Inflación

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La inflación es una medida de la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos en moneda nacional, supuestos constantes, de una persona.


Rasgos centrales de la inflación

Los fenómenos económicos son eminentemente sociales, y los fenómenos sociales son el promedio estadístico de los comportamientos individuales. Como las personas actúan en base a sus percepciones de las situaciones (véase el artículo objetividad, realidad, verdad) sus comportamientos son siempre complejos y sus causas no siempre son fáciles de dilucidar. La inflación es, por lo tanto, un fenómeno inevitablemente complejo —las posibles causas se discutirán en la próxima sección— cuyo resultado principal es el aumento de los precios de productos de consumo masivo. No se genera inflación por el aumento del precio del oro, un bien que es negociado sólo por un pequeño porcentaje de los miembros de una sociedad. Sí se genera inflación, en cambio, cuando aumenta el precio del petróleo, ya que la generación de energía es un componente esencial de la producción de bienes industriales y de la prestación de servicio cruciales como el transporte y los domiciliarios.

La inflación se mide usualmente con los índices de precios al consumidor (IPC), por ejemplo el valor de la Canasta Básica de Alimentos. En la mayoría de los países del mundo se considera tolerable —es decir, no afecta sensiblemente el comportamiento económico de las personas— una inflación anual de un dígito, inferior al 10%. En Argentina la inflación ha sido endémica durante muchos decenios, por lo que los argentinos toman como un hecho natural inflaciones anuales de 2 dígitos, como la que reapareció a partir del año 2008. Los gobernantes, por su parte, muchas veces la provocan ya que la inflación licúa las deudas contraídas, por ejemplo, por las emisiones de bonos-papel moneda, como sucedió con los LECOP del presidente Fernando de la Rúa (1999-2001). A comienzos del 2010 varios gobiernos provinciales comenzaron a estudiar la emisión de bonos de este tipo. No debiera ser así ni por parte de los gobernados ni de los gobernantes porque la inflación perjudica más a los que tienen menores ingresos, y a los que ganan sólo lo justo para sobrevivir los hace caer en la pobreza o en la indigencia.

Origen de la inflación

Los economistas ortodoxos atribuyen la inflación a un exceso de circulante respecto de la capacidad productiva. Esto corresponde a la aplicación estricta de la Ley de la Oferta y la Demanda: hay más dinero que el necesario para las transacciones normales de la economía, que se miden por el PBI, y el exceso de demanda no es satisfecha por la oferta existente, lo que provoca el alza de precios. Es bien sabido que dicha ley sólo se cumple en "mercados perfectos" y que éstos sólo existen en los libros de texto. La explicación es usualmente más matizada y compleja.

Otras escuelas economicas sugieren que existen distintos tipos de inflación, cada una con sus causas y formas de control diferentes.

Inflación de costos

Es una inflación secundaria, causada por la inflación producida en otro sector de la economía. Por ejemplo, un aumento en el precio de la nafta suele causar un aumento proporcional de precios en todos aquellos productos o servicios que requieren transporte. Como forma de control, se puede buscar aumentar la oferta en aquel sector que primero tuvo un aumento de precios, implementar el control de precios, o reducir los impuestos en los sectores afectados.

Inflación de demanda

Se trata de inflación causada por una demanda de bienes y servicios superior a la oferta. A nivel macroeconómico, un sintoma de este tipo de inflación es que la capacidad instalada productiva está en un pico cercano al 100%. La elasticidad en el precio de cada bien o producto en particular va a determinar cuánto se vea afectado por este tipo de inflación. El incremento de la oferta una vez que se ha llegado al tope de capacidad instalada suele requerir grandes inversiones, y la promoción de estas inversiones, públicas o privadas, debe ser parte de una política económica para controlar la inflación.[1] La forma de control de este tipo de inflación es controlar la demanda mediante el ajuste de gastos o el aumento de impuestos y promover el aumento de la capacidad productiva mediante créditos blandos.

Inflación monetaria

Cuando la masa monetaria supera el respaldo o expectativa de respaldo que tiene la moneda. En mercados desregulados, esta inflación lleva a la devaluación de la moneda. La salida de la convertibilidad y consiguiente devaluación de la moneda tuvo como consecuencia una inflación de origen monetario, debido a la falta de respaldo que tenía la moneda por la caida de reservas. La forma de control de este tipo de inflación es mediante la disminución del circulante o el aumento de las reservas monetarias. En 2010, cuando las estimaciones provinciales y privadas de la inflación argentina oscilaban entre el 25% y el 30%, según datos del Banco Central el crecimiento anual del M2 privado (dinero circulante más cuentas a la vista) superaba el 32% (revista iECO del 14 de noviembre de 2010). El aumento de circulante se debe a las emisiones que el propio Banco Central hace para mantener el valor del dólar.

Según declaraciones de la directora del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, en marzo de 2012, es totalmente falso decir que la emisión genera inflación, los aumentos de precios tienen su raíz en la oferta y el sector externo.[2]

Inflación por expectativas

En periodos de incertidumbre, la inflación puede darse por la misma expectativa de que haya inflación, sin que haya causas reales para que se produzca. Distintos sectores de la economía comienzan a subir sus precios, en previsión de que aumenten sus costos, y esto produce un círculo vicioso en el que distintos sectores terminan retroalimentandose y cumpliendo sus expectativas de inflación. El resultado de esto es una inflación de costo causada por las mismas expectativas de que se produzca inflación, en una suerte de profecía autocumplida.

Deflación

La deflación se produce cuando el costo de vida baja. Contrariamente a lo que parece indicar el sentido común, suele ser muy perjudicial para una economía y suele ser sintoma de una próxima Recesión.

Estanflación

Es la combinación de inflación y recesión. Sumamente perjudicial para una economía. Un ejemplo de tal situación es la Argentina durante el año 2002.

Costos sociales de la inflación

La inflación y los indigentes,
dibujo de autor no identificado.

Los más afectados por la inflación son los asalariados que sólo ganan los suficiente para cubrir sus gastos esenciales. Como los salarios siempre se reajustan con posterioridad a los aumentos de precios —cuando se reajustan— los pobres e indigentes deben recortar necesidades vitales como salud, vestimenta y alimentación. Usualmente los primeros recortes son en salud (controles médicos y medicamentos no provistos gratuitamente) y le siguen los de vestimenta. La alimentación es, seguramente, el último recorte, que comienza por la disminución de la calidad y variedad de los alimentos, también con efecto sobre la salud, culminando en la cantidad cuando no hay otra salida. El resultado es que cada punto de aumento de inflación se traduce automáticamente en un incremento proporcional de la mortalidad, hecho poco difundido por los gobiernos y la prensa. La inflación reduce los placeres de los más prósperos, pero mata a los pobres.

Fuentes

Véase también