San Miguel de Tucumán

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La ciudad de San Miguel de Tucumán, actual capital de la provincia de Tucumán, fue fundada el 31 de mayo de 1565 por Diego de Villarroel.


Historia

Por Real Cédula del 29 de agosto de 1563, Felipe II creó la gobernación del Tucumán, Juríes y Diaguitas, sustrayéndola de la jurisdicción de Chile y poniéndola bajo la dependencia del Virreinato del Perú en lo político y de la Real Audiencia de los Charcas en lo judicial. Para entonces, en este gran territorio que comprendía las actuales provincias de Córdoba, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy y parte de las de Chaco y Formosa, había solo una ciudad, Santiago del Estero, la más antigua de nuestro país, que sobrevivía a duras penas, gracias al coraje y la tenacidad de sus vecinos.

Las otras que hasta poco antes existían (Londres, Cañete, Córdoba del Calchaquí y Nieva), fundadas en tierras del dominio del poderoso cacique don Juan Calchaquí gracias a la amistad que logró tejer con él Juan Pérez de Zurita, habían sucumbido a causa de la torpeza de su sucesor, Gregorio de Castañeda. Durante una discusión que mantuvo con el cacique, este oscuro personaje le propinó una bofetada, lo que dio lugar a una feroz invasión de los diaguitas que destruyeron las cuatro ciudades, matando a sus vecinos.

El primer gobernador efectivo del Tucumán, nombrado interinamente por el virrey del Perú, conde de Nieva, fue el célebre Francisco de Aguirre, “la primera lanza de Chile”, el hombre que efectuó el tercer traslado de la ciudad del Barco y le cambió su nombre por Santiago del Estero.

Una de sus primeras disposiciones fue enviar a su sobrino Diego de Villarroel a fundar una nueva ciudad “en el campo que llaman en lengua de los naturales Ibatín, ribera del río que sale de la quebrada”, hoy llamado río Pueblo Viejo o río del Tejar. En cumplimiento de ello, Villarroel fundó el 31 de mayo de 1565 la ciudad de San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión en el sitio indicado, probablemente el mismo en donde habían estado Cañete y la primitiva Barco, unos sesenta kilómetros al sur de su actual ubicación, en el lugar conocido como la Quebrada del Portugués.

A Aguirre le sucedió don Jerónimo Luis de Cabrera, el Fundador de nuestra ciudad, y a este, otro gobernador para el olvido, Gonzalo de Abreu de Figueroa, que lo hizo matar. Durante su mandato Abreu despobló las tres ciudades (Santiago, San Miguel y Córdoba) para realizar una campaña en busca de la mítica ciudad de los Césares, a causa de lo cual San Miguel fue atacada en la noche del 28 de octubre de 1578 por diaguitas, solcos y juríes, comandados por el yanacona Galuán, un gigante con fama de feroz guerrero.

Los indios atacaron la ciudad desde distintos puntos y le prendieron fuego, rodeando al teniente de gobernador Gaspar de Medina y a otros dos españoles en la plaza. Estos se defendieron con denuedo, logrando Medina en un acto de arrojo matar a Galuán, cortándole la cabeza. Esto atemorizó a los indios que a la llegada de otros vecinos emprendieron la huida.

Abreu de Figueroa recibió en Soconcho una carta de Medina relatándole lo ocurrido y envió en su socorro al maestre de campo Hernán Mejía Mirabal, logrando así devolver la paz a la sufrida San Miguel.

La tercera y última guerra de Calchaquí, provocada por las intrigas del impostor andaluz Pedro de Bohórquez, que levantó en armas a los indios proclamándose heredero del trono inca, afectó severamente a la ciudad. A ello se añadió la aparición de enfermedades endémicas como el paludismo y trastornos tiroideos por la escasez de yodo del agua del río del Tejar, que además cambió su curso y produjo grandes inundaciones.

Todo ello determinó que el gobernador don Juan Díez de Andino solicitara al rey autorización para mudarla en 1680. Obtenida la venia real su sucesor, don Fernando de Mendoza Mate de Luna, dispuso el traslado a la actual ubicación, unos 64 kilómetros al noreste de Ibatín, en el sitio conocido como La Toma. La mudanza fue realizada en setiembre de 1685 por el teniente de gobernador, Miguel de Salas y Valdés.

En su nuevo sitio, San Miguel de Tucumán comenzó a cobrar relevancia, hasta convertirse en una de las ciudades más importantes del actual territorio argentino. El censo dispuesto por Carlos III el 10 de noviembre de 1776 y realizado aquí entre 1778 y 1779 la sitúa, con 20.074 habitantes, como la tercera en población, después de Córdoba, con 46.509, y Buenos Aires, con 37.130.

Nuestra hermana mayor se apresta a celebrar el 31 del corriente mes los 450 años de su Fundación, antesala de la que todos los argentinos compartiremos el año próximo, cuando conmemoremos allí mismo el bicentenario de la declaración de la Independencia. Ese gran logro la tuvo por escenario, cuando tras seis años de dominación porteña, logramos realizar allí un congreso, por vez primera fuera de Buenos Aires y con una representación proporcional de todas las provincias. Allí nació, el 9 de Julio de 1816, la Nación Argentina como estado independiente.

Fuentes