La '''Universidad de Córdoba''', actualmente '''Universidad Nacional de Córdoba''' (UNC), es la más antigua universidad de Argentina y la cuarta creada en América. En agosto de 2012 era la segunda en número de alumnos, después de la [[Universidad de Buenos Aires]]. Creada por los jesuitas, tuvo inicialmente orientación fuertemente teológica, hasta que a partir de 1808 se modificaron sus estudios bajo la conducción del rector deán [http://es.wikipedia.org/wiki/Gregorio_Funes Gregorio Funes]. En ella se originó, en 1918, el movimiento de renovación de los estudios superiores argentinos conocido como [http://es.wikipedia.org/wiki/Reforma_Universitaria_(Argentina) Reforma Universitaria].
==Orígenes==
[[Archivo:Manzana Jesuítica siglo XVIII.jpg|676px|right|thumb|<small><center>'''Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba, donde estaba la universidad, en el siglo XVIII.'''</center></small>]]
El historiador Prudencio Bustos Argañaraz relata así los sucesos que condujeron a la creación de la Universidad de Córdoba.
:''En 1604, cinco años después de la instalación de los jesuitas en Córdoba, el prepósito general de la Compañía, P. Claudio Aquaviva, dispuso la creación de la Provincia Jesuítica del Paraguay y eligió a nuestra ciudad ''(Córdoba)'' para sede de su gobierno. La nueva provincia comprendía los territorios de lo que son en la actualidad la República Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Primer provincial fue designado el P. Diego de Torres Bollo, un castellano que se hallaba en América desde 1580 y que llegó aquí a comienzos de 1608, acompañado de otros cinco sacerdotes y tres hermanos. De inmediato dispuso la creación de un noviciado, destinado a la formación de los futuros sacerdotes, eligiendo para ello también a Córdoba, &laquo;por ser como el centro y corazón de la Gobernación, buen clima, vida barata y sobre todo de mayor facilidad para ser visitada y atendida por el mismo Provincial&raquo;, que tenía aquí su residencia. Como superior del noviciado quedó el P. Juan Darío. Dos años más tarde &mdash;es —es decir en 1610&mdash; 1610— el P. Torres, con la anuencia del general de la orden, erigió en el Noviciado el Colegio Máximo, una casa de altos estudios en la que se impartían enseñanzas de Artes (Filosofía) y Teología. Sin embargo, la escasez de recursos dificultó su mantenimiento, por lo que en febrero de 1612 se decidió su traslado a Santiago de Chile, quedando tan sólo en Córdoba los estudios preliminares de Latinidad y Humanidades.
:''Un hecho inesperado permitió el regreso del Colegio Máximo a nuestra ciudad. El obispo del Tucumán, fray Fernando de Trejo y Sanabria, se interesó vivamente en el tema y el 19 de junio de 1613 &mdash;fecha —fecha memorable en los anales de la educación argentina&mdash; argentina— suscribió ante el escribano Pedro de Cervantes una escritura mediante la cual se comprometió, bajo la garantía de todos sus bienes &laquo;muebles y raíces, habidos y por haber, dineros, plata labrada, libros, esclavos y heredades&raquo;, a donar a la Compañía, dentro del plazo de tres años, cuarenta mil pesos para el sostenimiento de su Colegio Máximo. Manifestaba el obispo en dicho documento su pretensión de que en él, los hijos de los vecinos de las gobernaciones del Tucumán y del Paraguay &laquo;se puedan graduar de bachilleres, licenciados, doctores y maestros (...) para el bien espiritual y eterno de españoles e indios...&raquo;. Por impulso de este acto de munificencia, el regreso del Colegio se dispuso de inmediato y ya por febrero de 1614 se hallaba de nuevo en Córdoba. Sin embargo, la prematura muerte del prelado, ocurrida aquí en la víspera de Navidad de ese mismo año, impidió el cumplimiento efectivo de su generosa donación. El menoscabo que había sufrido su patrimonio hizo que los bienes que dejó no alcanzaran a cubrir la cuarta parte de la cifra comprometida.
:''Pero el Colegio estaba ya de regreso en forma definitiva y contaba con medio centenar de alumnos, entre novicios y externos. A ello se añadió que el 12 de agosto de 1620, el rey don Felipe III concedió autorización a los jesuitas para otorgar a sus estudiantes los grados universitarios de bachiller, maestro, licenciado y doctor. Faltaba tan sólo la decisión del Sumo Pontífice, lo que ocurrió el 8 de agosto de 1621, cuando S.S. Gregorio XV suscribió el breve In Supereminenti, verdadera carta fundacional de la primera Universidad argentina. El documento llegó a Córdoba en abril del año siguiente, acompañado del correspondiente pase real. Sin embargo los dominicos, que aspiraban a obtener la misma autorización, se opusieron a que el breve se cumpliera. Fray Jacinto Enríquez, superior de la orden de Santo Domingo, presentó ante el cabildo local un extenso documento, preñado de latines, en el que fundaba su oposición en el hecho de que, según su criterio, los estudios que impartían los hijos de San Ignacio carecían del nivel académico adecuado. Los jesuitas respondieron de inmediato, negando las afirmaciones del dominico, pero quienes asumieron con mayor firmeza la defensa de la flamante Universidad fueron los propios estudiantes. Resolvieron designar a cuatro de ellos, uno por cada nivel académico, para que hicieran levantar una sumaria información ad perpetua rei memoriam destinada a acreditar la calidad de los estudios.
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Universidad de Córdoba (Argentina)

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