Diferencia entre revisiones de «Las Dos Culturas»

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'''Las Dos Culturas''' (''The Two Cultures'') es el título de una de las [http://en.wikipedia.org/wiki/Rede_Lecture conferencias Rede] que el físico y novelista inglés [http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Percy_Snow Charles Percy Snow] dio en 1959 en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). En ella planteó el problema de la incomunicación entre los humanistas y los científicos-tecnólogos, cuyos prototipos son los escritores y los físicos aplicados. El tema generó en su época un importante debate cuyos ecos todavía perduran hoy, aunque bastante desvirtuados.
 
 
 
==Introducción==
 
La "cultura" clásica, en el sentido de lo que una persona cultivada debía conocer y valorar, estuvo centrada en el conocimiento de los grandes escritores y artistas de todos los tiempos, de los cuales son sólo algunos ejemplos las obras de [http://es.wikipedia.org/wiki/Aristófanes Aristófanes], [http://es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_da_Vinci Leonardo da Vinci], [http://es.wikipedia.org/wiki/William_Shakespeare Shakespeare] en los países de habla inglesa y [http://es.wikipedia.org/wiki/Miguel_de_Cervantes Cervantes] en los de lengua castellana, [http://es.wikipedia.org/wiki/Ludwig_von_Beethoven Bethoven] , [http://es.wikipedia.org/wiki/Auguste_Rodin Rodin], [http://es.wikipedia.org/wiki/René_Descartes Descartes]. Estas obras no incluyen textos científicos especializados como las obras de [http://es.wikipedia.org/wiki/Nicolás_Copérnico Copérnico] (sistema solar heliocéntrico), [http://es.wikipedia.org/wiki/James_Clerk_Maxwell Maxwell] (ondas electromagnéticas), [http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Darwin Darwin] (Teoría de la Evolución), [http://es.wikipedia.org/wiki/ADN-B Watson y Crick] (estructura del ADN) y [http://es.wikipedia.org/wiki/Georg_Cantor Cantor] (Teoría de Conjuntos) a pesar de que en su momento revolucionaron la concepción vigente de sus disciplinas y, en algunos casos, del mundo. Estas últimas se consideraron obras sólo apropiadas para o reservadas a los especialistas en el campo correspondiente. El resultado fue que sólo intelectuales muy cultivados sabían aunque sólo fuera lo más básico de disciplinas científicas hoy crecientemente consideradas cruciales. La antinomia entre las "dos culturas" es frecuentemente presentada como una de carácter exclusivamente intelectual entre ciencias y humanidades, lo que es falso. En primer lugar la antinomia incluye también a las tecnologías, en particular a la industria. En segundo lugar, no se trata de un dilema intelectual sino de los medios eficaces para resolver los problemas sociales.
 
 
El más citado exponente del debate (aunque no su iniciador), C. P. Snow (15 de octubre de 1905-1 de julio de 1980),fue un especialista en Física Molecular proveniente de un hogar humilde, que escribió una serie de novelas cuya médula es la lucha por el poder. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo a cargo de la selección de personal científico y tecnológico para proyectos bélicos y se convirtió luego en vocero de las necesidades de la comunidad científica y tecnológica de su país ante los poderes políticos, lo que le valió el apodo de Mr. Science (Sr. [[Tecnociencia]], en la jerga de esta enciclopedia). En 1957 fue ennoblecido con el título de barón Snow por sus contribuciones a la industria y el gobierno británicos. En su doble carácter de científico y de escritor, experimentó en carne propia el divorcio entre ambos grupos de intelectuales, en su país y en Occidente en general. En su conferencia Rede, Snow relató sus propias experiencias y exploró superficialmente el origen del abismo entre la "cultura clásica" y las ciencias y tecnologías que dieron origen a la Revolución Industrial. Señaló al respecto que ''los intelectuales, en particular los escritores, son naturalmente luditas'', lo que es una alusión claramente tecnológica, no científica. Su tesis principal es que la colaboración entre los dos tipos de intelectuales es imprescindible para que los políticos puedan resolver de modo efectivo los problemas sociales. No se trataba, entonces, de una mera preocupación intelectual sino del requisito para una tarea social de índole práctica y ética de las elites gobernantes, enmarcada además en la Guerra Fría entre "Occidente", como paladín del progreso, y la Unión Soviética.
 
