Sistema financiero

La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina

El sistema financiero de Argentina está integrado por todas las instituciones que regulan y controlan de modo directo la cantidad y el costo (a través de las tasas de interés) del dinero disponible para todo tipo de transacciones monetarias: Banco Central, entidades financieras y emisoras de tarjetas de crédito (bancos y entidades de préstamo), casas de cambio...


Importancia tecnológica del sistema financiero

El sistema financiero nacional tiene un rol menor en el desarrollo de las actividades científicas, restringido al desarrollado por la actividad privada. Las actividades científicas estatales, en cambio, han tenido una importante inyección de recursos provenientes de créditos otorgados por el Banco Mundial. Por el contrario, el sistema financiero nacional tiene un rol crítico en el consumo de tecnologías y en su incorporación a las actividades productivas. Los créditos a bajas tasas de interés (o nulas en el caso de algunas tarjetas de crédito) favorecen el consumo de productos, en especial de los de costo superior a la media. En el caso de bienes de alto costo, su adquisición por los sectores sociales de menores recursos está condicionada por el acceso a plazos suficientemente largos e intereses suficientemente bajos que los hagan compatibles con pagos en cuotas que no excedan un porcentaje razonable de los ingresos (usualmente limitado al 25%). Algo similar sucede con los bienes de capital de las empresas, crítico para las pymes. Esto condiciona fuertemente el acceso y los tiempos de renovación y amortización de las tecnologías.

Banco Central

Ley de Entidades financieras

La Ley 21526 de Entidades Financieras fue sancionada el 14 de febrero de 1977, durante la dictadura de Rafael Videla, por el entonces ministro de economía de la nación José Alfredo Martínez de Hoz. Esta ley desreguló casi completamente el mercado financiero, el que dejó de estar al servicio de las inversiones productivas y el consumo de bienes esenciales para transformarse en el más importante negocio de esa época, el de la "patria financiera". Hasta 2009 esta ley había sufrido 139 modificaciones menores,[1] ninguna de las cuales modificó sustancialmente el carácter especulativo del sistema que instauró.

Luego de la privatización/desaparición del antiguo Banco Industrial, y la transformación del Banco Hipotecario en sociedad anónima, la única institución bancaria de genuino fomento que ha quedado es el Banco Nación.

Los principales problemas del sistema financiero argentino, en 2009, son los siguientes:

  • El Banco Central se limita a regular la cantidad de dinero circulante, la tasa de cambio de divisas a través de compras y ventas de las mismas y a establecer el porcentaje de encaje de los bancos privados. No tiene políticas activas de orientación del crédito hacia actividades productivas de pymes o consumos críticos desde el punto de vista social, ni al alargamiento de los actualmente demasiado cortos plazos.
  • Da a los bancos privados libertades casi irrestrictas para fijar sus tasas de interés, orientar sus inversiones y créditos.
  • Las libertades antedichas hacen que los bancos no sean entidades promotoras de las actividades productivas y cuando lo son, no se orientan a las de mayor valor social sino a las que tienen mayores tasas de retorno. El único factor orientador de sus políticas, con escasas excepciones como las del banco cooperativo Coopesur, es la rentabilidad.
  • No hay control de los costos administrativos que los bancos cobran a sus clientes, muy variados y frecuentemente desmesurados.
  • La legislación ha promovido la concentración geográfica de los bancos privados, no habiendo normas que obliguen a la instalación obligatoria de sucursales, o aunque mas no sea cajeros automáticos, en lugares críticos del país.

Fuentes