La gran importancia que el aprendizaje tiene en las personas prolonga la dependencia de los padres, la infancia, durante un tiempo mucho más largo que en los restantes animales. Esto favorece el comportamiento social, la actuación coordinada, la adquisición del lenguaje y la consecuente incorporación de experiencias ajenas y de complejas herencias culturales. Genera también una apego a la tradición que es el peor enemigo de las innovaciones, pero que no ha evitado continuos descubrimientos e inventos, frecuentemente mediante la mejora de inventos anteriores. El lenguaje también evolucionó hacia formas cada vez más abarcadoras, que Childe denomina ''pensamiento abstracto'' y corresponde a los ''procesos psicológicos superiores'' de [[constructivismo|Vygotsky]]. Señala, por ejemplo, que los [[aborígenes]] australianos tienen palabras diferentes para designar ''canguro macho'', ''canguro hembra'', ''canguro saltando'' y ''canguro joven'', en vez de tener un único sustantivo ''canguro'' calificado por [[rasgo]]s como ''macho'', ''hembra'', ''joven'' y [[estado]]s como ''saltando''. Esta capacidad de abstracción y especificación facilita la invención y permite crear conceptos sin contrapartida real, como el de [[número]], o designar entes invisibles a los sentidos, como la electricidad.
Al final del capítulo Childe describe las cuatro edades clásicas de los arqueólogos: las 2 Edades de Piedra (Paleolítico y Neolítico, respectivamente), la Edad de Bronce y la Edad de Hierro. Analiza allí detalladamente como cada una de ella tiene requisitos culturales muy diferentes.
En el '''Paleolítico''' las personas (Childe los denomina ''hombres'', como era la regla hasta no hace mucho tiempo)
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