 
==La conferencia Rede==
 
La conferencia de Snow se origina en un texto con el mismo título originalmente publicado en la revista New Statesman el 6 de octubre de 1956. Está dividida en 4 partes, que se discuten separadamente a continuación, de las que la primera (21 de las 51 páginas) es casi la mitad (41%) del texto, la más detallada de todas.
 
 
===Las dos culturas===
 
En el transcurso de 30 años de trabajo científico en la Universidad de Cambridge, Snow tuvo la oportunidad de codearse con algunos de los más distinguidos científicos británicos de la época, como [http://es.wikipedia.org/wiki/Lawrence_Bragg Bragg] y [http://es.wikipedia.org/wiki/Ernest_Rutherford Rutherford]. De noche, luego de finalizar su jornada de trabajo, se reunía con colegas escritores para intercambiar ideas y noticias. Señala al respecto que (p. 12):
 
 
:(...) ''tenía la sensación permanente de moverme entre dos grupos comparables en inteligencia, racialmente idénticos, no muy diferentes en cuanto a origen social y con unos ingresos más o menos iguales por su trabajo, que habían dejado casi totalmente de comunicarse, y que tenían tan poco en común respecto a clima psicológico, intelectual y moral que'' (...) ''era como si hubiese cruzado un océano''.
 
 
Señala que el problema no era exclusivamente inglés, sino que (pp. 12‑13)
 
 
: (...) ''la vida intelectual de la sociedad occidental, en su conjunto, se está viendo cada vez más escindida en dos grupos polarmente opuestos. Y cuando digo vida intelectual incluyo también una parte considerable de su vida práctica'' (...)
 
 
Da como ejemplo típico justamente a los dos grupos a los que él simultáneamente pertenecía: los físicos y los escritores de ficción (p. 14), discutiendo la imagen deformada que tenían los unos de los otros. Los escritores consideraban a los científicos, como Rutherford, descomedidos y jactanciosos, ignorantes de la verdadera condición humana. Los científicos, por su parte, consideraban a los profesionales de la literatura carentes de visión de futuro, desinteresados de los problemas de sus congéneres, políticamente conservadores, perversos y obtusos, personas que reducían el arte y el pensamiento al momento existencial (p. 17‑18). Snow señala, sin embargo (hecho no valorado por críticos de sus ideas, como Briggs) que los sociólogos son un caso diferente.
 
 
Snow considera que la ''cultura'' científica lo es tanto en el sentido de la valoración de cierto tipo de saberes como en [[cultura|el antropológico de cosmovisión y forma de vida]] al tener (p. 19)
 
 
:(...) ''actitudes comunes, pautas de comportamiento comunes, supuestos básicos y maneras de ver las cosas que son propias de todos en general. Esto es de una amplitud y un arraigo sorprendentes. Domina sobre otros hábitos mentales, como los de religión, política o clase social.''
 
 
Esa uniformidad no se encuentra entre los literatos, donde ''la gama de actitudes es más amplia'' aunque todos comparten un desinterés e incomprensión total de las ciencias en general, tendiendo a ser hasta anticientíficos (p. 21).
 
