en junio de 2000 ascendían a 18 millones de dólares), lo puso al borde de la ruina llevándolo a la trágica decisión de quitarse la vida en de 2000. En su última carta señaló:

(…) me aconsejaban que para salvar a la Fundación, debemos incorporarnos "al sistema": sí a los retornos (…) En este momento, a esta edad, terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros, me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar. Prefiero desaparecer. Joaquín V. González escribió la lección que nos entregan al recibirnos "A mí no me ha derrotado nadie". Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado la sociedad corrupta que todo lo controla.

Una vida ejemplar

Favaloro pudo haber sido investigador en jefe de laboratorios equipados con las mejores tecnologías de la época, sin limitaciones de fondos y todo tipo de recursos. Pudo también haber sido el cirujano de las personas más ricas de cualquier parte del mundo, célebre y millonario. Priorizó, en cambio, el vínculo con sus compatriotas y en particular con los más necesitados de ayuda en lo que en la misma carta caracterizó como esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo mientras la mayoría vive en la miseria y desesperación. Hasta sus 69 años de edad había hecho con sus propias manos 13.000 operaciones de “bypass”.

René Favaloro tuvo el privilegio más grande que puede obtener una persona: usar sus saberes para preservar el más valioso bien humano, la vida.

Fuentes

Enlaces externos