:''Cerrar el abismo que separa nuestras culturas es una necesidad en el sentido intelectual más abstracto así como en el más práctico. Cuando esos dos sentidos se disgregan, ninguna sociedad es ya capaz de pensar con cordura. Por consideración a la vida intelectual, por consideración a la sociedad occidental que vive precariamente rica entre los pobres, por consideración a esos pobres que no tienen por qué serlo si hay inteligencia en el mundo, estamos obligados, tanto nosotros como los norteamericanos y todo el Occidente, a mirar con ojos remozados nuestra enseñanza.'' (…) ''Y tenemos poquísimo tiempo. Tan poco que no me atrevo ni a hacer el cálculo.''
==ConclusionesValoración del trabajo==
Snow focaliza el problema del cisma entre las actividades científico-tecnológicas y las de la "cultura clásica" (literarias y artísticas) exclusivamente en las elites intelectuales de Occidente. Aunque él no lo explicita, éste es claramente un problema de valores, de las actividades que se juzgan dignas de ser practicadas por esas elites. El cisma es en realidad triple si se agrega el existente entre científicos y tecnólogos (p. 42). Los intelectuales de las humanidades valoran las actividades de tipo estético (creación de un mundo subjetivo de belleza), sea a través de la palabra (literatura), de la visión (pintura y escultura) o de la audición-emotiva (música). Los estudiosos de las ciencias las consideran el único medio válido para aproximarse a la [[verdad]] del mundo, el único apropiado para conocer la [[realidad]]. Los tecnólogos, por su parte, están más interesados en modificar el mundo en que viven mediante los productos surgidos de su ingenio sea en fábricas o en actividades profesionales como las ingenierías. Snow no indaga en las causas del cisma, sólo postula que su eliminación puede hacerse a través de la educación, aunque sin fundamentar las razones. Parece obvio, sin embargo, que es tanto un problema de buena información como de valores socialmente inculcados, cuya solución requiere no sólo de la escuela sino de todos los medios de transmisión social de información (libros, radios, televisión, y hoy especialmente de Internet), así como de las familias y de personas socialmente prestigiosas que los ensalcen y divulguen.
La situación es hoy bastante diferente en el caso de las ciencias, no porque haya mejorado el sistema educativo sino porque los especialistas están comenzando, aunque todavía lentamente y de modo excepcional, a divulgar las ideas centrales de sus disciplinas entre las personas comunes, de modo ameno, en lenguaje no especializado y evitando los farragosos análisis de evidencias y sus interpretaciones que requiere el moderno método científico. Son destacados ejemplos [http://es.wikipedia.org/wiki/Isaac_Asimov Isaac Asimov] en variados temas, [http://es.wikipedia.org/wiki/Carl_Sagan Carl Sagan] en Astronomía, [http://es.wikipedia.org/wiki/Jared_Diamond Jared Diamond] en Biología, [http://es.wikipedia.org/wiki/Stephen_Hawking Stephen Hawking] en Cosmología. El debate de fondo no está centrado hoy en si las ciencias son o no parte importante de la [[cultura]] (en el sentido antropológico del término, no en el de saber valorado por las elites), sino en si ciertos cuerpos de información deben o no ser considerados científicos (Astrología, Creacionismo, Homeopatía, Parapsicología...).
Con las tecnologías no ha sucedido algo comparable. Lo importante en este caso no es el mundo de las ideas sino el de los [[artefacto]]s. La difusión de tecnologías apropiadas para la resolución de los problemas vitales de alimentación, vestimenta, vivienda, salud, transporte y la provisión de fuentes de trabajo suficientes para costearlas, es un fenómeno muy limitado entre los pobres del planeta. En Argentina ni siquiera se ha podido llevar bien a cabo la comprensión elemental del fenómeno a través de la [[Educación Tecnológica]]. Pocos argentinos tienen más herramientas en su casa que las más elementales (destornillador, martillo, pinza) y las usan poco y con mala [[técnica]].
En la sección final Snow plantea la importancia de las actividades científico-tecnológicas para la erradicación de la pobreza mundial, pero no plantea explícitamente por qué considera importante esa tarea. ¿Es una consideración basada en la igualdad de derechos de todos los seres humanos y la obligación moral de bregar por ella? No lo dice explícitamente, aunque lo sugiere vagamente en algún lugar del texto, en el mismo lugar en que afirma que si no es Occidente el que hace rápido la Revolución Industrial en los países más pobres, ''lo harán a tiempo los países comunistas'' (p. 60). Parece tratarse, entonces, más de un problema de seguridad (preocupación central de los tiempos de la Guerra Fría en que dio la conferencia) que de un mandato moral.
En síntesis, el planteo de "las dos culturas" no se reduce a un simple desencuentro entre humanistas y científicos, sino al problema de la armonización de tres órdenes muy diferentes de la vida en pos de la finalidad ética de la mejor resolución de los problemas humanos. Tarea nada simple y de acuciante actualidad.
==Las "dos culturas" en Argentina==
En Argentina las ciencias no gozan de gran prestigio. El reconocimiento público de los científicos más importantes se hizo antes en el exterior que en el país. El ejemplo más notorio es el de los tres premios Nobel de Ciencias argentinos —[[Houssay]], [http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Federico_Leloir Leloir] y [http://es.wikipedia.org/wiki/César_Milstein Milstein]— que eran casi totalmente desconocidos para el gran público hasta el momento en que se les otorgó el galardón.
En lo que respecta a las tecnologías, su difusión está restringida a la industria y ni siquiera se ha podido llevar bien a cabo la comprensión elemental del fenómeno a través de la [[Educación Tecnológica]]. Pocos argentinos tienen más herramientas en su casa que las más elementales (destornillador, martillo, pinza) y las usan poco y con mala [[técnica]].
===Fuentes===
* Solivérez, Carlos E.; [http://cyt-ar.com.ar/cyt-ar/images/9/9b/SiNaCyT_libro.pdf ''Hacia un sistema nacional de ciencia y tecnología'']; San Carlos de Bariloche (pcia. de Río Negro); septiembre de 2009.