De un increíble arrojo personal, recorrió teatros de operaciones de todo tipo. No sólo intervino en cuestiones de asesoramiento sino que muchas veces participó personalmente en operativos muy peligrosos.
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|align=center|'''''Imbecility'' Service'''
En uno de los momentos más cruciales de su historia, ante la inminencia de un colapso, desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña movilizó toda su inteligencia. Bernal fue incorporado como asesor directo de Lord Mountbatten, autoridad máxima del almirantazgo británico. En un determinado momento, para completar una de las valiosas investigaciones fundamentales para la defensa frente al arrollador avance germánico, Bernal solicitó a su jefe que se le adscribiera a un joven colaborador que había trabajado con él en la Universidad de Londres. El tiempo pasaba y el joven no llegaba... Bernal protestó y Lord Mountbatten hizo suya la protesta: reclamó enérgicamente ante el Intelligence Service, que aparecía como la instancia que se oponía inflexiblemente a la designación solicitada. Lord Mountbatten exigió razones en forma perentoria y la explicación que le dieron fue que si bien el joven investigador no tenía ninguna mancha en su legajo, desde el punto de vista de la seguridad nacional había un punto oscuro en su foja en cuanto había sido, en tiempos de paz, colaborador de un peligroso profesor comunista, J. D. Bernal.