Intuición

La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina

Se denomina intuición a los saberes autoevidentes e inmediatos, adquiridos de modo no consciente.


La intuición según Piaget

Véase Seis estudios de Psicología.

La intuición según Gigerenzer

Véase Models of ecological rationality: The recognition heuristic.

Fuentes

La intuición según Bunge

El filósofo de las ciencias Mario Bunge discrimina 3 categorías diferentes de intuición, con varias subcategorías en cada una.

  1. Intuicionismo filosófico. (Acepciones filosóficas de valor exclusivamente histórico que derivaron en una filosofía de los perversos para los irracionales (BungeM IR, p. 56.)
    1. Intuicionismo de Aristóteles.
    2. Intuición racional de Descartes.
    3. Ciencia intuitiva de Spinoza.
    4. Intuición pura de Kant.
    5. Verstehen de Dilthey.
    6. Intuición metafísica de Bergson.
    7. Intuiciones de valores y normas.
  2. Intuicionismo matemático.
  3. Intuición en los científicos.
    1. Identificación rápida.
    2. Comprensión clara.
    3. Capacidad de interpretación.
    4. Capacidad de representación o geométrica.
    5. Capacidad para forjar metáforas.
    6. Imaginación creadora, inventiva o inspiración.
    7. Inferencia catalítica.
    8. Poder de síntesis o visión global.
    9. Sentido común.
    10. Sano juicio o frónesis o discernimiento.

Bunge no concibe que se pueda saber sin saber que se sabe, ni que puedan haber otros saberes diferentes de los racionales. Señala, por ejemplo (Bunge pp. 141‑142):

Es absurdo sostener que la intución es superior a la Lógica en lo que ataña a la invención; no hay invención científica o tecnológica sin conocimiento previo y sin desarrollo ulterior. (...) La idea de que el pensamiento creador es opuesto al razonamiento es tan equivocada como difundida. Si fuese cierto que el pensamiento es tanto más creativo cuanto más debe a los procesos inconscientes, las ensoñaciones y, con mayor razón, los sueños deberían ser más remunerativos que el pensamiento controlado; y el cálculo, que puede ser "mecanizado" o automatizado en gran medida, tendría que ser considerado altamente creador.

En las conclusiones finales de Intuición y razón escribe (Bunge, p. 203‑204):

La palabra intuición debe usarse parcamente y, siempre que sea posible, especificarse el tipo de intuición de que se trate. Deben emplearse principalmente las intuiciones sensible e intelectual, refinando, extendiendo o trascendiendo sus productos a la luz del conocimiento teórico. No debe dejarse de comprobar intuición alguna, y de tiempo en tiempo deben revisarse nuestras intuiciones más profundamente arraigadas. Debe prestarse atención a la actitud experimental que caracteriza al intuicionismo matemático, pero no a su ingenuidad gnoseológica ni a su estrategia limitadora. Debe dirigirse una mirada fría y crítica al intuicionismo filosófico, que es el principal enemigo de la razón y una especie de charlatanería.

Sus conclusiones parecen ser válidas para los saberes científicos, donde la comunicación y la convalidación de los hechos y de la teoría requieren de lenguaje escrito a veces muy abstracto, como en la Matemática. No son aplicables a los tecnólogos expertos, que usan frecuentemente otro tipo de saberes (véase la sección La mente no es una computadora) ni en la vida cotidiana, donde cualquier artesano o deportista vería drásticamente limitadas sus destrezas si estuviera limitado al uso excluyente de saberes racionales (¿se imaginan a "Manu" Ginóbili calculando la trayectoria de la pelota con una computadora antes de lanzarla?).

Fuentes

  • Bunge, Mario; Intuición y razón; Editorial Sudamericana (Debolsillo); Ciudad de Buenos Aires; 1996 (1ª edición); ISBN 9789875660946 (BungeM IR).

La mente no es una computadora

En el momento del auge del software de los denominados sistemas expertos se pensaba que el saber de un perito de cualquier campo podía ser completamente descripto por el modelo de condición – acción. Es decir, si una situación estaba bien especificada en base a ciertas condiciones (que en Física serían típicamente variables de estado como presión, temperatura y volumen), se podía formular una regla que determinaría de modo unívoco la acción a tomar. Se inició entonces la tarea de formar bases de conocimientos que permitirían (así se creía) reemplazar a los expertos por sistemas informáticos. Sin embargo, se constató pronto que los expertos en campos complejos eran capaces de actuar eficientemente aún en situaciones sólo vagamente familiares, pero no de explicar por qué hacían lo que hacían. Más aún, frecuentemente enunciaban condiciones – acciones que se contradecían con su práctica: no hacían lo que decían que hacían. Sobre fines de la década de 1980 ya se había tomado conciencia de las limitaciones de la metáfora computacional de la mente humana: saber racional basado en reglas de acción determinadas por condiciones bien definidas. Hoy se sabe que aún los expertos en tecnociencias hacen uso intensivo de saberes intuitivos, de experiencias internalizadas pero no conscientes ni racionalizadas.

