Las acepciones 1‑4 corresponden a la Metafísica, las 5‑8 a la Sociología y las 9‑21 son [[instrumento]]s operativos para la representación de la [[realidad]]. La variedad de interpretaciones que Kuhn da al término le quita valor como instrumento de análisis científico. Así parece haberlo comprendido él mismo cuando reconoció su imprecisión, abandonando su uso en los últimos años de su vida (véase Gaeta).
En los medios de comunicación social se ha difundido una interpretación del término que corresponde exclusivamente a la primera interpretación, como si se eligiera por alguna razón desconocida un conjunto de postulados o creencias que originan una visión peculiar y antojadiza de algún campo de la realidad. Esto induce a la errónea creencia de que para cada disciplina científica hay una disciplina alternativa disciplinas alternativas que puede refutar la primera pueden refutarla (como la Medicina basada en las ciencias biológicas y las medicinas alternativas). Es cierto que hay teorías contradictorias en campos del saber de gran complejidad como las ciencias sociales— o de verificación imposible por su carácter irrepetible —como la Geología y la evolución biológica de las especies. Sin embargo, esto no cuestiona el fundamento común de la disciplina, que en procesos a veces graduales (los más frecuentes), a veces revolucionarios (como la Mecánica Cuántica y la Teoría de la Relatividad en Física, y la Teoría de la Evolución en Biología) reformula sus leyes o las acota cada vez con más precisión. Como señalara Bertolt Brecht, la ciencia no busca la sabiduría perpetua, sólo acotar la perduración del error.
La contribución principal de Kuhn al tema no es la mejor comprensión de los principios internos de funcionamiento de la ciencia, sobre los que no hace aportes novedosos, sino sobre la manera en que los saberes científicos son apropiados o rechazados por una sociedad. Para que algo sea considerado un saber se requiere un consenso social, una aceptación suficientemente generalizada. Cuando una teoría científica —como la rotación de la Tierra alrededor del sol o el origen de la especie humana— contradice creencias firmemente arraigadas en la generalidad de la población y defendidas por las personas que detentan el poder, no es difícil prever qué interpretación prevalecerá. Si alguien adhiere a una creencia tradicional, calificarla de ''paradigma'' no aporta nada a la mejor interpretación de los hechos ni a la evaluación de la fidelidad de su representación, sólo establece su estatus social.