==Los modos científico y literario de ver el mundo==
Si uno se restringe a la versión especializada de "las dos culturas" que da Snow —el enfrentamiento entre los físicos y los escritores de literatura de ficción— hay que analizar los diferentes modos de conocimiento del mundo que practican estos especialistas. Snow no trata este tema, central para un debate profundo. En primer lugar hay que especificar mejor el tipo de literatura a tener en cuenta, ya que es muy diferente el caso de un escritor de ciencia ficción como [http://es.wikipedia.org/wiki/Isaac_Asimov Isaac Asimov] (que puede catalogarse más precisamente como sociología ficción en el caso de su [http://es.wikipedia.org/wiki/Saga_de_la_Fundación saga de la Fundación]) o de [http://es.wikipedia.org/wiki/Shakespeare#Su_obra Shakespeare ] (todas cuyas obras se centran en la descripción de los sentimientos y las pasiones humanas). La antinomia es extrema con este último caso, que también incluye a la mayoría de los poetas.
Los físicos tratan de describir, explicar y predecir el comportamiento de la materia inorgánica: partículas elementales, átomos, moléculas y sus asociaciones en cuerpos materiales. Buscan para ello magnitudes mensurables que pueden cuantificarse mediantes operaciones matemáticas y físicas bien especificadas, en base a consensos intersubjetivos entre los miembros de su comunidad en base a criterios de convalidación bien establecidos. Esto permite tanto descripciones verificables por cualquiera de sus pares, como a predicciones que son la base de tecnociencias como la Electrónica y a artefactos de funcionamiento estable y seguro, como un automóvil o cualquier electrodoméstico. Se basan para ello en leyes generales del comportamiento de categorías muy generales de entes, como la ley de gravitación universal.
Los escritores que apelan a los sentimientos y pasiones humanas no están interesados en las características compartidas por todas las personas, sino en aquellas que las hacen únicas y peculiares. Así, el santo, el villano, el loco, el criminal, el mártir y el ingenuo (y sus versiones femeninas) son algunos de sus personajes favoritos. No tratan de predecir comportamientos, porque la impredecibilidad del desarrollo es parte esencial de su obra. Tampoco quieren medir nada, sólo buscan convencer por empatía. Ni siquiera describir de manera precisa e inconfundible, ya que —como bien señalara el semiólogo Humberto Eco— la ambigüedad es parte esencial del fenómeno literario, la que permite que el lector llene el molde que se le ofrece con aquello que es más afín a su interpretación del mundo, a sus sentimientos y pasiones. En la literatura de este tipo todo es subjetivo y personal; se apela con palabras a aquello que nos cuesta expresar con palabras, por lo que hay que sugerir, usar continuamente [[metáfora]]s, evocar más que describir.
Es comprensible, por lo tanto, que estas dos versiones del [[saber]] del den descripciones incompatibles de un mismo objeto o sujeto. El problema, sin embargo, no es reconciliar estas dos visiones del mundo, sino hacerlas convivir, porque cada una de ellas tiene un papel diferente en la vida de las personas. Un físico puede disfrutar de la música sin entender por qué lo conmueve; del mismo modo, un poeta puede sentir la satisfacción de entender el funcionamiento de un reloj, sin sentir amor u odio por él. Son esferas diferentes, complementarias, de la vida.
==Las "dos culturas" en Argentina==
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