 
Estas ideas de Snow no surgieron de su mera experiencia privada de contacto entre ambos grupos sino de las tareas de reclutamiento de personal hechas con otros colegas durante la Segunda Guerra Mundial. En su transcurso tuvo que entrevistar entre 30.000 y 40.000 personas, de unos 30 a 40 años, con formación científica y técnica, indagando (entre otros aspectos) lo que leían y lo que pensaban sobre lo que leían. Pocos de ellos habían terminado de leer alguna obra de Dickens (parte integral de la cultura clásica inglesa), pero todos ellos tenían una buena precisión de conceptos —inexistente en los literatos— como ''objetivo'', ''subjetivo'', ''filosofía'' y ''progresivo''. Leían pocos libros de historia, novelas (que erróneamente creían no aportaban saberes psicológicos) o poesía y prestaban poca atención a las artes, con la única excepción de la música (p. 23).
 
 
Respecto a los literatos, Snow señala que consideraban que la "cultura clásica" era toda la cultura y que ignoraban los conceptos más básicos de las ciencias naturales como el [http://es.wikipedia.org/wiki/Segundo_principio_de_la_termodinámica Segundo Principio de la Termodinámica] (tal vez no un buen ejemplo ya que es más importante y fácil de entender el [http://es.wikipedia.org/wiki/Principio_de_conservación_de_la_energ%C3%ADa Principio de Conservación de la Energía]), ignorancia de la que —además— se regodeaban (p. 24).
 
 
Snow considera que este divorcio es un grave problema —tema que desarrolla más profundamente en las dos ultimas secciones— y lo atribuye al exceso de especialización de la educación preuniversitaria (primaria y secundaria, en Argentina). Señala al respecto que la única disciplina científica que se trata con algun grado de profundidad en este nivel es la Matemática, aunque de modo muy poco satisfactorio. 
 
 
===Los intelectuales, luditas por antonomasia===
 
En esta sección, la más corta de la conferencia (7 páginas, 14% del texto), Snow propone que una de las consecuencias de la escisión, señalando que los no científicos (p. 32),
 
 
: (…) ''el resto de los intelectuales de Occidente no han intentado, deseado ni podido nunca comprender la Revolución Industrial, y mucho menos aceptarla. Los intelectuales, y especialmente los literarios, son luditas por antonomasia.''
 
 
Lo ilustra el hecho de que los principales inventos que la posibilitaron no fueron hechos por los científicos más destacados de la época en Gran Bretaña, EEUU y otros países europeos, sino por segundones o aficionados con buenas habilidades técnicas que usaron mayoritariamente el método de [[ensayo y error]]. También la reacción de escritores como [http://es.wikipedia.org/wiki/Henry_David_Thoreau Thoreau] cuyo libro ''Walden'' es una apología del retorno a la naturaleza intocada por la mano humana (p. 35). Alemania fue la excepción porque allí las universidades brindaban ya buena formación tecnológica en las décadas de 1830 y 1840, de lo que [http://es.wikipedia.org/wiki/Werner_von_Siemens Siemens] es un ejemplo (p. 34). Sólo unos pocos científicos de primera línea comprendieron tardíamente que las "ciencias aplicadas" (tecnologías) tenían un [[rol]] central en el naciente fenómeno industrial (p. 33).
 
 
Para Snow la Revolución Industrial —opinión compartida por el editor de esta enciclopedia— fue ''la mayor transformación de la sociedad, con mucho, desde el descubrimiento de la agricultura''. Para el Reino Unido, en particular, fue la fuente de una gran riqueza que benefició principalmente a los sectores más altos de la sociedad inglesa y una de las motivaciones de la conquista de la India, como mercado forzado de sus productos textiles. Snow tiene una visión optimisma e ingenua de la industrialización a la que considera ''la única esperanza para los pobres'' (p. 35). Señala en ese sentido lo siguiente (pp. 37‑38):
 
 
:''En los países desarrollados hemos podido apreciar de modo genérico y directo lo que la vieja Revolución Industrial trajo consigo. Un gran aumento de la población, porque la ciencia aplicada fue de la mano de la ciencia médica y las medidas sanitarias. Comida suficiente, por idénticas razones. Alfabetización para todos, porque una sociedad industrial no puede funcionar sin eso. Salud, alimentos, instrucción: sólo la Revolución Industrial podía haber llevado estos bienes incluso a los más pobres. Esos son beneficios básicos. También hay desventajas, naturalmente, y una de ellas es que organizar una sociedad para la industria facilita el organizarla para la guerra total. Pero los beneficios quedan. Constituyen la base de nuestra esperanza social.''
 
