En los manuscritos medievales era costumbre agilizar la escritura reemplazando una letra seguida de n por esa letra escrita con un breve trazo curvo encima, signo diacrítico cuyo nombre correcto es ''tilde'', no ''vírgula'' como consignan muchos textos. Así, por ejemplo, se escribía ''quiẽ'' en vez de ''quien´´quien'', y ''Yañez'' en vez de ''Yannez'', aunque a veces la línea era recta y no siempre horizontal. Como el dígrafo ''nn'' representaba un sonido diferente al de las restantes consonantes, en algún momento del siglo XVII o XVIII la Real Academia de la Lengua Española incorporó al alfabeto castellano la ''ñ'' como nueva letra, en reemplazo de la ''nn'', así como en otras fechas reemplazó ''ss'' por ''s'', ''ç'' por ''z'' y formalizó las reglas de colocación de tildes.