Leyes de Murphy

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Las leyes de Murphy son un conjunto de aforismos, continuamente acrecentados por la imaginación popular, que señalan humorísticamente lo que puede salir mal en alguna situación. Originalmente las leyes de Murphy se referían al problema de los errores humanos favorecidos por el deficiente diseño de artefactos, pero posteriormente se formularon de modo que pareciera que la naturaleza se divierte en jugarnos malas pasadas.


Origen

Aunque no hay certeza completa sobre el origen del nombre, la versión más difundida las vincula a un capitán Edward Murphy de la Base Aéra Norte. Este trabajaba en 1949 el Proyecto MX981 para determinar la desaceleración que una persona podía sufrir en un choque aéreo. Se usaba para ello un asiento, montado sobre un riel, que se lanzaba a gran velocidad para luego frenarlo bruscamente. Un día Murphy descubrió que todos los sensores usados para medir la desaceleración habían sido conectados al revés por un técnico, lo que le hizo señalar, muy molesto, que si algo puede hacerse mal, él lo hará. La ley se popularizó en la versión impersonal si algo puede salir mal, saldrá, origen de la tendencia actual de "responsabilizar" a la naturaleza de los problemas.

En realidad lo que la ley señala es que si un artefacto, como un sensor, puede conectarse de 2 maneras diferentes, una correcta y otra incorrecta, en algún momento, como errar es humano, alguien lo conectará mal. Es lo que sucedía, por ejemplo, con los primeros cables planos de conexión de disqueteras y discos rígidos, que podían conectarse al revés provocando que el dispositivo no funcionara. Un buen diseño debe impedir que se produzcan estos errores.

Algunas leyes de Murphy

  • Las tostadas siempre caen al piso del lado enmantecado.
  • Los archivos siempre se expanden hasta ocupar la totalidad del disco rígido.
  • La cola que avanza más rápido es siempre la otra.
  • Nunca haga el amor en el patio trasero. El amor es ciego, pero los vecinos no.
  • El ómnibus llega con más demora en los días de viento, lluvia y nieve.
  • La legibilidad de una fotocopia es inversamente proporcional a la importancia del documento.
  • Es imposible diseñar un dispositivo a prueba de tontos. Los tontos son demasiado astutos.

Fuentes