 
Snow no dice, sin embargo, que la riqueza estuvo muy mal distribuida y que la clase obrera británica, en particular los niños, fue sometida a condiciones de vida miserables en minas y fábricas mal iluminadas y ventiladas, viviendo en suburbios contaminados por el hollín generado por las máquinas a vapor. En cuanto a los países colonizados, en particular los africanos, la situación fue muchísimo peor.
 
 
===La revolución científica (12)===
 
 
===Ricos y pobres (11)===
 
 
==Actualidad==
 
La situación es hoy bastante diferente porque los especialistas están comenzando, aunque todavía lentamente y de modo excepcional, a divulgar las ideas centrales de sus disciplinas entre las personas comunes, de modo ameno, en lenguaje no especializado y evitando los farragosos análisis de evidencias y sus interpretaciones que requiere el moderno método científico. Son destacados ejemplos [ Isaac Asimov] en variados temas, [ Carl Sagan] en Astronomía, [ Jared Diamond] en Biología, [ Stephen Hawking] en Cosmología. El debate de fondo no está centrado hoy en si las ciencias son o no parte importante de la [[cultura]] (en el sentido antropológico del término, no en el de saber valorado por las elites), sino en si ciertos cuerpos de información deben o no ser considerados científicos (Astrología, Creacionismo, Homeopatía, Parapsicología...).
 
 
==Fuentes==
 
* Ashby, Eric; ''Technology and the Academics'', Papermacs; Australia; 1963.
 
* Briggs, Asa; ''C. P. Snow and Sir Eric Ashby on «the two cultures»: scientific and nonscientific''; Scientific American, 201; EEUU; 1959; pp. 201-206.
 
* Snow,  C. P.; ''Las dos culturas y un segundo enfoque''; Alianza Editorial; Madrid (España); 1987; ISBN 9788420616711. Traducción de Salustiano Masó.
 
 
 
[[Categoría:artes]]
 
[[Categoría:ciencias]]
 
[[Categoría:tecnologías]]
 
 
 
'''Las Dos Culturas''' (''The Two Cultures'') es el título de una de las [http://en.wikipedia.org/wiki/Rede_Lecture conferencias Rede] que el físico y novelista inglés [http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Percy_Snow Charles Percy Snow] dio en 1959 en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). En ella planteó el problema de la incomunicación entre los humanistas y los científicos-tecnólogos, cuyos prototipos son los escritores y los físicos aplicados. El tema generó en su época un importante debate cuyos ecos todavía perduran hoy, aunque bastante desvirtuados.
 
'''Las Dos Culturas''' (''The Two Cultures'') es el título de una de las [http://en.wikipedia.org/wiki/Rede_Lecture conferencias Rede] que el físico y novelista inglés [http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Percy_Snow Charles Percy Snow] dio en 1959 en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). En ella planteó el problema de la incomunicación entre los humanistas y los científicos-tecnólogos, cuyos prototipos son los escritores y los físicos aplicados. El tema generó en su época un importante debate cuyos ecos todavía perduran hoy, aunque bastante desvirtuados.
  

Revisión del 21:31 15 abr 2013

Las Dos Culturas (The Two Cultures) es el título de una de las conferencias Rede que el físico y novelista inglés Charles Percy Snow dio en 1959 en la Universidad de Cambridge (Inglaterra). En ella planteó el problema de la incomunicación entre los humanistas y los científicos-tecnólogos, cuyos prototipos son los escritores y los físicos aplicados. El tema generó en su época un importante debate cuyos ecos todavía perduran hoy, aunque bastante desvirtuados.


