Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología en Argentina

La enciclopedia de ciencias y tecnologías en Argentina

Revisión del 17:44 28 jun 2010 de Csoliverez (discusión | contribuciones) (finalidades profesionales)

Un sistema nacional de ciencia y tecnología debe precisar clara y explícitamente sus finalidades, lo que determinará su composición (instituciones y personas que lo integran), las relaciones entre sus componentes y el rol que el Estado tendrá en su desenvolvimiento. Este artículo está dedicado a la discusión de este tema, no claramente dilucidado todavía en Argentina.



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Finalidades






—¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo tomar?
Eso depende mucho de adónde quieras ir— dijo el Gato.
No me importa demasiado adónde— dijo Alicia.
Entonces no interesa que camino elijas— dijo el Gato.

               Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas.

Hay al menos 5 grandes finalidades por cuya búsqueda los seres humanos somos capaces de invertir o malgastar toda nuestra vida:

  1. la supervivencia,
  2. el bien,
  3. la verdad,
  4. la belleza,
  5. el placer.

Según cuál de estas finalidades se priorice, se obtendrá un sistema nacional de ciencia y tecnología muy diferente.

Finalidades empresarias

Eduardo N. Dvorkin, director del CINI —centro de investigación y desarrollo tecnológico del más exitoso y poderoso conglomerado industrial del país, el Grupo Techint— sostiene que (Globalización, ciencia y tecnología en la Argentina del 2000, revista Ciencia e Investigación, noviembre de 2000):

Los objetivos prioritarios a nuestro entender pueden resumirse en:
1. Educación de excelencia para cubrir necesidades de científicos e ingenieros de alta especialización.
2. Aportes a la tecnología nacional valorizables en dinero.

Una educación de excelencia es la capaz de promover la graduación de educandos dotados de suficientes destrezas para seguir desarrollando por sí mismos sus capacidades del modo más eficiente posible, sobre todo capaces de aprender de modo autónomo. Difícilmente se puede estar en desacuerdo con ésto, aunque la educación debiera también promover la capacidad de autocrítica (en Argentina el espíritu crítico usualmente se aplica sólo a los demás, no a uno mismo) y una ética social.

La alta especialización es muy valorada en empresas donde se requiere la eficiencia económica que brinda el buen cumplimiento de roles fijos en sistemas altamente estructurados, como una fábrica. Es difícil que los profesionales más creativos tenga alta especialización, y ésta no es deseable en situaciones poco estructuradas donde se requiere flexibilidad de roles. Incluso desde el punto de vista de la satisfacción personal que se encuentra en el trabajo, la rotación de puestos de trabajo puede mejorar el rendimiento individual.

Las empresas son instituciones con fines de lucro, por lo que la medición de sus resultados debe hacerse en términos de dinero. El problema surge cuando, como sucede en la mayoría de los casos (una importante excepción en Argentina es el caso Bakchellián) sólo se valoriza el dinero, usando a los empleados y al medio ambiente sólo como medios para maximizar ganancias, consumiéndolos en el proceso como si fueran bienes fungibles. Esto se manifiesta claramente en la existencia de departamentos de Recursos Humanos, como si el personal fuera sólo un insumo más del proceso de producción de bienes o de prestación de servicios. Las empresas privadas son componente esenciales de un sistema nacional de ciencia y tecnología, tanto por los bienes y servicios como por los puestos de trabajo que proveen, por lo que sus orientaciones y prácticas deben conocerse bien.

Finalidades profesionales

Son actores principales, aunque no únicos, de las ciencias y las tecnologías los profesionales que las desarrollan y las practican. Sus finalidades no pueden ser ignoradas y requieren un análisis especial, del que sólo se hará aquí un breve esbozo. La finalidad de supervivencia, mediante el trabajo generador de ingresos, es un ingrediente siempre presente. Superada la etapa de cobertura de las necesidades básicas, comienzan a predominar otras finalidades, como la búsqueda de la verdad o de la belleza o del placer. La búsqueda de la verdad, en el sentido de la mejora en la descripción o representación de la realidad, es un ingrediente esencial de las ciencias. También lo es, aunque parezca extraño, la búsqueda de la belleza. Einstein frecuentemente señaló que muchas veces se orientó en determinado sentido durante sus investigaciones porque su percepción de la belleza o armonía de las fórmulas lo llevaba hacia allí. Similares apreciaciones han hecho también muchos otros científicos, en especial los matemáticos, describiendo el placer intelectual que le generaban sus logros. Este placer difiere grandemente del placer hedonista del goce del cuerpo, de los bienes materiales o del poder que se tiene sobre otras personas, placer que la cultura argentina fomenta especialmente.

Esta última finalidad de placer se expresa en los profesionales en la búsqueda individual del prestigio que da el reconocimiento de los pares, cuya máxima expresión en el campo científico es un premio Nobel, y en el campo tecnológico una contratación muy bien paga. En ambos casos el mayor reconocimiento que un profesional argentino puede recibir provendrá del exterior. Si un zoólogo o botánico argentino encontrara una planta nativa del norte argentino que sea un eficaz repelente de la vinchuca, aunque su descubrimiento podría salvar anualmente miles de vidas de entre los casi tres millones de enfermos del mal de Chagas-Mazza, seguramente no recibiría un Nobel. Este hecho debe tenerse especialmente en cuenta en cualquier planificación de un sistema nacional de ciencia y tecnología.

Fuentes

  • Solivérez, Carlos E.; Hacia un sistema nacional de ciencia y tecnología. En Quintar, Juan & Gabetta, Carlos (compiladores); Pensar la Nación: Conferencias del Bicentenario; Edit. Le Monde Diplomatique & Capital Intelectual; Ciudad de Buenos Aires; 2010; ISBN 9789876142298 (Quintar&Gabetta PN), pp.87 ‑103.