Fuentes

  • Dreyfus, Hubert L. y Dreyfus, Stuart E.; Mind over machine. The power of human intuition and expertise in the era of the computer; The Free Press; New York (EEUU); 1986.
  • Solivérez, Carlos E.; La Educación Tecnológica y el debate racionalidad versus intuición; trabajo final del Diplomado Superior en Ciencias Sociales, mención Constructivismo y Educación; FLACSO — Universidad Autónoma de Madrid; 2003.

Intuición en la ECyT-ar

La variedad de saberes incluidos en la categoría intuición es tan grande que probablemente no tengan rasgos comunes. Es necesario, entonces, precisar el término para evitar ambigüedades.

La primera ambigüedad a eliminar es el origen de las intuiciones. Para Carl Jung, quien introdujo el tipo psicológico de persona intuitiva, las intuiciones pueden tener componentes hereditarios como sus famosos arquetipos. Jung consideraba a la intuición como la contrapartida mental de los instintos, a los que consideraba exclusivamente de tipo físico.

Hay acuerdo generalizado de que los instintos son comportamientos animales (incluyendo a las personas) heredados, que no dependen de la crianza y a lo sumo se adaptan a las circunstancias. Entre los instintos más conocidos están el de supervivencia, el sexual (búsqueda del apareamiento) y el maternal de protección de las crías. Las aves, por ejemplo, pueden volar tan pronto adquieren fortaleza física suficiente, independientemente de la presencia de otras aves. Los instintos tienen un origen evolutivo por favorecer la multiplicación de la especie y su perduración en el tiempo. Caben actualmente pocas dudas que, contrariamente a las ideas de Jung, los instintos tienen componentes mentales, ya que los comportamientos físicos están controlados por el cerebro. En lenguaje informática podría decirse que son saberes hardwired, incorporados en los circuitos nerviosos del cerebro, del modo análogo a las funciones estándar de una calculadora electrónica que se calculan por hardware, no por software, lo que les permite ser muy rápidos. Aunque no sucede en el lenguaje usado en Argentina, en algunos países, como EEUU (muy común en las películas), el habla popular trata a intuición e instinto como sinónimos.

En esta enciclopedia se denomina intuiciones a los saberes espontáneos basados en la experiencia normal de vida de una persona. Resulta bastante claro que las personas no tienen intuiciones sobre fenómenos comunes pero desconocidos para ellos. Las intuiciones son el resultado de la experiencia personal en la interacción con el mundo externo, en particular el social, y están mayoritariamente basados en la información que proporcionan los órganos de los sentidos, en la apariencia de las cosas. Son saberes que no requieren poder leer y escribir y frecuentemente no surgen de experiencias propias sino del aval de personas respetadas (saberes autoritarios). En esta acepción la intuición es experiencia internalizada y usualmente no verbalizable, es decir, no racional.

Dos rasgos de los saberes racionales ausentes en los saberes intuitivos son:

  • su capacidad explicativa, la de responder a la pregunta ¿porqué?;
  • la capacidad de transmitirlos a terceros de manera completa y fidedigna mediante palabras y símbolos ad hoc.

No se comprende todavía la manera en que el cerebro humano genera los saberes intuitivos. Se ha tratado de imitarlos mediante el software denominado de redes neuronales, pero no se sabe con certeza si el principio de funcionamiento es el mismo en ambos casos. Lo que si se sabe es que el sistema nervioso y sensorial humano, y de los primates en general, tiene una notable capacidad de detectar rasgos diferenciales de todo tipo de fenómenos y de establecer relaciones de causalidad inconscientes entre ellos. El requisito es que las percepciones sean suficientemente repetidas, cientos, tal vez miles de veces, en un proceso similar al del establecimiento de la memoria a largo plazo.

Fuentes generales

  • Intuición en Wikipedia.
  • Bunge, Mario; Intuición y razón; Editorial Sudamericana (Debolsillo); Ciudad de Buenos Aires; 1996 (1ª edición); ISBN 9789875660946 (BungeM IR).
  • Solivérez, Carlos E.; La Educación Tecnológica y el debate racionalidad versus intuición; trabajo final del Diplomado Superior en Ciencias Sociales, mención Constructivismo y Educación; FLACSO — Universidad Autónoma de Madrid; 2003.