Introducción

La "cultura" clásica, en el sentido de lo que una persona cultivada debía conocer y valorar, estuvo centrada en el conocimiento de los grandes escritores y artistas de todos los tiempos, de los cuales son sólo algunos ejemplos las obras de Aristófanes, Leonardo da Vinci, Shakespeare en los países de habla inglesa y Cervantes en los de lengua castellana, Bethoven , Rodin, Descartes. Estas obras no incluyen textos científicos especializados como las obras de Copérnico (sistema solar heliocéntrico), Maxwell (ondas electromagnéticas), Darwin (Teoría de la Evolución), Watson y Crick (estructura del ADN) y Cantor (Teoría de Conjuntos) a pesar de que en su momento revolucionaron la concepción vigente de sus disciplinas y, en algunos casos, del mundo. Estas últimas se consideraron obras sólo apropiadas para o reservadas a los especialistas en el campo correspondiente. El resultado fue que sólo intelectuales muy cultivados sabían aunque sólo fuera lo más básico de disciplinas científicas hoy crecientemente consideradas cruciales. La antinomia entre las "dos culturas" es frecuentemente presentada como una de carácter exclusivamente intelectual entre ciencias y humanidades, lo que es falso. En primer lugar la antinomia incluye también a las tecnologías, en particular a la industria. En segundo lugar, no se trata de un dilema intelectual sino de los medios eficaces para resolver los problemas sociales.

El más citado exponente del debate (aunque no su iniciador), C. P. Snow (15 de octubre de 1905-1 de julio de 1980),fue un especialista en Física Molecular proveniente de un hogar humilde, que escribió una serie de novelas cuya médula es la lucha por el poder. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo a cargo de la selección de personal científico y tecnológico para proyectos bélicos y se convirtió luego en vocero de las necesidades de la comunidad científica y tecnológica de su país ante los poderes políticos, lo que le valió el apodo de Mr. Science (Sr. Tecnociencia, en la jerga de esta enciclopedia). En 1957 fue ennoblecido con el título de barón Snow por sus contribuciones a la industria y el gobierno británicos. En su doble carácter de científico y de escritor, experimentó en carne propia el divorcio entre ambos grupos de intelectuales, en su país y en Occidente en general. En su conferencia Rede, Snow relató sus propias experiencias y exploró superficialmente el origen del abismo entre la "cultura clásica" y las ciencias y tecnologías que dieron origen a la Revolución Industrial. Señaló al respecto que los intelectuales, en particular los escritores, son naturalmente luditas, lo que es una alusión claramente tecnológica, no científica. Su tesis principal es que la colaboración entre los dos tipos de intelectuales es imprescindible para que los políticos puedan resolver de modo efectivo los problemas sociales. No se trataba, entonces, de una mera preocupación intelectual sino del requisito para una tarea social de índole práctica y ética de las elites gobernantes, enmarcada además en la Guerra Fría entre "Occidente", como paladín del progreso, y la Unión Soviética.

La conferencia Rede

La conferencia de Snow se origina en un texto con el mismo título originalmente publicado en la revista New Statesman el 6 de octubre de 1956. Está dividida en 4 partes, que se discuten separadamente a continuación, de las que la primera (21 de las 51 páginas) es casi la mitad (41%) del texto, la más detallada de todas.

Las dos culturas

En el transcurso de 30 años de trabajo científico en la Universidad de Cambridge, Snow tuvo la oportunidad de codearse con algunos de los más distinguidos científicos británicos de la época, como Bragg y Rutherford. De noche, luego de finalizar su jornada de trabajo, se reunía con colegas escritores para intercambiar ideas y noticias. Señala al respecto que (p. 12):

(...) tenía la sensación permanente de moverme entre dos grupos comparables en inteligencia, racialmente idénticos, no muy diferentes en cuanto a origen social y con unos ingresos más o menos iguales por su trabajo, que habían dejado casi totalmente de comunicarse, y que tenían tan poco en común respecto a clima psicológico, intelectual y moral que (...) era como si hubiese cruzado un océano.

