En la sección final Snow plantea la importancia de las actividades científico-tecnológicas para la erradicación de la pobreza mundial, pero no plantea explícitamente por qué considera importante esa tarea. ¿Es una consideración basada en la igualdad de derechos de todos los seres humanos y la obligación moral de bregar por ella? No lo dice explícitamente, aunque lo sugiere vagamente en algún lugar del texto, en el mismo lugar en que afirma que si no es Occidente el que hace rápido la Revolución Industrial en los países más pobres, ''lo harán a tiempo los países comunistas'' (p. 60). Parece tratarse, entonces, más de un problema de seguridad (preocupación central de los tiempos de la Guerra Fría en que dio la conferencia) que de un mandato moral.
En síntesis, el planteo de "las dos culturas" no se reduce a un simple desencuentro entre humanistas y científicos, sino al problema de la armonización de tres órdenes muy diferentes de la vida en pos de la finalidad ética o práctica de la mejor resolución de los problemas humanos. Tarea nada simple y de acuciante actualidad.