Señala que el problema no era exclusivamente inglés, sino que (pp. 12‑13)

(...) la vida intelectual de la sociedad occidental, en su conjunto, se está viendo cada vez más escindida en dos grupos polarmente opuestos. Y cuando digo vida intelectual incluyo también una parte considerable de su vida práctica (...)

Da como ejemplo típico justamente a los dos grupos a los que él simultáneamente pertenecía: los físicos y los escritores de ficción (p. 14), discutiendo la imagen deformada que tenían los unos de los otros. Los escritores consideraban a los científicos, como Rutherford, descomedidos y jactanciosos, ignorantes de la verdadera condición humana. Los científicos, por su parte, consideraban a los profesionales de la literatura carentes de visión de futuro, desinteresados de los problemas de sus congéneres, políticamente conservadores, perversos y obtusos, personas que reducían el arte y el pensamiento al momento existencial (p. 17‑18). Snow señala, sin embargo (hecho no valorado por críticos de sus ideas, como Briggs) que los sociólogos son un caso diferente.

Snow considera que la cultura científica lo es tanto en el sentido de la valoración de cierto tipo de saberes como en el antropológico de cosmovisión y forma de vida al tener (p. 19)

(...) actitudes comunes, pautas de comportamiento comunes, supuestos básicos y maneras de ver las cosas que son propias de todos en general. Esto es de una amplitud y un arraigo sorprendentes. Domina sobre otros hábitos mentales, como los de religión, política o clase social.

Esa uniformidad no se encuentra entre los literatos, donde la gama de actitudes es más amplia aunque todos comparten un desinterés e incomprensión total de las ciencias en general, tendiendo a ser hasta anticientíficos (p. 21).

Estas ideas de Snow no surgieron de su mera experiencia privada de contacto entre ambos grupos sino de las tareas de reclutamiento de personal hechas con otros colegas durante la Segunda Guerra Mundial. En su transcurso tuvo que entrevistar entre 30.000 y 40.000 personas, de unos 30 a 40 años, con formación científica y técnica, indagando (entre otros aspectos) lo que leían y lo que pensaban sobre lo que leían. Pocos de ellos habían terminado de leer alguna obra de Dickens (parte integral de la cultura clásica inglesa), pero todos ellos tenían una buena precisión de conceptos —inexistente en los literatos— como objetivo, subjetivo, filosofía y progresivo. Leían pocos libros de historia, novelas (que erróneamente creían no aportaban saberes psicológicos) o poesía y prestaban poca atención a las artes, con la única excepción de la música (p. 23).

Respecto a los literatos, Snow señala que consideraban que la "cultura clásica" era toda la cultura y que ignoraban los conceptos más básicos de las ciencias naturales como el Segundo Principio de la Termodinámica (tal vez no un buen ejemplo ya que es más importante y fácil de entender el Principio de Conservación de la Energía), ignorancia de la que —además— se regodeaban (p. 24).

Snow considera que este divorcio es un grave problema —tema que desarrolla más profundamente en las dos ultimas secciones— y lo atribuye al exceso de especialización de la educación preuniversitaria (primaria y secundaria, en Argentina). Señala al respecto que la única disciplina científica que se trata con algun grado de profundidad en este nivel es la Matemática, aunque de modo muy poco satisfactorio.

Los intelectuales, luditas por antonomasia

En esta sección, la más corta de la conferencia (7 páginas, 14% del texto), Snow discute una de las consecuencias de la escisión, señalando que los no científicos (p. 32),

(…) el resto de los intelectuales de Occidente no han intentado, deseado ni podido nunca comprender la Revolución Industrial, y mucho menos aceptarla. Los intelectuales, y especialmente los literarios, son luditas por antonomasia.

Lo ilustra el hecho de que los principales inventos que la posibilitaron no fueron hechos por los científicos más destacados de la época en Gran Bretaña, EEUU y otros países europeos, sino por segundones o aficionados con buenas habilidades técnicas que usaron mayoritariamente el método de ensayo y error. También la reacción de escritores como Thoreau cuyo libro Walden es una apología del retorno a la naturaleza intocada por la mano humana (p. 35). Alemania fue la excepción porque allí las universidades brindaban ya buena formación tecnológica en las décadas de 1830 y 1840, de lo que Siemens es un ejemplo (p. 34). Sólo unos pocos científicos de primera línea comprendieron tardíamente que las "ciencias aplicadas" (tecnologías) tenían un rol central en el naciente fenómeno industrial (p. 33).

Para Snow la Revolución Industrial —opinión compartida por el editor de esta enciclopedia— fue la mayor transformación de la sociedad, con mucho, desde el descubrimiento de la agricultura. Para el Reino Unido, en particular, fue la fuente de una gran riqueza que benefició principalmente a los sectores más altos de la sociedad inglesa y una de las motivaciones de la conquista de la India, como mercado forzado de sus productos textiles. Snow tiene una visión optimisma e ingenua de la industrialización a la que considera la única esperanza para los pobres (p. 35). Señala en ese sentido lo siguiente (pp. 37‑38):

En los países desarrollados hemos podido apreciar de modo genérico y directo lo que la vieja Revolución Industrial trajo consigo. Un gran aumento de la población, porque la ciencia aplicada fue de la mano de la ciencia médica y las medidas sanitarias. Comida suficiente, por idénticas razones. Alfabetización para todos, porque una sociedad industrial no puede funcionar sin eso. Salud, alimentos, instrucción: sólo la Revolución Industrial podía haber llevado estos bienes incluso a los más pobres. Esos son beneficios básicos. También hay desventajas, naturalmente, y una de ellas es que organizar una sociedad para la industria facilita el organizarla para la guerra total. Pero los beneficios quedan. Constituyen la base de nuestra esperanza social.

Snow no dice, sin embargo, que la riqueza estuvo muy mal distribuida y que la clase obrera británica, en particular los niños, fue sometida a condiciones de vida miserables en minas y fábricas mal iluminadas y ventiladas, viviendo en suburbios contaminados por el hollín generado por las máquinas a vapor. En cuanto a los países colonizados, en particular los africanos, la situación fue muchísimo peor.

La revolución científica (12)

Ricos y pobres (11)

Actualidad

La situación es hoy bastante diferente porque los especialistas están comenzando, aunque todavía lentamente y de modo excepcional, a divulgar las ideas centrales de sus disciplinas entre las personas comunes, de modo ameno, en lenguaje no especializado y evitando los farragosos análisis de evidencias y sus interpretaciones que requiere el moderno método científico. Son destacados ejemplos [ Isaac Asimov] en variados temas, [ Carl Sagan] en Astronomía, [ Jared Diamond] en Biología, [ Stephen Hawking] en Cosmología. El debate de fondo no está centrado hoy en si las ciencias son o no parte importante de la cultura (en el sentido antropológico del término, no en el de saber valorado por las elites), sino en si ciertos cuerpos de información deben o no ser considerados científicos (Astrología, Creacionismo, Homeopatía, Parapsicología...).

Fuentes

  • Ashby, Eric; Technology and the Academics, Papermacs; Australia; 1963.
  • Briggs, Asa; C. P. Snow and Sir Eric Ashby on «the two cultures»: scientific and nonscientific; Scientific American, 201; EEUU; 1959; pp. 201-206.
  • Snow, C. P.; Las dos culturas y un segundo enfoque; Alianza Editorial; Madrid (España); 1987; ISBN 9788420616711. Traducción de Salustiano Masó.